Monday, April 20, 2009

Hijo de la barbacoa

Llevaba, mínimo, unos 7 años de no entrar a esa casa. Y en cuanto di los primeros pasos en el terreno del pasto disparejo, de las matitas que ponchan pelotas, de las mini-sequías que dan pie a nidos de hormigas, se dejó venir una avalancha hiperreal de recuerdos.

Por el cumpleaños 89 de mi abuela paterna, fui el sábado a La Cañada, un pueblo ubicado en Hidalgo, a 15 minutos de Tepeji del Río. Ahí pasé gran parte de mi infancia, jugando futbol con mis primos, montando a caballo con mi hermano, comiendo gorditas con mi panza y yendo a misa los domingos con una constancia jamás repetida.

Sé que la siguiente frase no es el descubrimiento del agua tibia, pero... "cómo han cambiado las cosas". Antes, ir a La Cañada implicaba el aislamiento global, en el que sólo había llamadas de larga distancia desde la casa del tío Manuel. Ahora ya hay señal y en unas casas, internet y Sky. Antes, sufríamos para ver entre líneas los partidos del Cruz Azul. Los niños ya no se comen las hormigas rojas como lo hacía mi primo Alex (jaja), ni juegan en una caja gigante ocupada por corucos como Julia, jaja, sino que se trasladan a través de un punte colgante perfectamente seguro (Julia, te presento a los corucos). No hay ímpetu futbolero, pero eso seguro regresará cuando los hombres de la familia tengamos hijos. 

Lo que no cambia y nunca cambiará es uno mis olores favoritos: el de la barbacoa recién salida del horno, ese horno que tiene grabada la leyenda "El Berrinches", según mi familia en alusión a un servidor (según yo en alusión a Cirilo, el eterno guardián de La Cañada). Ese pinche olor es una combinación de la carne del borrego con las pencas de maguey y con el ladrillo y con el fierro de la olla...

Aaaaaaaaaaaaahhhhh...

Y comerte un trozo de barbacoa recién salida del horno, literalmente, no tiene comparación. El sábado lo hice otra vez y qué cosa más deliciosa. En agradicimiento, me tomé una foto con el sacrificado, que al parecer estaba un poco tenso al bajar a la simulación del infierno.

Me llegó fuerte el rumor de que Alex hará su cumpleaños ahí. Venga, apoyamos la moción.


Para los nativos de La Cañada, el pueblo donde todos saludan.

8 comments:

Anonymous said...

yeah, por primera vez soy la 1era en comentar y por 1era vez aparezco en tu blog aunque sea junto a los corucos! Malditos invasores jaja! Yo también opino que Ale debe festejar ahí su onomástico y gritar después de un balazo al aire "que empiecen los festejos"
P.D. Faltó la foto de Santi y la cabeza

Unknown said...

7 años??
Más bien eres el "hijo Desaparecido de la barbacoa"¡
Ni Cirilo pudo reconocerte me cae.

Envidia de la buena por esa barbachaaaa...jajaj.

Aburr.

Valeria said...

Yo como de todo, siempre y cuando evada el hecho de que me estoy comiendo cadáveres. Si voy a los lugares de truchas, puedo comer feliz tres, pero nunca soy de las que las escojo para que luego la maten y me la lleven al plato. Cuando fui a Chiapas sufrí por ver al pollo vivo y luego en mi plato. Que a mi me lo pongan ya preparado y como de todo. La próxima vez que coma barbacoa (que siempre lo hago en mi camino a Querétaro), tendré que borrar de mi cabeza tu imagen junto a la cabeza esta jajaja...

Alex B said...

Cabe mencionar que no me comi las hormigas, sólo se me subieron hasta el cuello. Lo de mi cumpleaños me apena decirlas que por cuestiones de trabajo se pospone hasta julio, pero prometo que valdra el tiempo de espera

Chanfle II said...

Quedó sentado en actas, eh mamador?

Anonymous said...

Se le subieron hasta el cuello y le quitaron los pantalones subido en la mesa jaja! Pues ya que es en julio festeja también mi cumpleaños no?

Anonymous said...

Es usted guapo.

Ale Benitez said...

Cuanto egoísmo Bri, todavía estamos esperando la barbacoa que debes haberte traido en un tuper ware.
A ver cuando nos invitas a echar tacos de verdadera barbacha y no de perro.