Monday, January 28, 2008

AFIF (1927-2008)

¿Sabes qué soñé ayer? ¿Qué abuelo? Soñé que me llevabas al Grano de Oro (un restaurante de carnitas) y que pedías por kilo, y que estaban todos mis nietos, y que comíamos muchos tacos de buche, maciza, cuerito… Oye abuelo, ¿cómo ves si la próxima semana vengo por ti y vamos a comer carnitas? ¿Mañana? No abuelo, el miércoles. Ok, ta bueno.

Esa fue la última conversación coherente que tuve con mi abuelo, Afif Said Díaz de la Vega. Llegó el miércoles siguiente, y para entonces traía tres días de huelga de hambre. Cero alimento, cero. Por lo mismo, no podía ni pudo moverse. Pesaba, a lo mucho, 40 kilos. Consecuencia fatal de años y años de olvidarse del amor, principalmente, del que uno se debe a sí mismo. A sus 80 años, los u.n.i.c.o. que quería era irse, porque no soportaba ver el espejo y sólo encontrar los vestigios del galán que algún día fue. 

Mi abuelo era un hombre increíblemente fuerte. Los últimos años de su vida los dedicó a destruirse y aguantó horas extra. Dejó de comer, no dejó de fumar, bebió, y aún así ahí seguía, postrado en su cama viendo las horas pasar, inundado en su cuarto con olor a viejo, renuente a que mi abuela abriera la ventana para que le esencia se despejara. Las fotos de sus años mozos muestran a un tipo con piernas de popote y torso de marinero. Un rrrrropero, como él decía.

Afif hizo mucho bien y mucho mal. Su legado es digno de aprendizaje, pero también de reflexión y estudio psicológico. Sin mayor enfermedad que la vanidad, se empeñó en dejarse ir, en mutilarse hasta la saciedad, y en el camino, arrastrar a quien se dejara manipular por la estúpida maquinaria del sufrimiento, su arma más poderosa para bien y para mal.

Me rehuso a hablar de mi abuelo como si hubiera sido un tipo intachable, como casi siempre sucede con los muertos. Prefiero escribir de él en su justa dimensión, tan caprichoso como generoso. Gracias a él, Virgencita mi muchacha tuvo un sustento, y su hija, y sus nietas, y su sobrino. Gracias a él, mi hermano y yo tuvimos techo y alimento en nuestra adolescencia, además de un ejemplo de encanto, perserverancia y valores. El precio fue alto, pues Afif era un tipo agresivo, terco y malencarado, con ksssmac en la boca (su gran herencia). Así lo sabíamos y así lo queríamos.

Ya lo agarramos en su recta final. A mí todavía me tocó el epílogo de su plenitud. Me llevaba al sótano de Plaza Universidad a correr cochecitos de control remoto, me compraba ropa, y de salida, hamburguesa de McDonalds. Lo más emocionante era el camino, pues se abalanzaba contra los autos mientras me narraba como si fuera una carrera de F1. Y aquí viene el Ferrari rojo placas 152 CTM (era un Corsar), rebasando a una señora con nariz de muégano, que se le ve el sporopofornico (risas en cascada)… Y el piloto del Ferrari es… ¡Miguel Angel!

A pesar de que yo lo gocé más, mi hermano era su adoración. Hecho a su imagen y semejanza. Tan catrín y mamón y castigador y vacilador como él. Eran igualitos. Física y emocionalmente. Mi abuelo odiaba que le tocaran el pelo (gran parte de su vida usó peluquín). Se tardaba horas arreglándose, pero valían la pena. Impecable siempre de los siempres. Traje hasta para ir a la farmacia de la esquina. Cada vez que sacaba el dinero, tenía un fajo gordísimo. Y cuando no tenía, cambiaba un billete con tal de tener varios y que se viera más choncho el montecito. Blofista a muerte, bromista de corazón. Fue mi primer influencia para las guasas telefónicas. Un tipo dedicado en cuerpo y alma a la ganancia económica y al gasto inmediato del mismo. La verdad es que nunca tuvo mucho dinero… pero quien lo conoció juraría que era millonario. Un Hugh Heffner cualquiera, pero sin conejitas.

Un día rumbo al Libanés, un tipo se nos cerró y nos amenazó con pistola. Yo, como de 7 años, estaba cagado. ¡Eres un cobarde, un cobarde!, le gritaba mi abuelo. Después volteó y me dijo, mientras yo esté contigo, nunca te pasará nada. Y no me pasó, aunque al final yo lo cuidaba más que él a mí, claro. 

La última vez que lo ví (vivo), le puse la mano en la frente (ya sin pelo, porque de lo contrario me hubiera matado), le sonreí, y le dije Adiós Abuelo. Pasaron tres días y después murió. Le dije todo, lo bueno y lo malo, las gracias y las mentadas. No me arrepiento de nada de lo que le dije. Me hubiera gustado que no se fuera tan jodido, tan abatido por su desidia, tan cansado de su vejez. Eso no quiere decir que no lo extrañe, apenas a unas horas de su partida. Se me antojan unos huevos con semec como los que preparaba, quiero aprender más árabe del que me enseñó, escuchar una vez más el chiste del jotito que le aventó un perfumito, de su sueño en el que lo remitían a la delegación (era otro chiste). 

Y por supuesto, hacerle realidad ese en el que lo llevaba a comer carnitas.

Sin duda Abuelo, te vamos a extrañar.

Saturday, January 26, 2008

Sistema de cosas

Sábado, 10:40 am. Ojos de regalo y pelo de arbusto mal cortado. Voy cerrando mi garage y a media distancia veo una tropita de gente bien vestida. ¿En sábado? Sospecho lo peor. Dejan sus cosas en una repisita que hay en la entrada del edificio, y antes de tocar un timbre, me fichan. Y yo en el ánimo estoyjetón-nomeesténchingando.

Toma la iniciativa una señora de falda gitanona y cara de Astrid Hadad. Mirada perdidona, y pues yo no le huyo. La conversación fue más o menos así:

Falsa Astrid Hadad: Buenos días.
Chanfle II: Buenos.
FAH: ¿Cómo está hoy? (NdelaR: No siempre, sólo hoy).
CHII: Bien.
FAH: Oiga, a ver, ¿qué opina de este sistema de cosas?
CHII: ¿Qué?
FAH: Sí, ¿qué opina del sistema de cosas que hay ahorita?
(Este es el momento Ricolino. Oséase, cuando me pongo imprudente y sarcástico y mamuco... o lo dejo todo en santa paz y salgo a derecha de escena)
CHII: ¿Qué cosas? (Opté por la segunda).
FAH: Sí, o sea, ¿piensa que siempre estaremos así? Es decir, que por ejemplo, siempre habrá guerras y eso...
CHII: No psss, espero que no.
FAH: Ok, pues déjeme decirleCHII: Perdón, me tengo que ir. (Nótese la interrupción)
FAH: Ok, pero déjeme darle este folletoCHII: No, muchas gracias.

(No quiero pensar siquiera en lo que habría dicho ese folleto. Seguro algo de la vida y el amor, y pues no estaba en el mood).

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Llevo años, pero de verdad años recorriendo la calle de Amores, y nunca había detenídome a reflexionar sobre lo siguiente:

¿Por qué coños alguien le pondría nombre a un edificio? ¿Alguien ha visto una dirección en la que se incluya el nombre del edificio? Es decir, Amores #100 Col. Del Valle CP 03100 México DF (Por cierto, es en el Edificio "Amores"). No mames, qué pendejada. ¿En qué momento se usa ese dato?

Porque una cosa es el mote del edificio (como el "Pantalón" o la "Lavadora") y otra es ponerle nombre oficial (Incluyo en este reclamo al Edificio "Sara", ubicado en Cuauhtémoc, casi esq. con Eugenia).

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Me caga Reactor cuando se pone "experimental" o "alternativo". Y mi segunda opción es Alfa, lo más comercial de lo comercial. Como a las 11:05 (después del encuentro con Falsa Astrid Hadad), pusieron esa bella melodía cuya letra dice así:

I've noticed you around...
I find you very attractive...
Would you go to bed with me?

La rola es monumentalmente mala y repetitiva. Pero recuerdo que la primera vez que la oí que arrancó una carcajada. Pregúntome, ¿cuál será el propósito de hacer una canción así? Porque sabes de antemano que su punch será más efímero que la quietud de una mosca. La neta, dudo que alguien la tenga en su iPod y realmente la escuche (entra en esa categoría de rolas llamada 'Mira la que bajé'... y que hartan a los 30 segundos). Y para colmo, el video es incomprensible (La "canta" un tal Touch & go. Creo que este es el video http://www.youtube.com/watch?v=izBbP2kro-c&feature=related )

¿Tengo o no tengo razón?

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Vean esto:



Ok, va más de cerca:


Todo artista tiene derecho a firmar sus obras, claro está. Pero, ¿qué pretendían? ¿que alguien pasara y dijera, 'no maaaa, qué chingona casa, ¿quién la habrá hecho? Ahhhh mira, ahí dice Andrés Rodríguez Carrillo / Arquitecto .... uffff, qué bueno que firmaron la casa, si no nos hubiéramos ido con la duda...?

Tal vez antes sí daba resultados. Pero ¿cómo buscaban al mentado Arquitecto? ¿Tocaban en la casa? Qué chinga para los que la habitaban ¿no? Al menos ese guey en la era de Google, está jodido (http://www.google.com.mx/search?hl=es&q=%22andres+rodriguez+carrillo%22%2Barquitecto&meta=)

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Para los(as) que me quieren tan histérico como soy.

Monday, January 21, 2008

19

Mi familia, al igual que todas (supongo), tiene historias fascinantes, que con el paso del tiempo y de la mano de la oralidad, se han transformado en mitos fantásticos y cuentos que no creerían ni los participantes del primer Big Brother.

Uno de ellos, reza que siendo yo un imberbe de 6 años, era tan insoportable que, con todo y papás divorciados, mi familia (o como quieran llamarle a lo que nunca llegaron a constituir mis jefes) decidió que "por mi bien" iban a "darme un hermanito" para que yo "me distrajera".

Considerando que mis papás jamás estuvieron de acuerdo ni para comprar pan Bimbo, estoy que seguro de que el anterior argumento es una monumental patraña. Yo digo que un día de su divorcio se traían ganas, se echaron un quienvive, sin querer se les chispotió y voilá (Por cierto, se casaron otra vez quesque "por mi bien' -otra vez-, y el saldo fue aún peor con el segundo divorcio).

Como ya habían maquilado el cuento de que era "por mi bien", pues yo tenía que poner el nombre. Los candidatos eran Víctor (como mi mejor amigo del kinder), Bernardo (como un guey al que le tenía terror en el club) y Rodrigo (quién sabe porqué chingados).

Y al final, se quedó Rodrigo. Según esto, como aderezo del cuento principal, el Padre Rubén Marmolejo (cuepedé), hippie de profesión y amigo de toda la vida de la familia, sugirió Rodrigo porque el infante tendría la sagacidad del Cid Campeador (yo jamás he leído esa madre ni lo haré, así que por su bien, le creo).

Tal vez el Padre era vidente, porque hoy que cumple 19 años, Rodrigo es un malandrín capaz de conseguir membresías gratis de por vida en cualquier antro de la ciudá. Se ha convertido en el mismísimo Pepe Córdoba Montoya del Purgatorio, y problemas y mujeres no le faltan.

Como el buen 'Coqui' no pasará por este blog ni de broma, sólo quería dejar testimonio escrito de que no me trago ni tantito el mito del nacimiento de mi hermano. Y de paso, le mando un virtual abrazo y tres chingadazos en el brazo derecho.


Para el Padre Rubén y el espiritu sanborjiano que intentamos conservar en el Purgas.

Friday, January 18, 2008

Debraie chatarrero

Todos jampan con singular alegría en McDonald's, pero pocos tienen el valor de aceptar que les encanta. Cuando la mayoría de la gente habla del Mac sale con un comentario despectivo, acá, como si la lechuga y el ser humano fueran uno mismo. Es que ni es carne. Es que sabe artificial. Peor, hubo una época en la que decían que era carne de rata y pendejadas del estilo, por supuesto, incomprobables. La peor crítica (y la más mustia) es... yo prefiero Burger King. No maaaaa. Cuando McDonald's inventó las cajitas felices, Burger King no existía ni como protozoario. Y además, a mí siempre me da chorrillo cuando como en Burger King.

Macperro, Macacas, Transonalds. Siempre hay un apodo disponible para McDonald's. Y bueno, seguirá siendo grande forever. Pero hay algo que me molesta sobremanera (aaaah, las expresiones domigueras...). ¿Por qué, por qué coños siempre tienen que sacarte la frasesita '¿Coca estaría bien? cuando estás ordenando tu bebida de McTrio? ¿Por qué?

¿Cuánto coños habrá pagado Coca-Cola por esa inducción a la elección de la bebida? La han dicho por los siglos de los siglos, y sí, me molesta sobremanera. Siempre trato de anticiparme con un: Mactríodequarterpaunderqueseamásgrandeymanzanasinhieloporfavor. Es tendencioso, pero seguramente le funciona a Coca. Y por eso, siempre será un trauma para los restaurantes contratados por Pepsi. Coca por favor. Tenemos Pepsi ¿está bien? Mmmmno, mejor no. Y ahí, el sabor ganón es la toronja. Como que ante la decepción, la gente se va a lo alternativo. ¿Es Kas o Fresca? Bueno, da igual...

Perdonen ustedes el debraie refresquero-chatarrero. Lo tenía en la mente y lo tenía que postear...


Para todos aquellos hipócritas que cuando les preguntas sobre su restaurante de hamburguesas favorito, te salen con, acá, la respuesta novedosa (acento del "Pirrurris"): Uuuuts, psss a mí me gusta un chorro Jack in the Box y el In&Out, psss pero todavía no hay en México. Gatumáaaaaa.

Monday, January 14, 2008

Inteligencia y huevos

Una me sorprende más que la otra (imagínense esto en la supuesta Era “Perdimos la Capacidad de Sorpresa”, definida así sin temor por los comunicólogos universitarios). Sus métodos son tan simples, sus mensajes tan complejos y sus fuentes tan alcanzables como sólidas. Hace falta uno de esos en México, así de agudo, masivo y famoso.

Michael Moore es un excelente periodista. Es el tipo más inteligente que han parido los medios estadounidenses en la última década (después de Noam Chomsky, diría Ferlinguetti). En una época en la que cualquiera es desacreditable (‘ñaaa, ese guey está vendidooo’), el gordito alcanza altos niveles humorísticos con situaciones que de tan terroríficas nos dan risa.

Sicko cortó el listón de mi nuevo DuVD (Bunbury dixit). Y el sentimiento al acabar la película fue el mismo que experimenté cuando empezaron los créditos en Fahrenheit 9/11 (odié que todo el mundo se hizo el interesante al comentarla sólo porque la sobrepromocionaron. Era típico el ‘ñaaa, no está taaan buena’ ¡No maaaa, ¿el guey encueró a medio Washington y no está taaan buena?!). O cuando finalizó Roger and Me (sí, en Estados Unidos hay pobreza extrema). No tanto cuando terminó Bowling for Columbine, porque ahí, en contraste, me dieron un poquito de ganas de llorar (Y luego ví Nemo quesque para relajarme y me salieron con un pececito traumado y paqué quieren).

Sicko está dirigida al pueblo gringo. Pero como mexicano, creo que la conclusión es que no estamos mal en el sistema, sino en la ejecución. O sea, en teoría tenemos un sistema médico al que todo el mundo tiene acceso sin costo ¿no? Y pensiones para el retiro de acuerdo al salario percibido ¿no? Igual que Inglaterra, Canadá, Francia, y al menos en lo primero, que Cuba también ¿noooooo?

El caso es que mientras ellos cuentan con hospitales con instalaciones de primera, médicos con excelentes sueldos y por ende gran disposición para trabajar (¿qué tal el bono por persona que deja de fumar?), medicamentos gratis o con precios homologados, y sobre todo, finanzas sanas… nosotros nos quedamos a mitad del camino. En esencia, tenemos el mismo sistema, pero el nuestro está al borde del colapso. De verdad quisiera entender en qué punto se torció la idea, aunque puedo imaginar que nuestra amiga Corrupción, para no variar, hizo de las suyas. 

Eso sí, en lo que sí estamos igualitos a EU es en el servicio que recibimos de las aseguradoras. Después de dos operaciones de seriedad media en el 2006, ruego no enfermarme con tal de no meterme en el desmadrito del “coaseguro” (pinche palabrita de mierda). Pero después de ver Sicko, creo que los gringos en ese sentido están peor (y nosotros que pensábamos que el futbol era en lo u.n.i.c.o. que les podíamos ganar).

No voy a echarles a perder la movie a los que no la han visto. Lo que quiero es aplaudir un método de investigación periodística tan básico como efectivo (Olallo Rubio intentó algo similar y se quedó bieeeeen cortito). Hace mucho que no decía esta frase, pero quiero ser como él (tal vez no tan gordo). Porque para abrirle los ojos a la mid class gringa, tan sumergida en el americanismo (no el de Roca), con base en sus propios problemas, a punta de ejemplos, y sin temor de pegarle a quien se cruce en el camino, se requieren inteligencia y huevos. 


Para Martina y el huecote que dejó en Cruz Blanca.

Friday, January 11, 2008

DVD

Esta semana dejó de funcionar el DVD que me obsequiaron hace tres años en mi cumpleaños. Y me entró una angustia generacional: ¿es que acaso los aparatos tecnológicos están destinados a vivir menos que un ciclo olímpico?

Porque piénsenlo bien. La Betamax dorada de casa de sus abuelos (o papás, según sea el caso), la VHS, en una de ésas hasta el tocadiscos... en todos esos aparatos se invertían grandes cantidades para componerlos, y por lo mismo, o tal vez por la propia naturaleza de los mismos, duraban y duraban y duraban y muchos tal vez siguen en la casa con o sin funcionamiento regular.

¿Ahora qué? ¿Alguien se va a aventar el tiro de componer el láser de un DVD cuando comprar uno nuevo te cuesta 600 lovaro? Por supuesto que no. ¿Y entonces qué hacemos con esos DVD's? ¿Dónde los tiro? (Ésa realmente es una pregunta, ¿alguien sabe qué hacer con ellos?).

Así como nosotros quedábamos artesanalmente maravillados con los aparatejos de los 70 y 80, dudo que mis hijos (o vuestros hijos) puedan enunciar frases como 'ah no maaaaa, ¿así veían las pelis en tu época?', porque simplemente esos aparatos no durarán, serán desechables, no se guardarán y darán paso a otros más modernos. Igual que ahora, pero la sucesión cada vez será más rápida.

Y aquí vendrán esas frases típicas de primer semestre de Comunicación. 'Aaaaah los DVD's, esos sí que eran chidos'. Justo como aquella respuesta generalizada en una clase de Manuel Gameros en la que para cerrar un debate en el que, para no variar, era yo una inmensa minoría contra todos los demás, se le ocurrió preguntar: ¿Qué prefieren, una salsa hecha en licuadora, o una deliciosa salsa hecha en su molcajetito? ¡El molcajeeeeeeteeeeeeeeeee! (Les apuesto que 80 por ciento de los hogares de aquellos individuos no tenían molcajete y el 45 por ciento de ellos ni siquiera había tocado uno en su móndriga vida).

Entonces, fui a comprar un DVD nuevo. Me costó 601 pesos y está bien chido. Y para estrenarlo ví Sicko y me acordé lo tanto que admiro a Michael Moore. Pero ése, es otro post (por cierto, el otro día ví a la Nana Goya en un programa. No supo capitalizar su fama como 'el de la Tartamuda')...


Para todos aquellos que me llevaron la contra en discusiones universitarias. Gracias por hacerlo interesante.

Monday, January 07, 2008

Juanito y la desconfianza

Juanito Meneses es una contradicción en sí mismo. En él pensaron cuando se inventaron el refrán de que las apariencias engañan. Figúrense a un tipo con la mata de Paco Palencia (tal cual), el rostro del hombre en el escudo del Colo Colo y el outfit de Gael en Y tu mamá también. Ahora pégenle el ojo de David Lynch, el ánimo de discusión de un perredista y el talento plástico-tecnológico de Carlos Carrera (outfit, qué chingona palabra).

Un pinche debraie. El punto es que cuando conocí a Juanito en segundo semestre de ComunicacióN en la Ibero pensé que me iba a aventar por la ventana o algo un poco más sádico. Pero nada más lejano. Resulta que yo de fresita y él de Juanito registramos más coincidencias de las imaginables: el gusto por la apuesta tonta, por el cine, por la burla al prójimo, por el Azul, por la preocupación etérea, por la chapata del Cindy, por el pasto de la Fuente, por la chorcha, por el alcohol, por la trajinera, por las mujeres...

Y ayer, en mi habitual navegación por el mundo bloggero, encontré un post de Juanito sobre la desconfianza, basado en uno previo de la Plaqs sobre el mismo tema. Pero este cabrón se clavó y enlistó un montón de condiciones que lo hacen desconfiar de la gente... de entrada. Y de pinche risa, muchas me embonaron las siguientes:

Posteó Juanito: desconfío de la gente... (entre paréntesis mi defensa)

- que precopea y "va de antro". (Ah chingá, qué tiene mi gusto por precopear acá fresón...)
- que usa audífonos en la oficina. (Ahí te encargo que conozcas a ciertos especímenes y vas a ver si tú no los usas también cabrón)
- que viste de traje. (Pus es la chambaaaa....)
- que oye y/o le gusta físicamente Britney. (Ayayayayay, ¿a poco a tí no... cabrón?)
- que es hombre y saluda de beso a otro hombre en México. (Mch, soy libanés)
- que le gusta el metal y/o progresivo y los defiende. (Dream fucking rules)
- que no se toman la cerveza como viene, la piden "michelada". (Na mams, el limón es lo máximo)

Lo bueno es que al final pone que después ya los conoce y suelen caerle bien. Si no hubiera sido así, tal vez nos hubiéramos quedado en el genial y poco confiable mundo de las apariencias, nuestra amistad no hubiera cuajado y este post no hubiera existido.

Yo también tengo mi propia lista de desconfianzas iniciales. Y diría, así de botepronto,
Desconfío de la gente...

- que festeja goles arrullando un niño, dedo en la boca, balón en la panza, pucheros fingidos, o cualquier alusión mamona a sus hijos. No chinguen, invéntese algo distinto carajo.
- que te dice 'bro' cuando recién te conoce.
- que usa cadenas de oro vistosas.
- que come tacos o sopes o quesadillas con cubiertos.
- que le llama "cine de arte" a Lynch, Kubrick, Fincher o directores conocidos pero cool (sí, cool y qué pedo), porque simplemente no los conoce y las películas son largas y (aaaagh) "lentas".
- a la que no le gusta una película por ser (aaaaaaaaagh) "lenta".
- que simulan cantar una rola porque todo el mundo la canta, no se la saben y balbucean algo así como whatsumaaaaaaaaforisgoooooone... (pffffff, mejor no le hagan a la mamada).
- que te cuentan su vida a la primera plática.

Y como dudo mucho que con alguna de éstas le quede el saco a Juanito, agradezco nuestras diferencias, tiro las apariencias a la basura y me quedo con las tantas veces que nos hemos sentido amigos de verdad.


Para Robinho, que con sus pinches fantochadas originó este post.

Saturday, January 05, 2008

Clamor desde el fondo de mi alma

Sé que no faltarán los (as) puristas que trinarán la cantaleta de que todo empleo es digno y la chingada. Pero la neta aquí no hablo de dignidad, sino de utilidad. Y no, para responder a la típica pregunta que nace cuando me empiezan a leer o escuchar en este tono, no, no estoy de malas.

Hablo de los organilleros. Los detesto. Me cagan. De verdad, y no sé por dónde empezar. Ya sé no me “hacen nada”. Ya sé que “mejor eso a que roben”. Ya sé que es una “tradición” (tradición de qué…, no sé, pero bueno, así dicen). Ya sé todo eso. El punto es son inútiles, hacen ruido, no tienen razón de existir y menos, mucho menos, estaría dispuesto, nunca jamás, a darles un peso de mi bolsillo (allá ustedes).

En caso de extinción, ¿alguien reclamaría? No. ¿Alguien extrañaría el Cielito Lindo en absurda distorsión? Nooooo. ¿Alguien clamará por aquellos organilleros que tocaban Las Mañanitas en sus cumpleaños? Nooooooooooooo. ¿Alguien apoyaría una manifestación de 134 organilleros haciendo un escándalo bestial en alguna calle del deefe para que les regresen sus "instrumentos"?

Desde el fondo de mi alma... Naaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah.

¿Algún organillero (o cilindrero) me hizo algo? No. ¿Traumas de la niñez? No, tampoco. Lo u.n.i.c.o. es que se me hace una reverenda tomada de pelo que un monigote le ande dando vueltas a una palanca para que una cajita suene verdaderamente espantoso, y además, te pida una feria como recompensa.

¡¿Como por quéeeeee?!

En la esquina camellonera de Miguel Laurent y Universidad hay uno que siempre me tengo que fletar por el alto eterno, y antes de emitir algún juicio sobre su falta de mérito, les pregunté si al menos ellos construían la partitura o qué sé yo. Pus noooo, la música ya está hecha, nosotros nomás las ponemos y le giremos. Algo así me dijo. Futs. Además descarados.

Además no entiendo el atuendo. ¿Por qué vestirse como polis de los 40? Y normalmente traen la camisa abierta y enseñan orgullosos la camiseta Trueno, que por lo general, incluye dosquetres bújeros elegantérrimos. Niceeee.

Repito, no traigo nada contra estos carnales, pero es que no pesco el chiste. Ya alguna vez despotriqué en este honorable blog sobre la inutilidad y pestilencia de la red de viene-viene’s y de porqué son el “empleo” más injusto de esta venerable ciudad. Los organilleros no me despiertan esa rabia, sólo se quedan en la indiferencia. Sin embargo, todos los aparatejosesos, tan gonitos que se ven, tan "nuestros" del México “tradicional”, tan ornamentales en el ya de por sí saturado paisaje urbano, por mí los pueden quemar y hacerlos leña para fogata con todo y los sombreros de los ejecutores.

Pero como eso no sucederá y seguirán existiendo organilleros en las esquinas, yo tengo una sencilla solución para mi condena: cerrar ventanas y subirle al volumen.  Yo nomás digo.

¿Quién se une?


Para Jimena y el esfuerzo para comprimir las despedidas a un instante de agradable dolor.