Wednesday, November 28, 2007

Saludo de gimnasio

Si ya anteriormente había enunciado mi repulsión por la gente que saluda a huevo, hoy quiero hacer mención a una sub-especie aún más detestable: el saludo de gimnasio.

Y dice así:

Sujeto 1: ¡Hola! (1), ¿cómo estamos? (2)
Sujeto 2: Bien bien, ¿tú? (3)
S1: Bien bien, acá andamos (4).
S2: Me parece perfecto... (5)
S1: ¿Qué? ¿A darle? (6)
S2: Exactooooo (7), ¿tú?
S1: No, pues ya estuvo, al bañito.
S2: Venga, pues, provechito (8).
S1: Hecho, saludos (9).
S2: Iguaaaaaaal....

N. de la R.:
(1) Nótese el entusiasmo.
(2) Nótese que, por supuesto, no se sabe el nombre de quien saluda...
(3) ... y viceversa.
(4) Sí, pus si no dónde.
(5) Sí, pus si no cómo.
(6) Especifico, darle puede ser pesas, alberca, aerobics, pilates, yoga, origami o cualquier otra actividad que se imparta en el gimnasio.
(7) Es imprescindible el alargue para denotar alegría.
(8) ¿Provechito? Si de por sí el 'provecho' es un formalismo y 'provechito' es disgusting... 'provechito' en el gimnasio es lo peor de lo peor.
(9) Chingá, ¿pues no estoy saludándote precisamente?

Por lo que más queramos, evitemos este tipo de (pseudo)saludos que no tienen sentido y sólo quitan valiosos... 15 segundos de nuestras vidas. Si me topan en un gimnasio, ya saben.

Atte. LA GERENCIA


Para quienes saludan de corazón cuando saludan. Con abrazo y toda la cosa. Eso es vida.

Monday, November 26, 2007

¡Suya, suya!

El 'Perro' Bermúdez debe estar rankeado entre los cinco mexicanos más saludados de la historia. En los otros puestos (su)pongo al Cura Hidalgo (mira que empezar el desmadre de Independencia...), Juan Gabriel, Cuauhtémoc (el emperador, no Blanco), Alex Lora y aunque me duela, AMLO (tres saludos por una despensa).

Porque si la gente disfruta saludar, fotografiar y ser autografiados por sus ídolos, con el Perro sucede algo más. Yo no sé que tiene, pero como que es cool saludar el Perro. Y el Perro se deja querer. En algunas coberturas a las que he ido, me ha tocado ver cómo el Perro tiene imán con la gente que se le abalanza de inmediato. Pareciera que todos le pueden arrebatar un poquito de su codiciada fama con sólo tocarlo. Tal vez es el look de genio de Aladino cruzado con Hulk Hogan rapado, tal vez es el tono de voz digno de comercial de Marlboro, tal vez son los 6,098 apodos que ha puesto a futbolistas (el 87% por ciento de ellos, completamente tontos y simplones... de ahí que tengan pegue), tal vez todo lo anterior junto.

Mi relación con el Perro es de escasa a nula. La primera vez que lo vi fui a finales de los 90 en el baño del Buddah Bar, donde estaba acompañado de dos frondosas damiselas. Luego hemos coincidido alguna vez en asignaturas periodísticas, pero dudo que de mí se acuerde en particular. En cuanto a su chamba, en primera instancia siempre digo que es insoportable, pero inevitablemente termino cagándome de risa y en el peor de los casos, imitándolo. Alguna vez en la Universidad nos preguntaron cuál era la habilidad u.n.i.c.a. que teníamos, o bien, qué era lo que podíamos hacer mejor que nadie. No me acuerdo qué dije, pero hoy presumiría mi capacidad de imitar voces. No es innato, necesito practicarlo, pero con el tiempo logro mimetizarlas (después de horas de ejercicios estúpidos en mi cuarto). Y el Perro es una de mis favoritas.

Hoy, acoto, viví una de esas horas de comida en las que me reí más de lo que comí (y eso es mucho decir con dos flautas, dos quecas, dos de carnitas y un chesco). Varios temas se asomaron en la agenda pendiente con Inphi, y cuando nos ataca la simpleza, no nos suelta (varios de ustedes estaban incluidos, así que ni pregunten). Pues ya de camino al peri(ódico, no férico), en un rápido vistazo al retrovisor como a 80 metros de distancia, Inphi detectó la presencia del enemigo. Guey, aistá el Perro. No mames (siempre suelo decir eso cuando alguien detecta la presencia de un famoso o de un enemigo). No mames, sí es el Perro. A ver, frénate.

Resulta que efectivamente, montado en un Jaguar X3100FUFUFU, aistaba el Perro. Y a mí que me fascina saludar a los famosos... ¡imagínense saludar al Perro! Una vez que nos constatamos de su autenticidad (casi nos muerde), entablé la siguiente conversación de coche a coche:

- ¡Perro!
- ¿Qué pasó cómo estás?
- ¡Bien Perro!, saludos...
- Gusto en saludarte broder
- Sale, igual carnal...

Fin de la plática y que se arranca. Yo qué sé si se acordó de mí en alguna cobertura, o si me contestó por cortesía, o si me supuso uno de tantos y tantos individuos que siempre quieren tocarlo. El caso es que hoy, a las 16:02 hrs., me siento más cool después de saludarlo (sí, yo también).


Para poner punto y aparte. ¿Ya estuvo, no?

Saturday, November 24, 2007

Wow

Wowowowow. Tranquilos(as) caray, estamos chupando a gusto...

Friday, November 23, 2007

Manuel Mijares

Para entender la personalidad de un país (o incluso de cada ciudad de ese país), no hay nada mejor que leer sus periódicos. Superados brutalmente por el poder de la tele, los diarios son el mandilón en el matrimonio con sus lectores con tal de que, como dice EL, sus páginas no cobren más importancia como envoltura de sandías que como unidad informativa o influencia social. Más que ningún otro medio, creo yo, están esclavizados al ‘¿Que qué quieres mi vida? ¿Fotitos de Fabiruchis? ¿Pero no quieres saber porqué estamos verdaderamente jodid…? Ok mi amor, ahí está Fabiruchis, y en grande, pero no te enojes…’.

Entonces, por poner un ejemplo, tenemos a los ingleses tragándose diario las fotos de Henry vestido de nazi, Henry en el partido de la selección inglesa, Henry en el mundial de rugby, Henry comiendo camote, la novia de Henry deprimida porque Henry come camote. Y aunque pasan cosas más importantes (y sus reporteros y columnistas las plantean con absoluta brilantez), las portadas de los periódicos más vendidos de Inglaterra son y serán para Henry. O bien, para Willy, Charly, Fergie, mi tía Isabel, y por supuesto, para la inolvidable Leididi.

Pero a pesar de esta viciada relación, los periódicos tienen (tenemos), eventualmente, la oportunidad de decir cosas interesantes. Así, en una edición del diario As encontré una columna de un periodista inglés encargado de plasmar en letras la tortura que significa para los españoles que cada vez más jugadores y técnicos de su país se vayan para Inglaterra. El artículo hablaba sobre Juande Ramos (Pronunciación en inglés: One Day Ramous), el técnico ibérico más exitoso en los últimos dos años, y su partida del Sevilla al Tottenham por chingomil millones de libras esterlinas (tipo de cambio al 23 de noviembre, 1 pound x 22.78 pesos, nice).

Acomedido (odio esa palabra), el columnista le explicaba a Ramos que antes que nada debía entender que a diferencia de España, donde el deporte nacional es estar inconforme, en Inglaterra el deporte nacional es estar borracho, por lo cual ese factor lo debía tener presente en cada una de sus decisiones. 

Me rayó la comparación. Ahora entiendo porqué sentimos tanta empatía con España. Si a ellos les encanta estar inconformes, a nosotros nos fascina quejarnos todo el pinche tiempo. Si estuviéramos en una familia, los gringos serían el papá viudo, nosotros el hijo rebelde y los españoles como el primo hermano que hace años llegó jodídisimo a la casa pero le chingó, le estudió, lo trabajó, y ahora está de poca madre y nosotros seguimos jodidos (Los ingleses serían el amigo rico del primo hermano).

¿Por qué? ¿Por qué nos quejamos de todo? ¿Por qué nos importan más las formas que el fondo? ¿Por qué nos pasamos criticando todo un sexenio las faramallas de Martita y ahora llega una Primera Dama discreta y la acribillamos por ‘no tener personalidad’ (remarco las comillas)? ¿Por qué criticamos a Calderón por estar en Tabasco ‘posando’, ‘quesque haciendo que ayuda’… y si no hubiera ido, por qué lo criticaríamos por no ir a ‘ensuciarse las manos’? ¿Por qué hay gente que se da golpes de pecho porque nuestro presidente quiere ‘vender PEMEX al extranjero’, y mientras, la tecnología de dicha empresa permanece tan arcaica que los incendios están a la orden del día? ¿Por qué, coño, por qué?

Ya ni hablar del futbol. Ningún otro deporte está sometido tanto a juicio por su expresión estética (Markarián dixit), y menos como en México. Ya lo sacó REFORMA en una encuesta. A los aficionados les importa más el espectáculo que brinde su equipo, que el triunfo que puede obtener. Forma sobre fondo, siempre de los siempres. Pero eso sí, si no ganas, también te tundimos, y para muestra ahí está el Tri. Cuando se gana, que no se jugó bonito. Cuando se juega bonito, que no se gana (génesis del ganamos como nunca, perdimos como siempre).

No se puede tener todo en esta vida, y los mexicanos no lo entendemos. La Liga Premier es la más chingona del mundo, pero Inglaterra no va a la Euro. Nadie pela el Calcio, pero Italia es campeón del orbe. ¿Y nosotros, qué queremos? Porque no tenemos ni una ni otra. Pero eso sí, ya lo dijo Molotov…

Yo por eso me quejo y me quejo (porque aquí es donde vivimos, y, por lo general, en muchas cosas seguimos siendo unos pendejos).


Para… no sé… ah, ya. Para amarnos máaaaaas nos juramos juuuuuntos que aunque la vida pase…

Friday, November 16, 2007

Espanglish

Las vacaciones son el verdadero Año Nuevo. La verdad es que no encuentro mucho chiste en festejar la transición de diciembre a enero con júbilo y entusiasmo, como si fuera un evento excepcional, cuando lo u.n.i.c.o. que implica es el cambio del calendario de las Tropicosas por el de la Zapatería ‘El Caldufo’. Las uvitas, las escobas, las maletas, la champaña y el jelengue éste de las estrellas de Televisa apareciendo en el ’10, 9, 8, 7…’ me parecen un conjunto de mafufadas tamaño jumbo. Ahora, que me parezca mafufo no quiere decir que no le entre (de hecho soy de los que organiza el bailongo). Pero el punto aquí no es mentar madres del Año Nuevo, sino explicar que la verdadera renovación de votos personales, al menos en mi caso, llega en las vacaciones.

El ritual dura meses e incluye la elección del lugar, el acompañante, el modus operandi, el permiso en el trabajo y el cálculo del presupuesto. Y hasta ahora, nunca de los nuncas me ha fallado. Siempre me la he pasado a lo grande. He descubierto países, ciudades, eventos, personajes, emociones, y lo mejor todo, vuelvo a la vida cotidiana recargado… aunque a veces tarde muy poco en embonar de nuez en la era del estreñimiento.

En este 2007, la idea inicial fue un viaje grupal a España, pero por cuestiones de presupuesto sólo HMI, amo del baile improvisado, experto en relaciones públicas y hermano de mi alma, decidió embarcarse en la aventura conmigo. Como compartimos la pasión por el futbol y el gasto aventurado sin importar la cicatrización, armamos el trayecto en el modo de turismo futbolero. Es decir, recorriendo ciudades interesantes de acuerdo a partidos atractivos celebrados en ellas.

Así, el calendario pambolero español nos llevó a Sevilla, Barcelona y Madrid. Y en un arranque de tripas, la súbita aparición de una agencia de viajes en Barcelona nos llevó también, inesperadamente, a Londres. Ahí el teatro sustituyó al futbol y nadie cantó ni gritó gol, pero no por eso bajó el standard emocional de la travesía.

Fueron cuatro ciudades en 14 días, pero pareció ser mucho más tiempo. Misteriosamente, desapareció esa regla del ‘cuando te la pasas bien se te va en chinga’. El recorrido estuvo deluxe y los días se fueron lentos, cadenciosos, disfrutables. Yo en mi papel de guía turístico-espiritual (el regreso de Lord Gandhi), y el Chad en el de esponja atmosférica, siempre dispuesto a moverse con el viento sugerido. Él, con el pincel del humor desenvainado. Yo, con la simpleza exponenciada. A eso súmenle el factor ‘me vale madres todo, aquí nadie me conoce’, y el resultado es un debraie exploratorio de altos alcances.

Como dice Polo Polo (Cuquita, op. cit.): chingue su madre el dinero, lo que importa son los amigos, ganar corazones. Con esa filosofía, y con el afán de no hacer un kilométrico chorizo de nuestras sacrosantas vacaciones, extiendo de manera puntual una minuta (para quien guste, seguro) del Espanglish Journey:

- El futbol en Europa es, valga lo explícito de la expresión, otro pinche pedo: la gente canta, se involucra, llena los estadios de todas, casi todas. En este rubro el Sánchez Pizjuán (se pronuncia Pihjuá) de Sevilla se lleva las palmas. Aquello fue un bacanal (claro, jugaban contra el Madrid). Nunca había visto en mi vida a tanta gente cantar con tal fervor en un estadio de futbol. HMI se convirtió en andaluz por 90 minutos y a mí se me quemaban las habas por unírmeles. Me dejé llevar, pero en quedito. Dos del Sevilla, naranjas pa’l Madrid. En Barcelona, dos para los culé(ros), nanais para el Rangers de Escocia (pero bueno, suficiente tuvieron con destrozar la ciudad con cerveza y su traducción digestiva). Otros dos grititos para el Chad. Pero vino el Bernabéu y ahí una genial remontada del merenguismo con una noche genial de Robinho. Y cuatro golecitos de un jalón para un servidor, además de mentadas de madre en vivo y en directo a Güiza, usurpador del festejo del Temo. Viva el futbol, viva el turismo futbolero.

- Si algo le tengo que reconocer a Timbiriche es que entre tanta música desechable tienen una premisa muy cierta: cantando, la vida es mejor cantando. HMI y yo lo comprobamos en cada calle, entonando bellas melodías de Marrano y Molotov. Ahora, en el repertorio familiar, apareció una versión del ‘Di porqué, dime abuelita’ detonada por los músicos experimentales en los espacios subterráneos de Barcelona, Madrid y Londres. HMI descubrió en mí al tenor del inframundo, así como mi verdadera vocación: componer musicales (ya planeamos la precuela del Señor de los Anillos, con HMI en el papel de Saruman de joven y sin barba... ni bigote, jaja). Entre notas altas, vibratos y gritatos, la música rigió nuestros pasos. Bendita sea. Y shot masaje.

- Y sí, efectivamente: me encanta el teatro, y me rayan los pinches musicales. Ergo, la idea de The Lord of the Rings en West End me intrigó desde el folleto. ¿Cómo meter 3 millones de cabrones digitales en un escenario de 10 x 15? Vayan a Londres y véanlo, neto no mames. Una onda acá como entre Cats, José El Soñador y el Diluvio que Viene, pero con más misticismo. Eso sí, me cae que yo haría mejor el papel de Aragorn. Al de la obra me cae que sí lo sacaron de su bosque (de Aragorn, claro).

- Si alguien hubiera escuchado las conversaciones entre Hadi y yo, una de dos: o nos tachan de pendejos, o no nos entienden. O mejor dicho, las dos. Este viaje sirvió para ampliar mi espectro lingüístico. Ya sé, ya sé, es muy local y pocos (o nadie) le van a capizcar, pero os presento los siguientes conceptos (por orden alfabético): Barbados Nassau, botiga del Barsa, Caca Cola (o Kola Loka), escocés en Barcelona, guapito, José María LaFragua, mamador (su confirmación) y tren suburbano, entre otros (Los conceptos aquí mencionados no aluden a su definición literal. Derechos reservados).

- Consejo de papá: no tomen nada en Madrid que no sea cerveza o que no vean que se los destapan en su jeta. De lo contrario, se los advierto, terminarán robándose los lentes de alguien más para bailar solos en un pista (aunque jamás hayan usado gafas) o tirarán chupes carísimos en la calle, o malacopearán como nunca, o crudearán de lo peor. Ahí está el consejo, luego no digan (Cualquier coincidencia con lo vivido en este viaje es mera coincidencia).

- Siempre de los siempres diremos que las viejas en Ciudad Blá están de nomames, mucho mejor que en México. Y casi nunca será verdad, porque en todos lados hay guapas y feas (y muy guapas y muy feas). Pero en Sevilla, en Sevilla SÍ, DE VERDAD, SIN EXAGERAR, ESTÁN DE NOMAMES. En un descuido me les voy para allá y pongo mis huesitos a su disposición. Igual y estoy exagerando pero… no, ni madres. Denomames.

- Por último, otro consejo: si deciden viajar con alguien elijan a quien más confianza le tengan. El éxito estará garantizado de principio a fin. Y la plática nunca se acaba. Y si se acaba, siempre podrán cantar. En voz alta y sin pena. Y hasta pedir dinero por ello. Y hacerse millonarios... bueno, eso no, pero sí extremadamente felices.


Con todo el cariño, para HMI y su espectacular compañía.