Saturday, July 22, 2006

Cinturas quebradas

Una de las virtudes más despreciadas de nuestros tiempos es el ritmo. Se necesita para bailar, jugar futbol, comer, y por supuesto, para eso que podríamos llamar "that thing you do". Sin embargo, pocas veces el ritmo es motivo de elogio para una persona. Quiero ver en un antro que llegue un chamaco diciéndole a su objetivo "qué rítmica eres", y ya verán cómo le va.

El ritmo en la escritura de Sergio Guzmán es perfecto. Sabe cómo entrar, cuándo apretar, dónde poner la coma y cerrar cada nota como pocos pueden. Difícilmente podremos encontrar reporteros en la prensa deportiva mexicana que traduzcan con rítmica exactitud lo que sucede en una cancha de futbol o en cualquier otro ambiente pambolero.

Para referirme a él y su trabajo, siempre pongo de ejemplo la crónica que escribió del partido Jaguares vs. Cruz Azul, en la que mi Machine trituró al Jaguarú gracias al (ejem...) ritmo de César Delgado.

En su área técnica, el estratega de Cruz Azul trataba de calmar los nervios con cigarrillos, ese vicio que no ha podido arrancarse y que le ganó la batalla en el intento por cumplir su palabra para dejar de fumar.
Entonces apareció el "Chelito", que sacó el último gramo de energía que le quedaba para ridiculizar a "Tiba", Everaldo Barbosa y Omar Ortiz, quienes por fortuna salieron por su propio pie con todo y los quiebres de cintura que les provocó Delgado. Gol de antología y Romano por poco se traga la colilla del último cigarro en el festejo.
Dos triunfos, seis puntos y liderato general para la Máquina. Sin duda, un comienzo perfecto.

Ole. Tras estos tres párrafos, los últimos de su crónica, Sergio ya cortó dos orejas, rabo, pesuñas, lomo, cuernos y mocos. El jueves, día en que dejó de trabajar en el mismo periódico donde yo crecí, se lo rogué: "Por favor, nunca dejes de escribir".

También le dije otras cosas: que no entendía porqué de su despido, que lo quería mucho, y sobre todo, que no tenía que preocuparse por su futuro. Porque además de ser el Robbie Williams de la crónica deportiva, es auténticamente un tipazo, jalador como él solo, en las buenas y en las malas.

Lo voy a extrañar en los pasillos de Reforma, pero no tengo duda que lo van a extrañar más quienes tenían la suerte de leer sus piezas. Yo, al menos, lo seguiré teniendo en mi vida, como un rítmico amigo al que admiro demasiado.


No te hagas Sergito, te vamos a extrañar.

1 comment:

Anonymous said...

Best regards from NY! Diamond jewelry watches