México es un país de escándalo, y lo digo en sentido literal: conformamos una nación de gente escandolosa, mitotera y argüendera, pa'qué negarlo. Vendemos tamales con altavoz, los micros tienen que ser ruidosos, la lotería se anuncia con gritos (desde niños se les educa), en la escuela "te vocean", y hasta en funerales terminamos alzando la voz más de lo debido.
Después de esta justificación genética/ancestral, debo aceptar que soy gritón y la Yad también. Sí y qué pedo. Pero en este país del escándalo, esto no debería ser un factor sorpresa, sino de costumbre. Vengo de una familia en la que las cosas se solucionan con decibeles y así nos moriremos en el intento. No comprendemos la poca eficacia del método, pero es una tradición muy arraigada como para cambiar.
Hoy fui a desayunar con la Yad a La Buena Tierra, y como siempre, la chorcha fluyó de lo lindo con el tema variopinto. Apenas nos iban sirviendo los huevos (por feo que se oiga), y a la mesa de al lado llegó una familia conceptualmente amargada: ñora ñanga con pants grisáceo de Wal Mart, hija regordetilla con gesto adusto, y un fulano que supongo era su marido por la cara de "pago-a-huevo" que se cargaba. No hablaron una chingada, se ve que estaban divertidísimos.
Tan intrascendentes como se oyen, se sentaron al lado y nosotros proseguimos a huevear. Se fueron los platos, llegó la sobremesa, el pan de plátano, y la plática se instaló sin estorbo alguno. Sin embargo, la ñora no dejaba de voltear. Llegó un momento en que casi metía la narizota en las migajas de mi plato, así que con esa sutileza que Dios me dio, voltee para decirle:
Ch. II: "Señora, ¿quiere sentarse con nosotros?".
ÑÑ: Pues no, suficiente tenemos con amargarnos el día...
Ch. II: Uuuuuy uy uuuuuy...
Yad: Pues es que está muy interesada en nuestra plática...
ÑÑ. ¿Qué? ¿Te molesta que te vea?
(Si hubiera sido un programa cómico, todos los comensales de La Buena Tierra hubieran volteado hacia nuestra mesa, y en conjunto hubieran dicho: uuuuuuuuUUUUUUYYYY...)
Yad: ¿Cómo?
ÑÑ: Pues sí, llevas hablando tooodo el desayuno.
Ch. II: ¿Y qué quería señora? ¿Qué quería? ¡Mejor véngase con nosotros!
Y ahí entró la hija regordetilla con la frase más importante de toda su lacra vida:
"Ya deja de gritar".
Tssssssssssssssssssssssstt. Tssst, tst.
Y se largaron.
Por un instante, llegué a pensar que en algún remoto planeta, por alguna extraña razón, en algún resquicio de la razón, la familia de la chingada podría tener un mínimo de razón. Pero no. Ni madres.
Porque, como bien dice Yad, si eres tan histérica, y tan ñora, y taaaa ñanga...
1. Desayunas en la tranquilidad de hogar viendo Hoy y matas las 2.8 neuronas que te quedan vivas en tu ya de por sí degradado cerebro.
2. Buscas un lugar con poca gente, y no vas a La Buena Tierra, un restaurante con un diseño precisamente ruidoso, con gente ruidosa, que va a hacer escándalo porque así es la pinche gente en este país. Punto.
3. Vas por la vida con tu iPod y te aislas, o bien, te metes unos tapones en las orejas... o en otro lugar que te dé mayor satisfacción.
Y si ninguna te place, pues te chingas, y como dijo Fox: "Comes y te vas". De preferencia, a Noruega o a Nigeria, a ver si ahí entienden tu pinche histeria.
Para Yad... más pláticas como la de hoy.
Después de esta justificación genética/ancestral, debo aceptar que soy gritón y la Yad también. Sí y qué pedo. Pero en este país del escándalo, esto no debería ser un factor sorpresa, sino de costumbre. Vengo de una familia en la que las cosas se solucionan con decibeles y así nos moriremos en el intento. No comprendemos la poca eficacia del método, pero es una tradición muy arraigada como para cambiar.
Hoy fui a desayunar con la Yad a La Buena Tierra, y como siempre, la chorcha fluyó de lo lindo con el tema variopinto. Apenas nos iban sirviendo los huevos (por feo que se oiga), y a la mesa de al lado llegó una familia conceptualmente amargada: ñora ñanga con pants grisáceo de Wal Mart, hija regordetilla con gesto adusto, y un fulano que supongo era su marido por la cara de "pago-a-huevo" que se cargaba. No hablaron una chingada, se ve que estaban divertidísimos.
Tan intrascendentes como se oyen, se sentaron al lado y nosotros proseguimos a huevear. Se fueron los platos, llegó la sobremesa, el pan de plátano, y la plática se instaló sin estorbo alguno. Sin embargo, la ñora no dejaba de voltear. Llegó un momento en que casi metía la narizota en las migajas de mi plato, así que con esa sutileza que Dios me dio, voltee para decirle:
Ch. II: "Señora, ¿quiere sentarse con nosotros?".
ÑÑ: Pues no, suficiente tenemos con amargarnos el día...
Ch. II: Uuuuuy uy uuuuuy...
Yad: Pues es que está muy interesada en nuestra plática...
ÑÑ. ¿Qué? ¿Te molesta que te vea?
(Si hubiera sido un programa cómico, todos los comensales de La Buena Tierra hubieran volteado hacia nuestra mesa, y en conjunto hubieran dicho: uuuuuuuuUUUUUUYYYY...)
Yad: ¿Cómo?
ÑÑ: Pues sí, llevas hablando tooodo el desayuno.
Ch. II: ¿Y qué quería señora? ¿Qué quería? ¡Mejor véngase con nosotros!
Y ahí entró la hija regordetilla con la frase más importante de toda su lacra vida:
"Ya deja de gritar".
Tssssssssssssssssssssssstt. Tssst, tst.
Y se largaron.
Por un instante, llegué a pensar que en algún remoto planeta, por alguna extraña razón, en algún resquicio de la razón, la familia de la chingada podría tener un mínimo de razón. Pero no. Ni madres.
Porque, como bien dice Yad, si eres tan histérica, y tan ñora, y taaaa ñanga...
1. Desayunas en la tranquilidad de hogar viendo Hoy y matas las 2.8 neuronas que te quedan vivas en tu ya de por sí degradado cerebro.
2. Buscas un lugar con poca gente, y no vas a La Buena Tierra, un restaurante con un diseño precisamente ruidoso, con gente ruidosa, que va a hacer escándalo porque así es la pinche gente en este país. Punto.
3. Vas por la vida con tu iPod y te aislas, o bien, te metes unos tapones en las orejas... o en otro lugar que te dé mayor satisfacción.
Y si ninguna te place, pues te chingas, y como dijo Fox: "Comes y te vas". De preferencia, a Noruega o a Nigeria, a ver si ahí entienden tu pinche histeria.
Para Yad... más pláticas como la de hoy.
5 comments:
Jajajajaja qué le pasa?? Uno que se levanta con ganas de desahogarse y cotorrear de lo lindo y esta señora con pésima actitud. Te juro estuvo a punto de amargarme el desayuno pero noo, tenía tantas cosas que contarte, perdón "que gritarte" que ni eso pudo pararme.
Nada de esto hubiera pasado si nos hubieramos quedado en la mesa de al principio...es tu culpa! Jaja
Jejeje, este post es taaaaaaaaaaaan pero taaaaaaaaaan tú que no pude dejar de reirme
¿Quien es Yad? Digo para que cuenten completo el chisme, jeje
Que hueva que exista gente como la ñora.
Me dio penita ajena la situación, las discusiones con desconocidos en lugares públicos me dan urticaria. Cuando te dijo que "¿no quieres que te vea?" le hubieras contestado, no porque me gasto y además cobro. ¿Y el marido? ¿Qué hizo?
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