Monday, January 28, 2008

AFIF (1927-2008)

¿Sabes qué soñé ayer? ¿Qué abuelo? Soñé que me llevabas al Grano de Oro (un restaurante de carnitas) y que pedías por kilo, y que estaban todos mis nietos, y que comíamos muchos tacos de buche, maciza, cuerito… Oye abuelo, ¿cómo ves si la próxima semana vengo por ti y vamos a comer carnitas? ¿Mañana? No abuelo, el miércoles. Ok, ta bueno.

Esa fue la última conversación coherente que tuve con mi abuelo, Afif Said Díaz de la Vega. Llegó el miércoles siguiente, y para entonces traía tres días de huelga de hambre. Cero alimento, cero. Por lo mismo, no podía ni pudo moverse. Pesaba, a lo mucho, 40 kilos. Consecuencia fatal de años y años de olvidarse del amor, principalmente, del que uno se debe a sí mismo. A sus 80 años, los u.n.i.c.o. que quería era irse, porque no soportaba ver el espejo y sólo encontrar los vestigios del galán que algún día fue. 

Mi abuelo era un hombre increíblemente fuerte. Los últimos años de su vida los dedicó a destruirse y aguantó horas extra. Dejó de comer, no dejó de fumar, bebió, y aún así ahí seguía, postrado en su cama viendo las horas pasar, inundado en su cuarto con olor a viejo, renuente a que mi abuela abriera la ventana para que le esencia se despejara. Las fotos de sus años mozos muestran a un tipo con piernas de popote y torso de marinero. Un rrrrropero, como él decía.

Afif hizo mucho bien y mucho mal. Su legado es digno de aprendizaje, pero también de reflexión y estudio psicológico. Sin mayor enfermedad que la vanidad, se empeñó en dejarse ir, en mutilarse hasta la saciedad, y en el camino, arrastrar a quien se dejara manipular por la estúpida maquinaria del sufrimiento, su arma más poderosa para bien y para mal.

Me rehuso a hablar de mi abuelo como si hubiera sido un tipo intachable, como casi siempre sucede con los muertos. Prefiero escribir de él en su justa dimensión, tan caprichoso como generoso. Gracias a él, Virgencita mi muchacha tuvo un sustento, y su hija, y sus nietas, y su sobrino. Gracias a él, mi hermano y yo tuvimos techo y alimento en nuestra adolescencia, además de un ejemplo de encanto, perserverancia y valores. El precio fue alto, pues Afif era un tipo agresivo, terco y malencarado, con ksssmac en la boca (su gran herencia). Así lo sabíamos y así lo queríamos.

Ya lo agarramos en su recta final. A mí todavía me tocó el epílogo de su plenitud. Me llevaba al sótano de Plaza Universidad a correr cochecitos de control remoto, me compraba ropa, y de salida, hamburguesa de McDonalds. Lo más emocionante era el camino, pues se abalanzaba contra los autos mientras me narraba como si fuera una carrera de F1. Y aquí viene el Ferrari rojo placas 152 CTM (era un Corsar), rebasando a una señora con nariz de muégano, que se le ve el sporopofornico (risas en cascada)… Y el piloto del Ferrari es… ¡Miguel Angel!

A pesar de que yo lo gocé más, mi hermano era su adoración. Hecho a su imagen y semejanza. Tan catrín y mamón y castigador y vacilador como él. Eran igualitos. Física y emocionalmente. Mi abuelo odiaba que le tocaran el pelo (gran parte de su vida usó peluquín). Se tardaba horas arreglándose, pero valían la pena. Impecable siempre de los siempres. Traje hasta para ir a la farmacia de la esquina. Cada vez que sacaba el dinero, tenía un fajo gordísimo. Y cuando no tenía, cambiaba un billete con tal de tener varios y que se viera más choncho el montecito. Blofista a muerte, bromista de corazón. Fue mi primer influencia para las guasas telefónicas. Un tipo dedicado en cuerpo y alma a la ganancia económica y al gasto inmediato del mismo. La verdad es que nunca tuvo mucho dinero… pero quien lo conoció juraría que era millonario. Un Hugh Heffner cualquiera, pero sin conejitas.

Un día rumbo al Libanés, un tipo se nos cerró y nos amenazó con pistola. Yo, como de 7 años, estaba cagado. ¡Eres un cobarde, un cobarde!, le gritaba mi abuelo. Después volteó y me dijo, mientras yo esté contigo, nunca te pasará nada. Y no me pasó, aunque al final yo lo cuidaba más que él a mí, claro. 

La última vez que lo ví (vivo), le puse la mano en la frente (ya sin pelo, porque de lo contrario me hubiera matado), le sonreí, y le dije Adiós Abuelo. Pasaron tres días y después murió. Le dije todo, lo bueno y lo malo, las gracias y las mentadas. No me arrepiento de nada de lo que le dije. Me hubiera gustado que no se fuera tan jodido, tan abatido por su desidia, tan cansado de su vejez. Eso no quiere decir que no lo extrañe, apenas a unas horas de su partida. Se me antojan unos huevos con semec como los que preparaba, quiero aprender más árabe del que me enseñó, escuchar una vez más el chiste del jotito que le aventó un perfumito, de su sueño en el que lo remitían a la delegación (era otro chiste). 

Y por supuesto, hacerle realidad ese en el que lo llevaba a comer carnitas.

Sin duda Abuelo, te vamos a extrañar.

21 comments:

xosean said...

Bri, ¿qué te digo? Aunquee tu intención no es la de hacer un texto melodramático, me hiciste recordar a mi abuelito Don Juan, que se me fue hace 26 años, que lo conocí poco tiempo, pero lo conocí mucho. Me lo recordaste porque plamaste a tu abuelo como ser humano. Muy seguido se nos olvida que nuestros padres y abuelos son personas con miedos, errores, y pocos los llegamos a conocer como se conoce a un amigo. Me da gusto que tú lo hayas hecho.
Un abrazo, Bri.

PD: Te debo unos tacos

Anonymous said...

ACABO DE HABLAR CONTIGO Y NO DIRÉ NADA.

TE ABRAZO CON LA MAYOR INTENSIDAD, LA QUE CORRESPONDE AL AÑO EN QUE PASASTE DE BUEN AMIGO Y UN HERMANO.

humantree said...

Un abrazo muy fuerte.

Plaqueta said...

Enormísimo post. Abrazo de cyberbróders.

David el Terrible said...

LO SIENTO.

Gabriela Carajo said...

Quiero darte el mejor abrazo que te haya dado nunca.
Te adoro, lo sabes.

Anonymous said...

Mike, estoy contigo hermano!!
QEPD

RSA

Ricardo Otero said...

El mejor homenaje para un ser humano es recordarlo tal y como era.

Anonymous said...

Mi chavo...

De lo que he podido leer, sin duda es tu post mejor logrado. Un digno perfil, recuerdo y/o homenaje para tu abuelo y del cual creo estaría él mismo orgulloso.
Estoy contigo.

atte.
Toño

Anonymous said...

Sábado 3 de junio de 2006: Miguel Briseño, Sergio Álvarez y Sergio Guzmán se ponen de acuerdo para ir a comer al Burger King de Pabellón del Valle por ahí de las 16:00 horas.
Apenas saliendo del Reforma, Guzmán (o sea yo mero) recibe una llamda telefónica (es su hermana mayor, Ana Lilia). - Oye Beto (así me dicen en casa) trata de no alterarte, te aviso que mi abuelito acaba de morir. Mi mamá no quería que te avisara porque estás trabajando, pero la mayoría de la familia opinó que era mejor llamarte. Todavía lo tienen en el hospital, al rato te avisamos dónde lo vamos a velar. Lo único que pude responder fue, ok, gracias, al rato les hablo. Y colgué.
Resoplé hondamente para tratar de que se desatara el nudo que invadió mi garganta. Varios pasos adelantados, el tocayo y Miguel de pronto voltearon y vieron que me quedé ahí parado sin seguir el camino.
Volvieron hacia mí y como pude les dije lo que me habían informado. Me dijeron que me regresara a la redacción para informarle al jefe y así irme con mi familia.
Un tanto atarantado por la noticia, preferí irme a comer con ellos. Obvio la plática en la mesa fue dedicada al abuelo Jesús, padre de mi madre, que se nos había ido a los 80 y tantos años de edad.
Recuerdo que Miguel me habló del suyo, y contó lo que más o menos realató aquí sobre su descuido y sus ganas de irse y lo que ello le molestaba al buen Bricny.
Me comí una Guoper doble, paquete mediano, refresco de manzana, y evidentemente no la disfruté, sólo la comí porque sabía que iban a transcurrir muchas horas para volver a meterle algo de comida a mi estómago.
Volvimos a la redacción, ya más madreado porque me había caído el veinte de lo acontecido, hablé con Jaime Rubio (encargado ese día de la sección) y le pedí permiso para salirme. Me dijo que acabara lo que tenía agendado, y un poco encabronado por su respuesta me fui a mi lugar, ahí lloré en silencio y entregué lo que me pidieron.
Me despedí, algunos compañeros me dijeron 'chambita de esas', a lo que sólo esbozaba una leve sonrisa, llegué al lugar de Miguel, me abrazó y acto seguido prácticamente corrí para salir del periódico y así seguir llorando.
Hermano, sabes que estoy contigo, qué chingón que en estos momentos tengas claro quién fue tu abuelo, eso ayuda bastante para mitigar el dolor que invariablemente se siente tras una partida así.
Te mando un abrazó

Te quiero cabrón!

By Carni Boy

Anonymous said...

Querido Miguel Angel:

Me encantó conocer a tu abuelo a través de tu post, sin duda un gran personaje, pero nada mejor que un nieto como tú.

Y como sé bien que no existen las palabras exactas para consolar a los corazones dolidos en momentos así, simplemente te mando un abrazo y espero que tú y tu familia se asimilen pronto sin él.

Livier

Anonymous said...

Miguel, eres mi amigo y estoy orgulloso de eso... pero tambien me sentiria orgulloso de tener un nieto con la virtud de poder expresar y valorar con las palabras estos sentimientos.

Un fuerte abrazo mi hermano
DanG9

Anonymous said...

Hermano, este post es digno de que haga mi primer comentario aqui, solo te quiero decir que estoy contigo y que lo siento mucho.

se te quiere y lo sabes.

Veco.

Anonymous said...

Hermano, este año 2008 puedo decir que tengo claro que eres uno de mis mejores amigos, teniendo 10 años de conocerte, y mas , me siento feliz de haber conocido a tu abuelo, jamás se me olvidará esa carne asada y los chistes (que no me los sé) pero me dejaron claro esa firmeza de carácter, como todo un árabe y a la vez esa gracia acompañada del famoso kssemac que por supuesto recordaré.

Un abrazo muy fuerte.

NABI

Anonymous said...

TE QUIERO MUCHO, MUCHO Y TE MANDO UN ABRAZOTE...

ARI

e. said...

Besote, e.

Anonymous said...

Es lo maximo esto que le dedicaste a mi abuelo es el mejor que he leido... me hiciste sonreir, llorar en fin recordar muy buenos tiempos en fin creo que el caracter de mi abuelo era unico fue galan y nunca perdio su esencia. Lo vamos a extrañar...
Te quiero mucho!!!!

Xun said...

Siempre te he considerado un pilar en tu familia, por lo poco que sé. Admiro la fuerza con la que has sabido siempre estar por y para ellos.

Para mi fiste y has sido un gran apoyo todo este año tan difícil, yo sólo puedo (intentar) ser lo mismo. Acá andamos mano. Un abrazo muy grande.

Anonymous said...

Cuidenos Don Afif

HMI

Anonymous said...

Miguel, yo no tuve la dicha de conocer a mis abuelos, pero creo que siempre es un placer aprender de la gente que te quiere sin reparos.
Te mando un arbazo

Ale Benitez

Anonymous said...

Miguel, yo no tuve la dicha de conocer a mis abuelos, pero creo que siempre es un placer aprender de la gente que te quiere sin reparos.
Te mando un arbazo

Ale Benitez