Fue a consciencia, sin apuesta de por medio y por voluntad propia. Ya tenía ganas de darle cranalalacrán. La última vez que eso sucedió de manera radical fue en el lejano verano del 2005. Aquella vez, crudo y desesperado en Venecia, Anaid tuzó y tuzó con unas tijeritas e hizo una obra de arte con mi pelo. Y toda obra de arte conlleva incomprensión, en este caso, de parte mía al ver bultitos de mi mata y pelotes disparejos.
A partir de ahí creció el distintivo bucle. Y el bucle creó arraigo, y el arraigo creó miedo en el cambio de look. Y siempre había admirado a quienes jugaban con su apariencia sin temerle al cambio, como Rubén Barragán. Y más o menos lo había hecho al raparme algunas veces, al intentar la barba James Hetfield o al aplicar el peinado quesooaxaqueño en la secu.
Pero bueno, fueron casi tres años de bucles y ya estuvo sabroso. Van (fueron) pa’fuera. Ya volverán a crecer. Y si no, pus ya veré qué hago.
Seguramente ustedes no, pero yo sí los voy a extrañar. Se formaron para la foto.
Para Sandrite, que me va a matar cuando me vea.
6 comments:
Como va..., sin pensarla, ¿eso es cabello? o es vello púbico de orangután. Y la foto de arriba seguro de MP. Mirada de matón.
Muy bien, "Tío Jorge".
Antes de que digan que censuré y la chingada, informo que lo que borré fue un puto comment de virus. Ches mamadores virtuales.
siempre borras, ya no te cree nadie
Todo fuera como el cabello, que vuelve a crecer, o no, pero no duele, no mata... dímelo a mí
Ay eres un copion de lo piiior, nomás ves que la moda europea es el pelo corto y ahí vas...
Ju
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