La mente es como las mujeres

Dicen por ahí (defino 'por ahí' como ese vago individuo sin rostro que camina a través del tiempo regando sabiduría sin mostrar su IFE) que Albert Einstein se aventó esa frase de: ¿Por qué será que mis mejores ideas surgen mientras me rasuro?".

Dudo que lo haya dicho así, tal cual. Seguro se ha trastornado con el paso del tiempo. Pero no suena nada, nadita descabellado. Planteo esto porque últimamente me han brotado espermas de brillantez mientras corro, una actividad a la que le he estado dedicando mucho mucho tiempo estos últimos dos meses. 

Insisto, tiene sentido. La mente es una mujer. Igualita a todas. Nada más no la pelas y se pone las pilas. Al menos así es en mi caso (ay... no se hagan, el suyo también). Ya van varias teorías que maquilo mientras corro, y para mi infortunio, cuando llego a algún lugar anotable, suele haber volado la paloma.

Pero el lunes sí alcancé. Y entonces traté de acomodar bien los fragmentos de inteligencia para llegar a la siguiente premisa. Me cito:

"La juventud es un concepto subjetivo. Y aunque todos suponen saberlo, no lo razonan en su vida. La gente se la pasa mortificada por no perder la juventud, cuando esto es inevitable. Es un fenómeno extrañísimo. E imposible de definir. Contrario a la vejez, que es el proceso en que cada vez menos gente te considera joven".

Mente mía, me gusta... lo guardaré para la posteridad. Eres igual que las mujeres, nada más no te pelo y te pones las pilas. Y aplicando el mismo principio... siempre encuentras la fórmula de llamar mi atención.

Para mi eurohermano que está de vuelta.