Thursday, July 31, 2008

Fatuo, petulante y megalómano

Jamás he adornado mi lugar de trabajo. A diferencia de la mayoría, considero que tener fotos de familiares, pósters de zapatería o cuadros coyoacanescos regalados por valentinas te distraen de la labor que realizas, porque la idea es que “siempre estés pensando en ellos”, cuando en verdad lo idóneo es que no pienses en ellos (o en la damisela del calendario de zapatería) y trabajes como Dios manda.

Luego de tres años y medio de peregrinaje en otras computadoras, por ahí del 2006 me asignaron un lugar propio. Y lo u.n.i.c.o. que he tenido como “adorno” desde entonces fue una impresión en vil papel bond de una frase de Thoreau, hurtada (ya lo he reconocido antes) del sitio del maestro Feben. Es la misma frase postrada en el cintillo de este su sitio.

Sin embargo, hace poco llegué a mi lugar y contiguo a la famosa papeleta, encontré el siguiente recorte:


Un close up:


Por si no se ve bien, dice: "Llaman a Briseño fatuo, petulante y megalómano". Lo primero que pensé fue que uno de mis tantos anónimos (as) que tanto me adoran (ja!) se había colado hasta lo más recóndito del búnker en el que laboro para dejarme en claro su repulsión en vivo y a todo color, muy al estilo del villano contra la Güitny Jiuston en The Bodyguard. O, de plano, a alguien de la redacción definitivamente le cagué y decidió movilizarse, manifestarse y dejármelo muy en claro con recortitos coquetos.

Creo que es un ejercicio sano caerle mal a la gente. Qué hueva me daría que todo el mundo estuviera de acuerdo con lo que digo, pienso o escribo (si fuera así, no podría protagonizar la Insoportable Necedad del Ser). En ese caso no habría mentadas, debates ni discusiones, el pan nuestro de cada uno de mis días. No concibo un mundo sin tener que convencer a alguien.

O sea, qué flojera ser Andy Mc Dowell, Morgan Freeman, Yuri, Andrea Legarreta, Tom Brady, Marco Antonio Muñiz, Gabriel García Márquez, Andrés Chitiva o Lula da Silva. Estos personajes pertenecen al conjunto de las "Moneditas de Oro". No conozco alguien al que le caigan mal los anteriores personajes. Los que no rompen un plato. Todo es perfecto, nadie les mienta la madre… no, no podría.

En un ejercicio de autocrítica, puedo decir que soy muy necio (pero muy muy necio), perfeccionista, orgullosón, aprehensivo, radical de mis ideas y descuidadote. No obstante. ¿Fatuo? ¿Petulante? ¿Megalómano? Remitámonos a la RAE:

fatuo, tua.
(Del lat. fatŭus).
1. adj. Falto de razón o de entendimiento. U. t. c. s.
2. adj. Lleno de presunción o vanidad infundada y ridícula. U. t. c. s.

Que sea necio no quiere decir que sea pendejo. Si le entro a los catorrazos verbales con alguien es porque creo tener un argumento, si no, mejor ni le hago. Además, como dice el Arquitecto, todos queremos tener la razón, la diferencia es que yo sí lo acepto. Ahora, presuntuoso no soy. Vanidoso… pues igual y un poco, aunque infundado y ridículo lo dudo mucho.

petulancia.
(Del lat. petulantĭa).
1. f. Vana y exagerada presunción.

Mismo asunto. ¿Presunción de qué? Rico no soy, no alardeo mis pertenencias porque son de lo más básico, y mi humilde hogar está constituido en un alto porcentaje de generosas donaciones. Petulante… ¡bah!

megalomanía.
(Del gr. μεγαλο-, de μέγας, grande, y μανία, locura).
1. f. Manía o delirio de grandezas.

No pss ahí sí no más no. La única grandeza que reconozco tener es la del trasero y la de la gran cabezota que me impide vestir gorras como yo quisiera.

Después de varios minutos disertando sobre el origen del desplegado en mi lugar (cabe destacar que el autor intelectual se tomó la molestia de ir a buscar el diurex correspondiente), llegó cagándose de la risa Andrés Cervantes, ejecutor del diseño y trend-setter de la redacción, para decirme: “¿Cómo ves güey?, Ta’cagado ¿no?”. Resulta que en alguna página del periódico se publicó esta cabeza contra el rector de la U.deG., creo, y pues quedaba bonito.

Ah que las hilachas, yo y mis teorías de la conspiración. Es que uno ya está tan siscado que ya ni sabe. En fin, al menos me dio algo qué postear.


Para los (as) que no salen del anonimato y le dan sabor a este blog. Son bienvenidos (as)… nada más no intenseen.

Monday, July 28, 2008

Servicio ejecutivo

Domingo 10 de la mañana y uno en proceso de recomposición física y mental después de una intensa jornada laboral sabatina. Llamada al celular de Inphi (por Dios, hoy en día, ¿quién marca a una casa?) para ponernos de acuerdo sobre la agenda dominical. No contesta y pasa al buzón.

Voz altamente femenina: Servicio ejecutivo del señor Luis Carrillo.
Chanfle II: (Individuo en constante alerta máxima de bromas telefónicas de Nabi, no contesta ante la sospecha. Mis antenitas de vinil detectan la presencia del enemigo).
VAF: Servicio ejecutivo del señor Luis Carrillo… Bueno… 
CHII: (Mantiene la estrategia. No caerá ante semejante patraña).
VAF: Diga… ¿hay alguien en la línea?...
CHII: (Ah chingá. Qué bien pensada está esa grabación. Seguro es una de esas que dejan los silencios perfectos para que te quedes hablando como idiota tú solito en el teléfono).
VAF: Bueno… ash (Cuelga).

Flashback a una conversación de algún día de la semana con Inphi. “Ai’ cuando me vayas a dejar un mensaje, le echas un ojo a lo que puse…”

Bolas Don Cuco. ¿Era una señorita de verdad? (¿de qué más podría ser pendejo?). Para desterrar las dudas, marco a la casa de Inphi (Sí, hoy en día, sólo yo marco a una casa). 

Inphi, eres un mamador mamadorzazooo, ¿qué clase de chingadera snob pseudo fresa es eso? Es mi servicio ejecutivo. Na maaaams, y ¿qué hace? Pues me toma los recados y me mandan un mensajito escrito de lo que quieren quienes me hablan y no me encuentran… o bien, me hablan si es muy urgente. Pinnnnche mamadorrrr, uta, te voy a chingar hasta que te canses de ese servicio, ¿es de Iusacell? Sí, y también puedo decirles que me manden un taxi, que me compren un boleto de equis concierto, que me reserven en el San Ángel Inn… etc. Puts, eso sí suena bueno. Y lo mejor, ¿cuánto pagarías por el servicio? (No psss si pago hasta 250 por un privado…) Como 200 varos. Pago 70 al mes. Eres una basura, y un mamador.

¿Cómo la ven? Ahora resulta que a Iusacell se le ocurrió perpetrar la resurrección del biper. Sí, porque este servicio no es más que eso, pero con más caché, más… ejecutivo. O sea, la modalidad en la que si un mortal quiere contactarte y tú no quieres contestar, pasas primero con las edecanes de San Pedro y ellas te toman el recado para que no interrumpas a Su Majestad el Mamador. Mensaje para Salvador Leal: Maestro, ¿ya te enteraste de esto? ¿lo consideraste antes de quejarte y quejarte de Iusacell?

Bueno, el caso es que para mí es una mina en bruto para bromas telefónicas. Empecé con una prueba, le dije a Inphi que no contestara. 

VAF: Servicio ejecutivo del señor Luis Carrillo.
CHII: Buenos días señorita, ¿le puedo dejar un mensaje al señor Luis Carrillo?
VAF: Sí claro, el que guste.
CHII: Oquei, dígale que habló su sastre, para preguntarle cuándo puedo pasar a dejarle los vestidos que se probó ayer, que ya están listos.
VAF: ¿Perdón?
CHII: Sí, que su sastre pregunta cuándo puedo pasar a dejarle sus vestidos.
VAF: De acuerdo, ¿algún teléfono donde lo pueda contactar?
CHII: Sí claro (tal y tal).

A los minutos me llama Inphi. Eres un mamador. No no, mamador eres tú (a priori). La bronca es que parece que las señoritas son un tanto cuanto atarantadas y no escribieron bien el mensaje. Horas después le quiero contactar y al buzón. Ahora fui su agente de viajes para avisarle que estaban listos sus boletos para Turquía. Me agarraron desprevenido. Ya aflojarará la creatividad.

¿Vieron Wall-E? ¡Estamos en la antesala de ese escenario futurista-fatalista! Nos volveremos todos gordos y estáticos ante la “buena onda” de las máquinas y servicios automátizados y luegos nos someterán sin piedad. Bueno… exageré pues, pero sí una mamada. Exijo mi derecho de dejar un mensaje por mi propio voz. ¿Por qué huevos habría de digerir una mujer, aunque tenga voz altamente femenina, mi mensaje para transmitírselo a quien yo le hablo? No me late. Es el fin de los mensajes que uno deja en la peda de la madrugada y que te hunden en la miseria cuando la damisela en pretensión lo escucha al otro día. Eso sí que no me gusta matarilerilerón. O qué me dicen los mensajes cotorros, o para los enamorados, esos mensajes llenos de melcocha (y el encargo de que antes de llegar pases por el pan).

Patadas de ahogado de Iusacell, aunque suena tentador el servicio ejecutivo. ¿Ustedes se cambiarían de compañía nada más por eso? Yo no.


Para nadie en particular.

Wednesday, July 23, 2008

No lo digo yo...

... ¡lo dice esta bolsa!


(BRING YOUR OWN BAG. THE PLANET THANKS YOU)

(Para los perdidos y desmemoriados, la siguiente misiva es a razón de este post y la sana discrepancia de mi carnal en la sección de comments y conversaciones de messenger consecuentes)

Mi estimado Carniboy,

No lo digo yo, lo dice esta bolsa ecologista que he fotografiado desde un supercillo en Toronto, una de las ciudades más conscscscscientes del mundo en cuanto a preservación de la especie se refiere. En cada esquina hay un centro de acopio de tecnología pa'desechar (carajo, y yo con 3 dvd's inservibles en el Purgas), todo el mundo usa bici, hay un tranvía y mucho mucho más. Son hartas cosas, neto mi Carni, que les autorizan al menos para hacerte dudar aunque sea tantitito. De verdad: ¡no es bueno aceptar todas las bolsas que te dan en las tiendas de autoservicio y departamentales como Sears! ¡¡¡Y menos cuando compras una mochila!!! Y sí, una bolsa puede hacer la diferencia. Intentadlo. No pasa nada. E insisto, no lo digo. Lo dice la bolsa. The planet thanks you. Si gustan, aquí están las razones de estos monos para su campaña.


Para mi estimadísimo Sergio Guzmán. Si estelarizáramos una película, sería "Una pareja de necios". O "Dos necios atacan Las Vegas". O "Dos necios y un camino". Bueno, creo que quedó claro el punto. (El presente post, así como el blog que lo aloja, son totalmente nature friendly).

Sunday, July 20, 2008

No hay mejor plan que el que no se hace

Tengo una fascinación por los viajes y planes armados de manera express y al vapor. Es un vicio que he adquirido a lo largo de los años, desde mis años universitarios, y todo es producto de un trabajo muy parecido a la milicia en cuanto a disposición se refiere (Señor, se tiene que ir mañana temprano a Tuxtla Gutiérrez a ver un partido pedorro de los Jaguares de Chiapas… ¡Señor, sí señor!). No todos (as) lo entienden, ni espero que lo hagan. Pero a quien lo hace, se junta, apoquina para esos planes y en vez de quejarse los disfruta… se le agradece.

Así, armaba viajes relámpago a Playa Paraíso, donde son especialistas en hacer nada. Están, por supuesto (y éstas son más comunes entre la gente) las escapadas nocturnas a lugares de dudosa reputación y amplia diversión. En referencias más recientes, recuerdo un viaje a Ixtapa el 31 de diciembre para regresar el 1 de enero, y la visita a Torreón, la tierra inhóspita friendly, también de entrada por salida.

Apegándome a mi esencia improvisadora (y despistada), no reparé en que el concierto de Muse a Guadalajara era ya, en corto, este pasado viernes 18. No era fan de Muse cuando vinieron a México, y en cinco sencillas lecciones con Inphi de cómo clavarte en un grupo musical, pronto me volví parte del séquito de la que es, probablemente, la banda de rock más cabrona del momento.

Había tres broncas por resolver: el boleto, el traslado y lo que llamo “el mientras”. Es decir, iría a Guadalajara a ver el concierto, pero… ¿y las demás 18 horas? El boleto, gracias a la magia atracadora de Ticketmaster, pudo ser conseguido, y hasta era obtuve uno de caché: Palcos, decía el méndigo. Ájale. El traslado, gracias a ese maravilloso invento del nuevo siglo que son los vuelos de bajo presupuesto, lo saqué en un precio irrisorio. ¿El mientras? Aquí aparece en escena un personaje llamado Fa, una diseñadora que hace sus primeros pininos en el mundo bloggero con toda devoción, y que amablemente ofreció darme una paseada por tierras tapatías.

Amarrados los tres factores de riesgo apenas en la semana previa al concierto, fuímonos a Gdl. Mis referencias de la Perla son, básicamente tres: Mural, el Men’s Club Guadalajara y Ari. Mural es un Reformitita, el Men’s Club es como el Oxxo del cielo en la Tierra y Ari es... el enigma Ari (una vida para descifrar ese tema). Es imposible no tener ideas preconcebidas de los lugares que visitas, y en Gdl una premisa rigurosa es que bajo ninguna circunstancia, NO divulgues que eres chilango a menos de que quieras terminar colgado de los huevos en una lámpara del Estadio Jalisco.

Llegué alrededor del medio día a casa de Fa. Ella y su novio Alex dont call me Pepe me llevaron de inmediato a remojarme en unas tortas tapatías. Ahí el primer dilema de la tarde: ¿Por qué en Gdl sólo las tortas ahogadas son tortas y las demás tortas son lonches? Carajo, pinche complicación. De entrada, ‘lonche’ es una palabra horripilante, superada en su espanto sólo por ‘secreter’ y ‘prepucio’. Además, según esto, la clasificación depende del pan, del ingrediente, de la temperatura, de la estación del año, del final de LOST y del clima en las Islas Faroe. En resumen, un invento remamador del jalisquillo. En sí, las tortas ahogadas son un manjar. Y descubrí además otra cosa. Así como los chilangos le ponemos verdura, incluso piña a nuestros tacos, ellos a sus tacos dorados les ponen carne. ¡Síii! O sea, pedí unos tacos de requesón y la pregunta fue ¿con carne encima? Pus póngale. Y le pusieron. Y estaban bien ricos.

Acto seguido, Fa y Alex me llevaron a La Fuente. Una pinche cantina en el centro de la ciudá con uno de los mejores ambientes que he percibido en lugares de (no tan) sano esparcimiento. Y por ambiente me refiero a los colores grises del piso y las paredes, a los cuadros de Frida mezclados con fotografías de indígenas mezclados con carteles de XX Lager de pinchemil años de antigüedad, de los aromas tan llenos de personalidad. “Pues claro, hay una coladera justo debajo de nuestra mesa”, apuntó sagazmente Alex cuando yo me arrancaba con el romanticismo. Un peculiar trío con contrabajo, trompeta y piano adornaba la acústica del lugar. En la mesa contigua una señora le lloraba a su hombre mientras éste comía una elegantes manitas de puerco, tan crudas como la realidad (jaja, ésa me gustó). Yo pedí una michelada para abrir garganta, y el mesero me interrumpió abruptamente: “No no, aquí no tenemos michelada”. Ya la cagué, reflexioné por un momento. Ah no, pus entonces tráigame una Pacífico normalita. “No no, me refiero a que aquí nada más le ponemos limón y sal, no hay salsas ni nada d’eso”. Ah pus a eso me refería, tráigame una como le llame. La segunda que me trajo, misma que pedí escarchada, tenía granos de sal más grandes que el lunar de Cindy Crawford. Totalmente disfrutables (después de la séptima mordida). Pasamos a un aceite más correoso y la plática fluyó como cuchillo en mantequilla.

Nos tuvimos que cortar porque había un concierto de por medio. Le hablé a Paco, que ya traía comitiva proMuseiana. Con ellos me fui al Auditorio Telmex (copia fotostática del Auditorio Nacional) y después de un rato de plática, me presentó como Superman. Ah chingá, pues gracias pero ¿por qué? Es que aquí en Guadalajara está el chiste de ¿en qué se parecen Superman y un chilango buena onda? No, ps no. En que ninguno de los dos existe. No supe si sentirme halagado u ofendido. Opté por la primera. 

Me metí a ver a Muse, y todo el caché de mi boleto que decía “Palco” se derrumbó cuando noté la leyenda “visión limitada”. Y sí, era limitada, aunque se solucionó parándome para ver el concierto, algo que de todos modos iba a hacer. Y Muse, carajo… Muse. No hubo sorpresas, pues este concierto me lo sé de memoria gracias a la magia de YouTube y el DVD de Wembley. Pero de que prendió, prendió y a lo grande. Eso sí, perdónenme tapa’s, pero en ambiente sí se quedan cortos con México. Igual y es el stranger’s eye, pero así lo percibí. El concierto acabó con uno de los mejores encores que he visto: Invencible-Plug in Baby-Knights of Cydonia. Unos pinches brincos casi prohibidos desde mi palco patito y la emoción a tope. Un aciertazo rotundo ir a la Perla.

Volví con Fa y Alex, que convocaron al convivio nocturno a su amiga Milu, definida por Alex como “ranchifresa”. Gran concepto. Mi idea era pegarle a las 24 horas seguidas desde mis 6AM del viernes, pero por ahí de las 2 me empecé a quebrar. A las 3 le dimos matarile para echar un coyotito antes de irme a las 6 rumbo al Aeropuerto de retache al borlote. En el avión me dormí 59 de los 60 minutos del vuelo, y otros 61 de los 65 del traslado Toluca-México. Y así como llegué, a la chamba de lleno. Claro, con la firme convicción de la siguiente premisa para viajes y aventuras: no hay mejor plan que el que no se hace. En otras palabras, let it be.


Para Fa y su enorme fe para la amistad a ciegas.

Thursday, July 17, 2008

Monumento a la creatividad

Pasaba tranquilo por las calles de la Santa Cruz Atoyac, cuando tan ingenioso local secuestró mi atención por unos instantes. Me quedé pasmado, y me deprimí un poco. Carajo, me ganaron la idea. Este mono se va a hacer millonario, y probablemente ni siquiera lo sabe. ¿Para qué hacer un centro de lavado (con tantos que ya existen en esta ciudad), si puedes poner un centro exclusivo de planchado? Pero eso es sólo el sustento. La puntilla de la genialidad está en el nombre. Jolines, ¿cómo más habría de ponerle a un centro de planchado... si no Centro de Planchado "La Plancha"?


Chingá, qué maravilla. Y la cereza en el pastel es el luchador en el logo que... ¿qué creen que hace? ¡Se está aventando una plancha desde la tercera tercera terceeeera! 

Así me cae que no hay dudas: Centro de Planchado "La Plancha" (y en el logo un luchador haciendo una plancha en un burro de planchar). Pa'que no digan que no está claro el mensaje.


Para el autor intelectual de esta belleza.

Sunday, July 13, 2008

Videos con harto significado (Parte 1 de 3)

Salón 30 de la prepa de la Universidad La Salle, correspondiente al área 3 del sexto grado. Ubicado en el último piso, desde donde los gargajos se convierten en balas cuando se arrojan al precipicio. Tercer día de clases. Sesión con la tutora del grupo. El tema: saber quién estudiará qué cuando salga de prepa. Somos cincuenta y tantos cabrones. Todos ansiosos por humillarnos los unos a los otros… y pasa lo siguiente:

A ver muchachos, alce la mano quien vaya a estudiar administración (La levantan unos veintiocho de 50). Ok, muy bien. Ahora quienes irán a economía (Unos quince tal vez). ¿Contaduría pública? (Otros tantos). A ver… mmm, ¿Actuaría? (Unos dos o tres). ¿Alguna otra carrera? (El Chanfle II, oportuno y sagaz, levanta la mano). Sí maestra (maestra, jaja)… yo voy a Comunicación.

DuuuuuuuuUUUUUUUUOOOOOOHHHHHHHHH !!!!!! Pendeeeejoooooo!!!!

Tras uno de los tres abucheos más sonoros de mi vida, la tutora, con voz entre pendejeante y aleccionadora, me indica que los especímenes que pretenden estudiar Comunicación debieron inscribirse al Salón 23, y que ése era el último día para registrar cambios. Pues allá vamos yo, mi pants guinda y mi ñoñez al Salón 23.

Entro, y de 45 miradas, 25 me miran con furia. Entre ellas, las de todos los que hoy son mis cuates del alma. Y todo porque un día en una cascarita en el Aztecañedo (la canchucha al lado de La Salle), quesque no dejé participar a Samer, uno de ellos, y entonces propagó la versión de que yo era un ojete.

En los días subsecuentes, se organizó la “Convivencia de grupo”, una de esas geniales actividades creadas por los hermanos lasallistas para “integrar a los muchachos”. Y todos, que por cierto ya estaban rebien integrados, hicieron sus respectivas retas para el fucho. A mí me tocó en el equipo de los no-integrados, o sea, the scum of the universe. Y por supuesto, los libaneses, todos juntos ellos, eran una reta. Y manchados los cabrones, empezaron a patear como el “Cuchillo” Herrera y su pandilla. Me ardí, me sentí miembro de la Patrulla Salvadora, y se las hice de pedo. Cerca estuvo. Obtuvo un beneficio, ¡perfecto! Ahora ya pertenecía. Sí, pero al grupo de idiotas al que le querían partir la madre los libaneses.

Un par de semanas después, a alguien se le ocurre reordenar las bancas por apellido. Entonces pegado a la puerta quedó Albarrán, luego Alba, después Azar Cecin Nabil Antonio…. y así sucesivamente. Yo, Briseño, quedé justo al ladito de este último, uno de los lidercetes del movimiento proliberación de Palestina, poseedor de los bíceps más desarrollados del sexto año y portador de todas las ganas acumuladas para mandarme al callejón de los chingadazos.

Y obvio, nada bruto, quise llegarle por el lado de siempre antes de que empezara a cargarme calor. Fue algo así: ¿Azar… verdad? ¿Libanés? (No pendejo, boliviano seguramente). Sí sí… ¿tú Said verdad? ¿Vas al club? Sí…

Y así empezó todo. Nabi y yo empezamos a cuadernear. Y me integró poco a poco. Me dejé de juntar con el resto del mundo (o sea, con el primer pendejo que estuviera solo en los descansos), y empecé a ser uno más de los libaneses. Con Nabi nació un vínculo especial. Adelantado considerablemente en cuestiones de damas (y yo un rotundo pepino), me instruyó sobre algunos puntos básicos que hoy sigo aplicando y siguen funcionando. Salimos de La Salle y vino la universidad. En un verano nos fuimos a trabajar de meseros y fue una vacilada de lo peor. Otro día conocimos a dos viejas en el Cluv. Yo me besé con una y no la volví a ver. Él se besó con la otra al día siguiente y hoy lleva más de 7 años con ella. Costales de chistes con millones de pendejadas han sido vaciadas desde aquel ya muy, muy lejano 1999. Y yo lo sigo recordando al puritito detalle.

Y bueno, ustedes dirán, ¿qué tiene que ver esto con el título del blog? Pues nada realmente, sólo que Nabi (constante lector de u.n.i.c.o.) me mandó un video del que me cagué de risa, y que creo que es un buen pretexto para decirle lo mucho que lo quiero y lo importante que ha sido en mi vida. Salud Capi.

Ah… y aquí está el video por si lo quieren ver (hecho para simplotes como su servidor). Está bien cagado.



Para Thalía, bella intérprete de esta pista.

Saturday, July 12, 2008

Campaña nacional contra el ¿Qué pachó?

Hay cosas que me cagan, que me sofocan, que me hacen perder los estribos. Cosas que al verlas o escucharlas se traducen como un pellizco a mi hígado con salsa Valentina entre los dedos. Eventos, palabras o detalles que simplemente me causan repulsión y no hay cómo evitarlo. Repito, y más sencillo: cosas que me cagan.

Y una de ellas, sin lugar a dudas, es el tradicionalísimo '¿Qué pachó? Agggghhhhh... tan solo de escribirlo se me revuelven las gónadas. ¿Por qué? ¿Porqué decirlo? ¿Por qué distorsionar el lenguaje por una frase tan sin sentido, tan irritante, tan majadera en términos de acústica? Ni siquiera pretende nada, ni ser chistoso. Qué desperdicio. Estando el ¿Qué pasión?, el ¿Qué Pachuca por Toluca?, el ¿Qué pasitos tan cortitos con tamaños zapatotes?... ¿Qué pachó? Na mams.

A propósito del multicitado nombre 'News Divine', apunta el maestro Dehesa que los mexicanos no tenemos límite a la hora de mostrar nuestra huérfana naquería. Y aquí embona de poca madre. Pots, es que me imagino precisamente al cadenero del Niusdavain chocando las manitas de los asistentes a dicha guarida y soltando '¿Qué pachó?'s al por mayor. Regalándolos como si fueran bendiciones. Una playera del PRI por cada tres ¿Qué pachó?'s. Me lleva.

Esto es a propósito de que hoy entré a los vestidores del gimnasio, y justo apareció un monigote con las siguientes líneas: ¿Qué pachó? (Carajo, y al enunciarla se contorsiona hacia atrás como pretendiendo destilar estilo...) ¿cómo estás? Ah qué bueno, ¿todo bien? a ver, pásame a tu mamá (Le pasan a su mamá) ¿Que pachiióoooo? (Aaaaayayayay, con todo y si 'i' intermedia y la 'o' bien prolongadita, pa'que suene naco naco y no mamadas...

Por ello, hoy los conmino lectores míos, a erradicar por completo de nuestro idioma la presencia de tan najayota frase, y nos enfoquemos a encontrar distorsiones que vengan al caso y que no causen bilis a vuestros coescuchas. La cosa bonita, vaya.

Ah, y seguro no va a faltar el chistosito que tenga intenciones de poner un ¿Que pachó? en la sección de comments, y de botármelo al messenger en cuanto me conecte. Pero como es inevitable, espero, al menos, dejarlo como el tipo (a) más previsible de la blogósfera con este pequeño apartado.

He dicho.


Para que a la RAE ni se le ocurra...

Wednesday, July 09, 2008

Morir de amor

Fue un eventazo, redondo, maquecosa. Lo u.n.i.c.o. que no entiendo es porque a mi madre y al Vanilla les encanta esa rola de Morir de Amor. Es un auténtico aullido de mapache, pero les fascina (dudo que los mapaches aullen, pero si lo hicieran, a eso sonaría). Y bueno, tan les vale que la bailaron como su rola de novios. Previo a la guarapeta, se tomaron la del recuerdo con los nenes. Como verán mi hermano maneja el cachete Cabach pach, el Vanilla el bigote lucidor, mi jefa la pestaña de ventilador, y yo... pues la barba de oro, barba de siempre (y el traje que ya parece que me lo prestó Clavillazo, jaja).



Para la feliz pareja, que derrama más miel que Winnie Puh en un bufet después de no comer una semana.

Wednesday, July 02, 2008

RIP 55 43 49 22 RIP

Era tan distintivo de mi casa como los sillones tapizados por mi abuelo y las bomboneras rosas moldeadas por la abuela que si tuvieran boca te escupirían de lo groseras que están. Fácil de aprender, o mejor dicho, difícil de olvidar. Pero ya estuvo, se esfumó, babai.

En la era pre celular, el 55 43 49 22 fue el teléfono que dí a tantas y tantas personas. Cuando todavía aplicaba el 'Hola, buenas tardes señora, ¿me podría comunicar con Miguel Angel?... Gracias señora, gusto en saludarla'. Ahí llamaban. Todavía me tocaron años en los que era 5 43 49 22. A mi mamá le tocó que fuera 43 49 22 (de ahí su desagradable costumbre de dar así los números telefónicos en una época en la que ya había uno o dos dígitos más, así que había que cuestionarle si era con 5 o 6, y luego si con 55 o 66 o cualquier otro número que empezara con 8 por los mamadores de Axtel).

Y ahora, por culpa de unos pinches delincuentes de mierda, el número tuvo que ser cancelado para dar paso a otro desconocido. Quién sabe si estará bonito. El otro acababa con 22, dos patitos, dos '2', qué maravilla, chingao.

¿Qué tal si nos toca un 57 96 31 29? ¡Puta madre, nadie se lo va a aprender! O un 58 96 39 77 ¡Carajo, cero cool!

En fin. Mientras, Réquiem por el 55 43 49 22. Digamos que son my very own LOST numbers. Snif snif.


Para los hijos de mil putas que provocaron esta desgracia. La porra los saluda: CHINGUEN A SU MADRE.