Sunday, March 01, 2009

El lado B

Cuando las bandas se vuelven estúpidamente famosas, y sus álbums ya se vendieron hasta legalmente en China (ésa y sólo ésa es la verdadera señal del éxito), llega un momento en que su versión 'mainstream' ya no les es suficiente. En algún punto, el agradecimiento a los fans se convierte en condescendencia, y toman la decisión de mostrarles un poquito de lo tanto que ocultan la mayor parte del tiempo.

En términos musicales, a ese lóbulo alternativo se le llama 'Lado B'.

Entonces conglomeran en otro álbum, que por supuesto también se venden de manera enajenada, algunos abortos musicales que tuvieron en el camino para llegar a lo que los hizo millonarios. Puede ser el gran hitazo en versión reggeaton, el himno nacional en versión acústica, o duetos con el charro de la esquina cantando briagos.

A lo que voy es que todos tenemos nuestro 'Lado B'. Que no es necesariamente una hipocresía o una falsedad delatada. Es, creo yo, una parte del 'yo' que vive en formol y necesita ser oreada de vez en cuando. Son los gustos y deseos socialmente reprimidos que no podrían ser parte de nuestra vida cotidiana, pero que tampoco le hacen daño a nadie y en cambio ayudan a satisfacer las ansiedades ocultas de nuestra personalidad.

Con una disculpa de antemano, recurriré a lugares comunes: el fresa irá al Chopo a comprar sus playeras cotorras, y el rudo-rojo-antiimperialista... irá a un antro fresa a cantar rolas de Camila (si nos quedó el saco, nos lo ponemos por favor...).

Muchas veces me he cachado padeciendo traumas que ni siquiera tengo y sufriendo pesares que ni siquiera siento. Y aunque en un ejercicio de consciencia determine que no está bien, años y años de indicadores sociales se recargan en mi lomo (así como en el de todos vosotros), y sacudirlos cuestan trabajo.

Pero cuando por alguna razón, el Lado B logra salir a la superficie, placeres inimaginables suelen poseer el alma, y se disfrutan a más no poder. A veces las consecuencias pueden ser fatales, pero en otras se sobrevive para contarlas.

De eso trata este último viaje a Acapulco. Fue el Lado B en su máxima expresión. Y lo disfruté a tope. Creo que sería bueno sacarlo a pasear más seguido. Sí, MÁS seguido.


Para David y el Richi, con quienes enarbolé esta magia del espíritu B.

2 comments:

Anonymous said...

Se siente bien dejar fluir el lado oculto de cada persona, porque si hubiera más desfogue, no habría tanto mamador con pose.

Me parece que si existiera gente más auténtica , las idas al Sport City serían más divertidas.

azm said...

Escribí un post sobre uno de tus veintemil lados B, ahí lo pasas a ver...
un abrazo carnal