(Sí, ya volví). Cuando los embrollos mentales copulan en la cabeza, sólo pueden salir embrollitos si es varoncito, o pinches pesadillas si es una nena. Y resulta que entre tanto jaloneo de neuronas, el lunes soñé algo espectacularmente irreal e imposible: soñé que estaba embarazado.
Sí sí sí. Así como lo leen. Estaba embarazado. ¿Cómo? No sé. ¿Quién era la afortunada? Menos, no mamen. Y más importante, ¿cómo iba a salir el engendro? Carajo, pues yo creo que por generación espontánea, con magia de (es)Krotani o con la ayuda del Divino, porque por algún bújero del ombligo para abajo está cabrón.
En la escena me percataba de que tenía una barriga esplendorosa y me cubrían una túnica y un sombrero idénticos a los que portaba Homero Simpson en el capítulo en que engorda brutalmente con tal de incapacitarse (me veía divis). Caminaba yo con normalidad, pero en cuanto me acordaba del chamaco, adoptaba esa comodísima postura de mano en la cintura trasera y la panza de frente. Lo grave es que justamente soñé acerca de la situación el día en que daría a luz. Y agárrense.
Ahí me tienen gritando '¡ya viene, ya viene!'. Recuerdo a mi mamá, a mi hermano, por ahí a algunos amigos, pero la neta conversaba con nadie. Lo que más me preocupaba era cómo mocos le haría para expulsar a mi primogénito. En la vida real ya he cargado panzas abominables y no es nada agradable. Y el trajín de mi embarazo fue muy complicado, aunque haya sido sólo en el departamento de Morfeo.
Desperté. Agitado, cómo no. Imagínense ustedes, lectoras de u.n.i.c.o., que de repente sueñen tener ahí abajiux un instrumento para regar las plantitas, o bien, que controlan el mundo (irreal, ¿no?, jajaja). No, ya en serio. Alguna vez por pinche morbo saqué de la biblioteca universitaria La Interpretación de los Sueños de un tal Freud, y me decepcioné durísimo porque yo pensaba encontrar formulitas estilo TV Notas (así como: cebolla.- riqueza, estás embarazado.- ganarás la lotería) y aquel me sale que el inconsciente y el subconsciente y la mamá de las gallinas.
Así que al puro tanteo veo dos posibilidades:
a) Deseo ser mujer. Pue'que... pero no creo. A pesar de que soy un espécimen extrañísimo, tengo la impresión de que soy un hombre sumamente feliz y satisfecho. De vez en cuando me mientan la madre y me la arman de pedo, pero aún así ganan las demostraciones de afecto. No, definitivamente ésa no.
b) Estoy ávido de atención... tal como sucede con una embarazada. Aaaaah caray, ésa puede ser. Una de mis virtudes (creo yo) es que soy un buen escuchador activo (el término listener se entiende mejor), pero no cae mal de vez en cuando sentirse querido. Afortunadamente hoy sé que me quieren, aunque mucha gente se empeñe en negarlo. En tono polopolesco: Sssssí, puede ser, atención, sssí, el sueño concuerda con un déficit de atención recibida, yo creo que sí, definitivamente sí.
A reserva de que algún lector se atreva a dar una interpretación un poco más coherente (por favor, evítense los insultos anónimos, ¿ok?, estamos chupando a gusto), no le veo otra vertiente. Y en caso de ser así, ya estoy en terapia: he regresado a escribir u.n.i.c.o.
Para todas(os) las(os) que han estado mínimamente embarazadas(os). Benditas(os). Yo con unos instantes tuve suficiente.
Sí sí sí. Así como lo leen. Estaba embarazado. ¿Cómo? No sé. ¿Quién era la afortunada? Menos, no mamen. Y más importante, ¿cómo iba a salir el engendro? Carajo, pues yo creo que por generación espontánea, con magia de (es)Krotani o con la ayuda del Divino, porque por algún bújero del ombligo para abajo está cabrón.
En la escena me percataba de que tenía una barriga esplendorosa y me cubrían una túnica y un sombrero idénticos a los que portaba Homero Simpson en el capítulo en que engorda brutalmente con tal de incapacitarse (me veía divis). Caminaba yo con normalidad, pero en cuanto me acordaba del chamaco, adoptaba esa comodísima postura de mano en la cintura trasera y la panza de frente. Lo grave es que justamente soñé acerca de la situación el día en que daría a luz. Y agárrense.
Ahí me tienen gritando '¡ya viene, ya viene!'. Recuerdo a mi mamá, a mi hermano, por ahí a algunos amigos, pero la neta conversaba con nadie. Lo que más me preocupaba era cómo mocos le haría para expulsar a mi primogénito. En la vida real ya he cargado panzas abominables y no es nada agradable. Y el trajín de mi embarazo fue muy complicado, aunque haya sido sólo en el departamento de Morfeo.
Desperté. Agitado, cómo no. Imagínense ustedes, lectoras de u.n.i.c.o., que de repente sueñen tener ahí abajiux un instrumento para regar las plantitas, o bien, que controlan el mundo (irreal, ¿no?, jajaja). No, ya en serio. Alguna vez por pinche morbo saqué de la biblioteca universitaria La Interpretación de los Sueños de un tal Freud, y me decepcioné durísimo porque yo pensaba encontrar formulitas estilo TV Notas (así como: cebolla.- riqueza, estás embarazado.- ganarás la lotería) y aquel me sale que el inconsciente y el subconsciente y la mamá de las gallinas.
Así que al puro tanteo veo dos posibilidades:
a) Deseo ser mujer. Pue'que... pero no creo. A pesar de que soy un espécimen extrañísimo, tengo la impresión de que soy un hombre sumamente feliz y satisfecho. De vez en cuando me mientan la madre y me la arman de pedo, pero aún así ganan las demostraciones de afecto. No, definitivamente ésa no.
b) Estoy ávido de atención... tal como sucede con una embarazada. Aaaaah caray, ésa puede ser. Una de mis virtudes (creo yo) es que soy un buen escuchador activo (el término listener se entiende mejor), pero no cae mal de vez en cuando sentirse querido. Afortunadamente hoy sé que me quieren, aunque mucha gente se empeñe en negarlo. En tono polopolesco: Sssssí, puede ser, atención, sssí, el sueño concuerda con un déficit de atención recibida, yo creo que sí, definitivamente sí.
A reserva de que algún lector se atreva a dar una interpretación un poco más coherente (por favor, evítense los insultos anónimos, ¿ok?, estamos chupando a gusto), no le veo otra vertiente. Y en caso de ser así, ya estoy en terapia: he regresado a escribir u.n.i.c.o.
Para todas(os) las(os) que han estado mínimamente embarazadas(os). Benditas(os). Yo con unos instantes tuve suficiente.