Monday, January 19, 2009

Asté

Hace mucho, pero muuucho tiempo, llegó a la casa de mis abuelos una muchacha de 17 años llamada Virginia. Medía como 1.30, estaba delgadita y no sabía leer ni escribir. Comenzó a trabajar en el "servicio" del hogar cuando mi mamá tenía 15 y mis tíos 13 y 11. Una hormiga era huevona a su lado. Pronto le agarró el modo a mis abuelos, ellos le tomaron confianza, y se integró pronto al núcleo familiar. Ya decían que "era como de la familia".

Un día, a Virgencita (o "Chaparra", o "Chavis") la visitó un fulano y la invitó a pasear. Y pus que se la empieza a llevar al baile (literal). Un día que me los pescan toqueteándose sobre Avenida Eugenia "cuando todavía tenía camellón" (un premio al lector que mande una foto de Eugenia con camellón). Mi abuelo tuvo que ir a sacarla de la Delegación. En esos días, Virgencita le sale a mi abuelo con su domingo 7. Y el fulano, ni sus luces. Afif, con toda su vocación de ayuda, le dice que no hay tos y la anima a que venga la creatura.

Eso de que era "como de la familia" dejó de ser un eufemismo. Verónica, la niña, fue educada bajo la premisa de que mis abuelos eran sus padrinos (lo eran), y mis tíos y mamá sus hermanos. Pasaron los años y un día a Verónica un fulano la invitó a pasear. Y pus que se la empieza a llevar al baile (literal). Un día que me los pescan... sí sí, la historia se repite. Verónica no tuvo una, ni dos, sino tres retoños. Y sí, por un laaargo lapso también vivieron en la casa.

En ese inter, Virgencita atestiguó las bodas de mi madre y sus hermanos, muertes familiares, mi nacimiento, el de mi hermano y el resto de mis primos, bonanzas y crisis económicas, gritos, sombrerazos, cachetadas y abrazos, novias, amigos, comidas, borracheras y mucho más. Siempre en primera fila. Siempre rifándose con lealtad a mis abuelos.

Ella se dice mi abuela. A ella le debo mi gordura de bebé (¿?), baños de sol en una alberca de Odisea Burbujas, haber aprendido a jugar fusbol, vasquesbol, varias lecciones de pelar tomates, comer chicharrones del mercado hasta vomitar, guerritas de agua (cuando había) y que hoy sea (dejen alivio la garraspera) sea yo "un hombre de bien".

Cuarenta años después de su llegada, Virgencita mide 1.30, lo u.n.i.c.o. que mantiene delgada es su trenza de Paco Palencia, lee y escribe (el súper, su nombre y las cuentas del Avón), y tiene un peculiar modo de hablar. Reproduzco:

Persona al otro lado del teléfono: ¿Me extrañas Virgencita?
Virgencita: "Yo sí la extraño asté, pero asté no me extraña asté".

Ella comprime las palabras, en una muy prudente economía del lenguaje: ¿Cómo te fue? o ¿Cómo les fue? pasa a ser "¿Cómo fue?"; que te vaya bien o que les vaya bien pasa a ser "Vaya bien"; zanahoria pasa a ser "zanoria" y también easy off pasa a ser isió.

El asté se cuece aparte. No es que gaste palabras, sino que ahí hace doble énfasis. Como las comillas, vaya.

Virgencita duerme en el cuarto de servicio por pura costumbre. Mi abuela proclama que es una hermana más. Se va con ella a su pueblo (la tres veces bella Santa María Ajaloapan), comen barbacoa, cortan tunas, descansan, van al lago y se divierten como enanas. A mí me lava la ropa, me cocina con harta grasa y me consiente en mis pendejadas. Y a mi hermano le pega con una pala "cuando se porta mal", y lo despierta cuando se queda dormido por crudote y borrachote.

Y a mi abuelo, su padrino, lo extraña y lo honra a cada rato. Pues cómo no, si entre otras cosas, diario se encargaba de hacerle esa magnífica pregunta que todavía oigo en el cuarto de mis abuelos.

¿Y asté qué cenar asté?


Para la verdadera mandona de esa casa.

11 comments:

Ricardo Otero said...

Personajes como ella son los que le dan sabor a la vida.

Unknown said...

Me gustó mucho asté, ande asté.

Anonymous said...

el fusbol y el vasquesbol han de ser deportes re difíciles, ei edá?

Sascha! said...

me recordó a la muchacha que había adoptado mi primo y su esposa, pero ella un día nomás así desapareció, con dinerito en las bolsitas y ropita nueva! snif

Stephyrri said...

Virgencita, como olvidarla, jajaja se enojaba si entrabamos corriendo por la cocina, pero es cierto siempre ha acortado las palabras...

azm said...

Chia, ya me iba a sacar la lagrimita... asté

Anonymous said...

que me dices del Windy...y sin palabras me quedo...cuando tengo que hablar de la cochinita de la Virgencita...NO MAMES!!!

HMI

Diana. said...

hola.. soy nueva en esto.. espero un dia que visites mi blog..
saludos..

La Rosy said...

Que bonito escrebe asté.

Me encanto!

Anonymous said...

Ese tipo de pesonas son invaluables, pues hacen las cosas no por oligación sino por convicción y gratitud.

Anonymous said...

Ay gracias a Vírgen que sin sus cremas de ..Vón (porque Avón también se acorta) seguriríamos con manchas de limón en las manos.