Tuesday, January 11, 2011

Volantazo

El viernes fui a ver Hereafter (“Más allá de la vida”), de Clint Eastwood. Pero se me olvidó lo que significa meterse a una película filmada por Clint Eastwood en los últimos años. Sí, buenas actuaciones, sí, secuencias impecables, sí, intensos momentos, sí, un guión sin fugas, pero coño… todos sabemos cómo va acabar 45 minutos antes de que acabe.

Entonces todos en la sala vimos lentamente que Matt Damon se iba a reunir con el niño y con la francesa, tarde o temprano, de una forma u otra. Como dice @xosean, estaba más cantado que Amor Eterno. La música, las escenas, las pistas, todo te va diciendo: se van a reunir… a la una, se van a reunir… a las dos, se van a reunir… ¡a las tres!

¿Y qué creen? Se reunieron. *Aplausos en la sala*

Quienes nos dedicamos a contar historias, añoramos que éstas se queden el mayor tiempo posible en la memoria de quien las ve o lee. Por supuesto, no siempre resulta así, y no porque no queramos. A veces fallan las palabras, o las ideas están inconclusas, y nomás no queda.

El giro inesperado de la historia es la marca que queda para la posteridad. Como espectadores, nos fascina el ‘twist’ que sorprende, ése que no viste venir, como le dirías al agente de tránsito. La vueltecita en el guión que se ubicó siempre en tu punto ciego, que estuvo ahí escondidita, y que salió en el momento indicado para darle un vuelco definitivo a la narración. Sorpresivo, pero coherente.

Como cuando te das cuenta que Bruce Willis estuvo muerto desde el principio. O cuando resulta que Brad Pitt y Edward Norton siempre fueron la misma persona. O cuando me salen con que Vader es el padre de Luke Skywalker.

Bueno, pues pasa lo mismo con la realidad. Hay quien elige vivir una película de Clint Eastwood, y es absolutamente respetable. Yo prefiero que la mía la dirija Darren Aronofsky, o uno de esos bróders más alborotados de la mema. Que el viaje en carretera tenga cambios de rumbo, uno que otro volantazo brusco, enfrenones, y hasta vueltas en ‘u’.

Digo, para ponerle sabor a este asunto de la vida, ¿no?

5 comments:

Gallo said...

Muy de acuerdo y si ya viste el Cisne Negro de Aronofsky te va a gustar el cerrón de curva.

Anonymous said...

estoy de acuerdo en que sabes en que va a terminar, por lo menos en esta película, ya que en la del Gran Torino ni te imaginas el final.

disculpame que te haya contado el final, pero jamas pensé que no la hayas visto.

pd...espero que escribas mas seguido por aquí.

HMI

arquitecto said...

no creo que estes hablando de películas, es la vida, puedes vivirla planita y no poder reconocer ni el mejor ni el peor momento o llena de sorpresas en la que al final, el último día de tu vida, en el último minuto podrás decir: repetiría todo exactamente igual. Te arrepientes mas de lo que no haces que de lo que haces.

In phidelio said...

De acuerdo, a veces hay que dar volantazos porque, de lo contrario, la misma carretera te hace darlos. Te agradezco los minutos (varios) de plática anoche, ya nos la debíamos, tanto que tuve flashbacks.

Un abrazo siempre, desde donde estemos.

Ricardo Otero said...

Los volantazos hacen que te estrelles o que corrijas el rumbo rápidamente. Que sea lo segundo y que ese camino te lleve a donde tú quieres.