A las 7:30 hrs. de este domingo, ya estaba en los carriles centrales de Periférico, con ningún arma más que mis tenis verdes súper ultra chingones y dos (docenas de) huevos para correr 21 kilómetros en nuestra queridísima Ciudad de México.
Habían pasado exactamente 30 días de cuando decidí dejar de tomar como cosaco y desvelarme como tarado (aceptémoslo hermano, eso parecemos, jaja. Digo, no está mal, pero así es, ja) para ponerme en forma con el objetivo claro del medio maratón, que valga decir, jamás en mi vida había imaginado recorrer. Para entrenarme, acudí hace 21 días a Cuemanco en compañía de Inphi y LaMara para correr 15 km, y una semana después solo para hacer 20 km y así decirle a mi cuerpo que no mamara porque sí podía armarla sin pedos.
Así pues, me topé antes de la arrancada con Luis Muñoz, instructor de Sport City con quien, según esto, iba a hacer toda la carrera porque "se la iba a llevar leve". Nada más falso porque nomás fue mi lazarillo hasta que al kilómetro 5, se fue, se fue, se fue...
Fíjense que uno no se da cuenta del trazo de una calle hasta que se la echa corriendo. Y como ésta (y bloquear el Periférico como el Mosh) es la única manera de correr en los carriles centrales de Peri, pues no había forma de que imaginara qué tan picuda estaría la ruta por más advertencias que me dieran experimentados corredores, asesores deportivos y hasta sacerdotes consagrados.
Tres reglas me puse en el 21k:
1. La acabas porque la acabas.
2. No te paras ni porque el Mosh se te plante enfrente.
3. No chille puto, no chille.
Con esas claras consignas, arranque desde Peri a la altura de Perisur, hacia el sur, notando que de aquí para allá está de bajadita, de poca madre. Entonces ujuuuuuú... me dejé ir, aflojando el muslo y que empiezo a registrar 5:20, 5:04, y hasta 4:54 por kilómetro cuando el promedio debía ser 5:30-5:40 para acabar en menos de dos horas, mi segundo objetivo.
Por ahí del km 6, pasando la primera subida enfrente del Tec (Carrillo, qué fea es tu escuela mano, con todo respeto), me llegó un tufo pegador, de esos que no se olvidan. Estoy de acuerdo en que es un evento en el que uno suda, pero no mams, pinche ardor acá en la nariz, mal plan. Volteé a mi alrededor, y vi a un andrajoso con barba al pecho, sudando como marrano, y me orillé a mi orilla para evitar el petatazo.
A nuestro lado, de repente, ya venían los líderes de regreso. Patrullas, motos, ambulancia, y tres pinches kenianos corriendo como rateros, pegaditos. Y del otro lado: "¡Órale pinches güeros, córranle culeros!". Veinte segundos después, un mexicano, solo, su alma y el estruendo que arrancó del otro lado del Peri: "¡Óoooorale huevóooon, chíngale gueeeey, vienes crudo cabrooooón!".
A lo lejos, por ahí del km9, vislumbré que la parvada iba de subida. Y ahí comenzó la chinga. A alguien se le ocurrió que para ir de regreso, estaba poca madre subirte al distribuidor como los coches y emprender la vuelta. Bueno, pues déjenme decirles que ese guey es un genio, porque a pesar de la chinnnnga que es treparte a esa madre, el paisaje desde arriba está impresionante, porque se perciben grandes parcelas de verdes pastizales que me remitieron a la antigua Aztlan, lugar de garzas (caaaaaaaálmate Krauzeeee). No, neto, se veía de poca madre.
Bajando el distribuidor, comenzó el regreso y como quiera que sea uno ya va muy puteado Además, lo que era de bajada ahora es de subida, y cuando traes 12 km a cuestas, sientes que la Virgen, Juan Diego, y todos los ángeles y los santos te hablan al mismo tiempo.
Llegábamos justo a ese punto del 12km, cuando nuevamente percibí un olorcete muy culero, poco más denso que el anterior. "Pinches cerdos, báñense cabrones, no puede ser marranaaaas" (no lo grité, pero lo pensé, ques pior). Nuevamente busqué, y hubo varios sospechosos, entre ellos una dama chaparrona, así como con sobaco chillador, y a ella atribuí este nuevo perfume de gardenias.
Al 14km ya me estaba desvielando. Digo, nunca pensé claudicar, pero sí iba muy mal, como hambriento. Paréntesis aquí para decir que el ambiente estuvo de poca madre, que un chingo de gente sale sin razón alguna para gritarte algo, apoyarte moralmente. Sin embargo, no entiendo por qué hay personas que agarran el concepto "México" como una identidad drive-thru que puedes tomar cuando y donde quieres, para los fines que convengan. "Vamos corredores, por Méxicooooo". ¿Eso qué? ¿Por México qué?
En fin. Me estaba desvielando, y recordé que Luis Muñoz me había dicho que comprara glucosa porque la iba a necesitar para reponer músculo. Ahí, despuecito del Azteca, entendí por qué. Noté que varios estaban comiendo dulcecitos de esos con envoltura frutal, y yo no. Pero una pepina tiro un par (con envolutura, claro), yo los pepené del suelo y que me los sambuto. Carajo, nunca en mis 27 años de vida de comer pendejada y media, me había sabido tan chingón un caramelo macizo. Propulsor a chorro caído del cielo.
Kilómetro 17 y las piernas se entiesan de a poco. Nota mental: no vuelvo a correr sin música. Nota mental 2: si no traes música, piensa en mujeres (sirve, sí que sí). En medio de mi placer(bo), otra vez el petatazo. Noooo, yaaaa, chínnnnguen a su madre por gediondos... se la ma...
Al limpiarme con la playera a la altura del bícep, que me penetra el mismo hedor del que me había quejado previamente, y me menté la madre a mí mismo. ¡¡¡¡Qué ascooooo cabroooooooón, pinche Miguel Angel por qué no te bañas puercaaaaa!!!! (Ay yaaa, cómo exageran, nomás me eché agüita al cuerpo y (medio) se me quitó... jajajajaja).
Kilómetro 18, último (y oloroso) tramo: no jodan, enfrente de Perisur, sobre Periférico, fue el punto más complicado. No dejé de correr, pero cerca estuve. Es cuando se apela al espíritu para que el orgullo te la pele. Me incorporé a Zacatépetl para luego dar vuelta en 'u' y recta final.
Después de 21 kilómetros y pelos, la meta estaba recerquita. Pero... ¿y el festejo? Chale, hubo varias propuestas muy buenas, pero todas inviables por una u otra razón. Todo se limitaba a
a) "Fantasma" Figueroa.
b) De reversa mami.
Y en honor a Juanito, se vino opción b), aunque mucho antes de la meta, así que me veo muy a lo lejos, casi en el margen superior de la foto, chiquitín, literalmente dando las nalgas a la cámara:
Ya cruzando la meta, paque conste:
Hoy estoy puteadísimo. Miurrrge un masaje. Pero estoy consciente de dos cosas:
1) Si uno se propone una meta, por más borracho que uno sea, la puede conseguir. Y...
2) Es verdad: cuando ellas sudan, se ven sexys. Cuando tú sudas... APESTAS.
Para todos los que manifestaron su apoyo en persona, en teléfono o por Facebook a esta noble causa. Los quiero un chingo.