Sí claro, la ociosidad. Nada de que fumar, tragar o drogarse. Ya ni como decía Al Pacino en Devil's Advocate: Vanity, my favorite sin. Oséase, el vicio de verse diario al espejo.
Sin duda, la ociosidad. Porque, si no fuera la ociosidad la madre de todos los vicios, no habría alguien que dedicara unos minutos de su preciada vida para rascarle con un cutter, o bien, con su malévola uña a su micro. Y lograr una maravillosa puntada, como la siguiente:
Pinches ociosos, me cae (Pinche, del prefijo pinche, como dice Inphi)
Para el genio que ideó esta joya del arte urbano.
1 comment:
Pura gente fina!
Post a Comment