Definamos suerte: acomodo de circunstancias que provocan sucesos en la vida de determinada persona, independientemente de si ésta los desea. Bajo este parámetro, todos tenemos buena o mala suerte, y ese factor determina gran parte del rumbo de nuestras vidas, o por lo menos eso creemos.
Sergio Álvarez es un tipo con muy buena suerte, pero no como mucho la identifican en la H. Institución periodística en la que laboro y en la que hasta ayer él también trabajaba. Dicen que su trabajo estaba marcado por la suerte. Sim embargo, él y yo tenemos una reconcepción de la suerte en esto del periodismo: aquel se que "encuentra" una nota, tiene que estar en el momento y lugar indicado, y para eso, hay que saber dónde pararse. Y de qué sirve estar ahí si no tienes la capacidad de reaccionar con las preguntas correctas en el "mood" indicado. Para eso también se necesita saber, y no solamente "tener suerte". Todo eso lo tiene Sergio.
Hay quien le llama suerte. Yo diría que él tiene sagacidad para obtener lo que quiere de cada fuente, desde un directivo hasta un barrendero. Astucia para meterse en la puerta correcta (y, porqué no, también una pellizcadita de suerte -la real- para no equivocarse nunca). La capacidad de reaccionar en situaciones límite, a donde muchos ni siquiera tienen el valor de acercarse. Y más importante, la vitalidad para reponerse después de varias ocasiones en las que a todas esas cualidades, les llamaban suerte.
Que es necio, sí. Pero quién no lo es. Yo soy igual de necio que él. La diferencia entre los necios (él y yo) y los necios de clóset (they the people), es que ellos no reconocen su necedad. Decía Sócrates, la verdadera sabiduría está en reconocer la propia terquedad (¿o era ignorancia?).
Pero al final del camino, no fue necio cuando se esperaba que así fuera. Fue agradecido como pocos, y agradecido de corazón, rayando en la humildad. Yo le agradezco todo lo que me dio como compañero laboral y como amigo. Y estoy seguro que a partir de hoy, le seguiré agradeciendo mil cosas en ese segundo rubro. Porque conmigo, en ese aspecto, jamás se le ha ido una sola nota. Yo sí soy suertudo.
Para ti hermano, te vamos a extrañar.
Sergio Álvarez es un tipo con muy buena suerte, pero no como mucho la identifican en la H. Institución periodística en la que laboro y en la que hasta ayer él también trabajaba. Dicen que su trabajo estaba marcado por la suerte. Sim embargo, él y yo tenemos una reconcepción de la suerte en esto del periodismo: aquel se que "encuentra" una nota, tiene que estar en el momento y lugar indicado, y para eso, hay que saber dónde pararse. Y de qué sirve estar ahí si no tienes la capacidad de reaccionar con las preguntas correctas en el "mood" indicado. Para eso también se necesita saber, y no solamente "tener suerte". Todo eso lo tiene Sergio.
Hay quien le llama suerte. Yo diría que él tiene sagacidad para obtener lo que quiere de cada fuente, desde un directivo hasta un barrendero. Astucia para meterse en la puerta correcta (y, porqué no, también una pellizcadita de suerte -la real- para no equivocarse nunca). La capacidad de reaccionar en situaciones límite, a donde muchos ni siquiera tienen el valor de acercarse. Y más importante, la vitalidad para reponerse después de varias ocasiones en las que a todas esas cualidades, les llamaban suerte.
Que es necio, sí. Pero quién no lo es. Yo soy igual de necio que él. La diferencia entre los necios (él y yo) y los necios de clóset (they the people), es que ellos no reconocen su necedad. Decía Sócrates, la verdadera sabiduría está en reconocer la propia terquedad (¿o era ignorancia?).
Pero al final del camino, no fue necio cuando se esperaba que así fuera. Fue agradecido como pocos, y agradecido de corazón, rayando en la humildad. Yo le agradezco todo lo que me dio como compañero laboral y como amigo. Y estoy seguro que a partir de hoy, le seguiré agradeciendo mil cosas en ese segundo rubro. Porque conmigo, en ese aspecto, jamás se le ha ido una sola nota. Yo sí soy suertudo.
Para ti hermano, te vamos a extrañar.
1 comment:
Lo peor es que no sabemos si tuvieron que darle las gracias por ser necio o por incómodo, por ser humilde y digno. Humildad y dignidad, temas de los que muchos hombres que conocemos prefieren no hablar.
Saludos mi British.
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