Thursday, June 26, 2008

Fólder tamaño caguama

Ya antes en este espacio he dedicado líneas a la veneración de mi carnal RSA. Incluido en las aportaciones a la Sabiduría Gratuita con esa finísima frase de “No porque la veas colgando creas que está muerta”, mi carnal es uno de los hombres más precavidos del universo. No se le va una, no lo pillas en el descuido. Yo creo que, en sus ratos libres, es consultor de MacGyver.

Bueno, el caso es que en mi proceso para obtener la renovación de mi visa americana, me asesoré directamente con RSA para no errarle. Y no es que no haya yo tenido visa antes, sino que cuando me la expidieron tenía 16 años, mi papá la tramitó por mí, y desde entonces entraba a EU con esa tarjetita que parecía como de los 70, y en la cual salía yo con cara de extra de Salvado por la Campana. Ya cada vez que pasaba por la migra, los agentes me decían, palabras más, palabras menos (dramatización): ‘oye, ya saber que todavía está vigente pero no chingar, ya cámbiala pinche rucow’.

So, le hablé al Gordo. Y firme en sus convicciones, me dijo que había que llevar lo siguiente para que el Cónsul no me la hiciera de pedo:

- Comprobante de domicilio (todos los posibles existentes en el mundo).
- Estados de cuenta de las tarjetas que tuviera. Y de las que no tuviera, también.
- Cartilla de vacunación de la Wendy, desde su primer año de vida en 1997 con todos los sellos correspondientes a su limpieza en cuanto a rabia, moquillo y parvovirus.
- Tres fotos tamaño pasaporte, por si las requerían.
- Boleta de calificaciones de mi hermano Rodrigo en su segundo año de primaria, aquella donde le pusieron su primera y única estrellita cumplidora, sin importar que tuviera un sellito al lado de un oso hibernando acompañado de la frase ‘Pinche Huevón. No trabajó’.
- Ticket de compra de los primeros tres súpers del 2008.
- Comprobantes de casetas recibidos en la última década.

Y muchos más. Por lo mismo, llegué a la Embassy con un fólder tamaño caguama para trasladar todo el papelerío. Casi ameritaba contratar un tameme. Los gringos, muy puntualitos, me pasaron a las 6:30 am, hora convenida, y después de un par de ratillos de espera, llegué con la Cónsul, que parecía la hermana fea de Johnny Laboriel (así de plano).

Me recibió la solicitud, mi antigua visa, mi pasaporte, y obvio, el recibo de pago. Y yo con mi carota de ‘estoy listo pa´lo que me pidas muchacha’. Después de cuatro preguntas de rutina (creo que mi abuela en su letargo intelectual es más perspicaz que la Laboriel), que me sueltan la de: ‘Bueno seniorrr, su visa está aprobada’.

¿Quéeee? ¿Yaaaa? ¿Así nomás? ¿Ni un ojito a los documentos? ¿Ni a las cartas de amor que mi mamá les escribía de puberta a sus novios? (Yo por dentro se la mentaba al Gordo, que m hizo desvelarme sacando copias del documental -plural de documentos-) Chaaaaaaa… ¡qué fácil!

Y pus ya. Con la frustración de haber obtenido mi visa así de sensisho, y sobre todo de cargar en vano hasta con el testamento de mi abuelo, salí de la Embassy luego lueguito. A ver pinche Gordo, ¿pa’qué tanta faramalla? Así ni da gusto. Qué triste, dónde quedó la burocracia mexicana. ¿Dónde está el ‘permítame tantito’ 17 veces, la ineficacia, los looks de Gutierritos, la desesperación a flor de piel, los coyotes y las secres limándose las uñas? Ya ni la chingan…

Pinches gringos, por eso nadie los quiere.


Para la mujer delante de mí que me prestó cinco veces su pluma pa’corregir mi solicitud. Cuánta paciencia. Yo me hubiera matado.

6 comments:

Anonymous said...

Me hiciste reír aañoooss!!!

Anonymous said...

y con eso te reiste ixchelita??????? Chaaaaaaaa, que tontita.

Anonymous said...

Esos gringuetes mamadores. Ah, pero cómo hace falta la visa. No ir a EU en un periodo de tiempo determinado se resiente.

Ricardo Otero said...

A mi se me venció mi visa en diciembre y no tengo planeado renovarla hasta que sepa que tengo que ir. Si no tengo que ir a él en el resto de mi vida, igual dormiré tranquilo.

Anonymous said...

Odio a los gringos, porque así como te pueden dar la VISA en tres segundos, también pueden ser los más pendejos, pues eso de mandarte a hacer un rastreo de huellas cuando pides una visa de trabajo, es lo más nefasto. Y peor, te investigan como si fueras la Reina del Sur, cuando los verdaderos terroristas pasan migración como si nada. No sé quienes serán peor, si los gringos o los brasileños, porque ahí también se cuecen habas

xosean said...

Los gringos son un caso. Si a la hermanita de Ella y Johnnie laboriel alguien le hubiera dicho que Said es un apellido árabe (tranquilo HMI, la referencia es en buena onda) ahorita seguirías dentro de la Embajada. Estoy seguro que tienen un sistema random con el uqe dejan pasar 10 sin chistar y al undécimo lo meten al bote, lógica busheriana.