Recuerdo que en algún momento de la primaria, había un pinche chistocito al que le parecía muy cagado decirme Angel Miguel. Y yo, en respuesta, le decía Luis José. El u.n.i.c.o. problema es que él lo disfrutaba porque a mí me zurraba, y a él no le causaba la menor congoja, en parte porque era mucho mayor y yo era el pendejo al que chingaba.
Fast Forward a abril de 2009. Llevo varios años inscrito en el gimnasio, y desde el principio me dedicaba estrictamente a la actividad de "ir al gimnasio": llegar, dejar mis cosas, pedir mis toallas, correr, hacerme pendejo tantito, bañarme, vestirme y a la chingada. Realmente no establecía mayor plática ni relación con nadie... ni siquiera con ese bombón que tanto me gusta y de la que ya he escrito.
Bastaba un cordial 'Buen día' y no más para anunciar mi llegada al vestidor de hombres. Pero un día, no hace mucho, decidí llamar a los toalleros por su nombre. ¿Por qué? Qué sé yo... por mamador.
Entonces era: 'Hola Óscar, buen día' (sin respuesta). 'Luis, buen día' (sin respuesta). 'Pablito, buen día' (gesto adusto+sin respuesta). Uta, pinches mamones. Tabien...
Hasta que un día, el tal Óscar llegó al pasillo donde me vestía, y le platiqué con él. ¿Por qué? Qué sé yo... por mamador. El tipín es un chaparrito, enclenque, que me recuerda a un cuate de la secundaria al que le decíamos el "Castor". Resulta que estudia diseño nosedónde y nosequémás. Bla.
Desde ese día, noté que en su respuesta al 'Buen día', añadía una palabra más no identificada. Por más que ponía atención, no entendía cómo me decía. Hasta que un día distinguí: 'Angel, buen día'.
Angel. Mmtamadre. Nadie en mi pinche vida me ha dicho Angel, salvo aquel gandul de la primaria. Angel. Me han dicho Miguel, Miguel Angel, Micky, Miggy, Mike, Michael, Maikol, mi amor, mi vida, mi máximo... pero nunca Angel.
Al escucharlo, como que medio me cagó, pero no le di mayor importancia. Me siguió diciendo Angel, y varias veces me quedado a nadita de decirle "a ver, maestro, no me llamo Angel, bueno sí me llamo Angel pero me gusta que me digas Angel, Miguel o Miguel Angel cabrón, no Angel, ¿ok? Sale...". Así, o algo por el estilo.
Pasaron los días, y todos sabemos que cuando agarras confianza con alguien, empiezas invariablemente a ponerle diminutivos y distorsiones a su nombre.
Bueno, pues de repente este guey ya soltó el "Angeliiiito". Luego, haciendo pesas, me lo encontré en el pasillo y aplicó el "Ese Angeliiiiiño". La última: "Es... Angelooovsky". Y ahí ya me cagué de risa, y aquella tirria que tenía a razón de aquella jodedera en la primaria se transformó en motivo de post.
Este lunes, Óscar me devolvió mi credencial a cambio de las toallas usadas, y por primera vez en un rato tuve la precaución de voltear a ver a detalle mi nueva credencial. Cosas del universo, que acomodan los nombres como se les antoja, con tal de que a uno se le quite lo mañoso a la hora de ser nombrados:
Pinche Sport City. Mamadores.Fast Forward a abril de 2009. Llevo varios años inscrito en el gimnasio, y desde el principio me dedicaba estrictamente a la actividad de "ir al gimnasio": llegar, dejar mis cosas, pedir mis toallas, correr, hacerme pendejo tantito, bañarme, vestirme y a la chingada. Realmente no establecía mayor plática ni relación con nadie... ni siquiera con ese bombón que tanto me gusta y de la que ya he escrito.
Bastaba un cordial 'Buen día' y no más para anunciar mi llegada al vestidor de hombres. Pero un día, no hace mucho, decidí llamar a los toalleros por su nombre. ¿Por qué? Qué sé yo... por mamador.
Entonces era: 'Hola Óscar, buen día' (sin respuesta). 'Luis, buen día' (sin respuesta). 'Pablito, buen día' (gesto adusto+sin respuesta). Uta, pinches mamones. Tabien...
Hasta que un día, el tal Óscar llegó al pasillo donde me vestía, y le platiqué con él. ¿Por qué? Qué sé yo... por mamador. El tipín es un chaparrito, enclenque, que me recuerda a un cuate de la secundaria al que le decíamos el "Castor". Resulta que estudia diseño nosedónde y nosequémás. Bla.
Desde ese día, noté que en su respuesta al 'Buen día', añadía una palabra más no identificada. Por más que ponía atención, no entendía cómo me decía. Hasta que un día distinguí: 'Angel, buen día'.
Angel. Mmtamadre. Nadie en mi pinche vida me ha dicho Angel, salvo aquel gandul de la primaria. Angel. Me han dicho Miguel, Miguel Angel, Micky, Miggy, Mike, Michael, Maikol, mi amor, mi vida, mi máximo... pero nunca Angel.
Al escucharlo, como que medio me cagó, pero no le di mayor importancia. Me siguió diciendo Angel, y varias veces me quedado a nadita de decirle "a ver, maestro, no me llamo Angel, bueno sí me llamo Angel pero me gusta que me digas Angel, Miguel o Miguel Angel cabrón, no Angel, ¿ok? Sale...". Así, o algo por el estilo.
Pasaron los días, y todos sabemos que cuando agarras confianza con alguien, empiezas invariablemente a ponerle diminutivos y distorsiones a su nombre.
Bueno, pues de repente este guey ya soltó el "Angeliiiito". Luego, haciendo pesas, me lo encontré en el pasillo y aplicó el "Ese Angeliiiiiño". La última: "Es... Angelooovsky". Y ahí ya me cagué de risa, y aquella tirria que tenía a razón de aquella jodedera en la primaria se transformó en motivo de post.
Este lunes, Óscar me devolvió mi credencial a cambio de las toallas usadas, y por primera vez en un rato tuve la precaución de voltear a ver a detalle mi nueva credencial. Cosas del universo, que acomodan los nombres como se les antoja, con tal de que a uno se le quite lo mañoso a la hora de ser nombrados:
Para Oscar. Pobrecito, y él ni en cuenta.
8 comments:
¿mi máximo? JAJAJAJAJA
seguro en la foto saliste terrible porq da la casualidad q pones el pulgar en el rostro jajajaja
saludos ANGEL!!!!
MMMM Angelito.... suena como que ese güey es puñal... Cuídate y más si se te cae el jabón.
No, tapas la foto porque la credencial LA ROBASTE. En realidad es de otro güei, y tú te llamas Antonio Marco.
Angel, que mariquete saliste por esconder tu foto.
Miguelonshan
get ready to No Mercy !!!
HMI
y cómo te cae que te diga Freakney?
Te faltó el de Bri, Britny y Maiky (patentado por el Flack).
Pero tienes razón, demanda al Sport City
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