Wednesday, January 28, 2009

Aha aha

La próxima vez que postee en u.n.i.c.o. ya no tendré 26 años.

El maese WJPorter me dijo que iba a disfrutar esa edad. Lo hice. Pero... O sea, sí los disfruté, pero... Pudieron estar mejor, vaya. Los 24 estuvieron de fábulísima, los 25 medio equis, los 26 pasará como 'the transition age'. Aaaaggghhh... o algo así.

El caso es que se vienen los 27. El número de Hermosillo, papá. No puede ser nada más que algo bueno. Además, los zangoloteos ya pasaron (o no). 

Así que lo que debo de hacer es ya ponerme las pilas y conseguirme una novia formal. Sentar cabeza, vaya. Y hacer las cosas como se deben hacer. Y comprometerme. En ese inter, buscar un departamento y junto con mi fiancé hacer una vaquita y comprar un nidito de amorrr. Y posteriormente, vivir entre cajas. 

O no, mejor todavía no.

Porque la verdad:




That's the way aha aha, I like it, aha aha (Neto, puto el que no baile con estos carnales y el ritmazo. ¿Cantarán todavía? Si sí, ¿alguien quiere acompañarme?)

Por cierto, también puto el que no me felicite.


Para los que tienen 27 aha aha, I like it, aha aha... yeah!

Tuesday, January 27, 2009

Mi abuelo y yo

1) Mi abuelo desayunaba siempre lo mismo. En su charolita blanca con detallitos cafés, le subían un vaso con agua y Florida 7 aparte (horrible). Un vaso de jocoque aguado, y un huevo cocido. Todo se lo ejecutaba en 3 minutos y medio. Manejó la Rinbros manga larga, hasta los últimos años de su vida. Y sus pantunflas, mismas que por las noches arrastraba por los pasillos de la casa, y que avisaban que había que cambiarle al soft porn de Cinema Golden Choice para simular que veía ESPN.

Poco a poco le quitó elementos a su desayuno. Primero el huevo, luego el Florida 7, luego el jocoque.

Luego ya no desayunaba.

2) Me he cachado últimamente con un tic de mi abuelo. El que aplicaba para rascarse la cabeza. La parte más cercana a la muñeca se recargaba en un extremo de la frente, y con índice y medio se frotaba de lado a lado. Para disimular la pelona. Y siempre lo regañábamos porque de tanto rascarse le salió una alergía o algo así.

Yo apenas tengo entradas.

3) Jamás jugó futbol. Por más que rogué, supliqué, imploré... nunca jugó futbol conmigo. Eso sí, quesque me decía cómo "chutar". Debió ser malísimo de joven. Lo imagino como volante derecho, acá, muy farol, ocultándose de la bola pero haciendo como que no. Y chingando al árbitro toooodo el pinche partido.

Eso lo sacó mi hermano. Yo sí aprendí a chutar.

4) Las manos de mi abuelo eran envidiables. Las tenía, no limpias, impecables. De verdad. Estaban rosas, lisitas, chingonsísimas. Un anillo nada más, con un brillantito incrustado. Se hacía manicure, y ni de broma se le veían gay. Yo un día lo traté de imitar y ni de broma se me veía machín. Sus manos combinaban con el look de dandy de los 40 que manejaba.

De chavito, me iba los viernes a su casa a dormir, y me hacía masaje en la espalda. ¡Qué pinche masaje! Me quedaba jetón en la cama de latón, esa en la que me fascinaba dormir, y misma que años después condené y quería tirar a la basura ante la defensa casi espartana de mi abuelo.

Creo que le aprendí algo en esas artes del masajeo.

5) Mi abuelo era como Polo Polo. Contaba un chingo de chistes bueniiiísimos, tantos que es imposible acordarse de todos. En su gran mayoría el chiste acababa en una gran pendejada, pero no importaba porque ya te habías cagado de la risa todo el camino. Uno de los mejores era el siguiente:

Llega un cabrón muy emocionado a su casa porque se acaba de comprar unas botas de piel de cocodrilo. Excitadísimo, perfectamente ataviado con sombrero, traje, camisa y su nueva adquisición, llega con su vieja, y le dice, 'Mira nomás viejaaaa, miraaaaa, miraaa... ¿qué me notas de nuevo? (y mi abuelo bailaba, zapateaba muy, pero muy cagado).

- Nooo, pus nada viejo... (la cara de encabronamiento de mi abuelo era indescriptible. Verlo era el cielo de la risa).

- Mch, mmmta, ksss... (y se quitaba el sombrero y el saco). 'A ver, ora sí viejaaaa, qué me notas de nuevo eh, míiiraaaaaa' (y zapateaba más cabrón).

- Nooo, pus nada viejo... (mi abuelo se recontraemputaba más).

- Oquela (y el guey se quedaba encuerado sólo con sus botas). 'A ver pppiinnnnche viejaaaaa, qué me notas de nuevo, mira, MIRAAAAA'... (ya estaba en el suelo).

- Nooo, pus na...

- ¡Mis botas pendeja, mis botas de pielo de cocodrilo nuevas taradaaaa!

- Nooo, pues no seas pendejo viejo, ¡¡¡a l'otra cómprate un cinturón!!!


Llevaba horas tratando de maquilar algo para conmemorar el año de su muerte. No se me ocurría nada, mas que puras anécdotas. Entonces las empecé a escribir, y ahora podría seguir con 17 entregas más. Es la mejor manera de decirle a AFIF que lo extrañamos.

Sunday, January 25, 2009

El detalle

El otro día, una amiga que lleva casada varias décadas, hizo una comparación con respecto a otra amiga mutua, que no está casada, pero que tiene una relación estable de varios años.

"Mi galán me ha regalado más flores en todos estos años, que su galán a ella en unos cuantos. Y eso que ni siquiera se han casado..."

Oh reflexión. La primera reacción fue la más obvia. Ah pero qué pinche hojaldra aquel guey, y además, tú tienes un reyzazo. Peeeeero... ya en un segundo análisis a solas, ya después del calor de la plática, la conclusión fue otra.

¿Por qué tienen valor los detalles? Pues porque hay una rutina dominante, establecida (muchas veces aburrida), y de repente irrumpe una acción sorpresiva, que desequilibra y a veces hasta conmueve.

Sin embargo, entre más seguidos son los detalles, más pierden su valor. Es su naturaleza ser esporádicos. O sea, mientras más aparezcan, más se parecerán a una rutina y no a un detalle. Si yo llevo chocolates un día, será un detallazo. Pero si los llevó otra, otra, y otra vez, ya no es detalle, y hasta pendejo salgo por aplicar la misma, a pesar de que el primer detalle tuvo éxito.

Entonces, ¿quién es más salsa? El que se aplica mucho y se esmera, o el que de vez en cuando pone una centella y se lleva las palmas a pesar de que en realidad es un oportunista.

La teoría diría que el primero, pero yo digo que en la práctica práctica, el segundo siempre es el ganón.

¿No?


Para los que hemos sido uno y otro en uno y otro momento de nuestra vida.

Saturday, January 24, 2009

Miyorch

En quinto de prepa, el "Chango" Torres Lemus me enseñó hartas, hartas etimologías. Fue una de mis clases preferidas, y a la que más utilidad le he encontrado en la (mi) vida cotidiana.

De los cientos de palabras que explicó, una se me quedó grabada: Jorge. Jorge viene de George. George viene de Geo. Geo viene del griego "Ge", que significa tierra. El hombre que trabaja la tierra. Es decir, Jorge significa campesino.

Ahora bien, por alguna extraña razón, acostumbramos traducir a otro idioma, normalmente al inglés, los nombres de nuestros amigos. Es "de cariño". Pedro muchas veces es Piter, Carlos es constantemente Charli, Alfredo se convierte en Alfred o Fredi, etcétera. Miguel es versátil: Maik, Miki, Maikol, Maikel, Miguelonchans.

Sin embargo, ninguno como Jorge, que obligadamente se transforma en Yorch. Y siempre, casi pinche siempre, es Miyorch.

¿Por qué "mi" Yorch? ¿Por qué Miyorch? ¿En qué momento nos encariñamos tanto con la traducción al Yorch (a veces Yorsh, lo cual es cagantérrimo), que la hacemos nuestra con el Miyorch?

Algún Jorge debería explicarme este fenómeno, que suele ser más frecuente cuando no conoces a profundidad al Yorch en turno. Es, como algún día posteé, un saludo de gimnasio. "Ese Miyoooorch, cómo has estado, qué pasó, a darle duro noooo".

Chale... Miyorch.


Para la colección de posts altamente intrascendentes.

Thursday, January 22, 2009

La madre de todos los vicios

La ociosidad.

Sí claro, la ociosidad. Nada de que fumar, tragar o drogarse. Ya ni como decía Al Pacino en Devil's Advocate: Vanity, my favorite sin. Oséase, el vicio de verse diario al espejo.

Sin duda, la ociosidad. Porque, si no fuera la ociosidad la madre de todos los vicios, no habría alguien que dedicara unos minutos de su preciada vida para rascarle con un cutter, o bien, con su malévola uña a su micro. Y lograr una maravillosa puntada, como la siguiente:


Pinches ociosos, me cae (Pinche, del prefijo pinche, como dice Inphi)


Para el genio que ideó esta joya del arte urbano.

Tuesday, January 20, 2009

El gran final

Qué difícil es acabar las cosas. Uno nunca sabe con cien por ciento de certeza si es la manera correcta o si podemos hacerlo mejor. Y cuando digo "las cosas", me refiero a todas las pinches cosas. Todas:

- Hacer un sandwich (cortar o no cortar las orillas)
- Tronar (Amigos con beneficios o con muchos beneficios)
- Despedirse de un familiar o amigo que no verás en un rato (Neto nos hablamos, o nos valdrá madres)
- Pitar al 90 en un partido de fut (Glower es un maestro).
- Dejar un hotel (Aaaah, la nostalgia de dejar el jabón chiquito)
- Irse del antro (La última y nos va... bueno, las últimos dos y luego nos va... bueno, el último pomo y luego nos va...)

O sea, siempre está presente la cosquillita en un final de algo. Ahora, imagínense, ¿cómo coños acabar una serie animada cuyo meollo principal es precisamente la imposibilidad de un final?

El Coyote y el Correcaminos es una paradigma de la vida: mientras más te cuesta algo, más luchas por alcanzarlo. Pasa, sobre todo, con las chiquits. O sea, uno puede estar jode y jode, mame y mame, chingue y chingue, semanas, meses, años. ¿Y luego? ¿Qué pasa cuando al fin se deja?

¿Qué coños le pasaría al Coyote si atrapa al Correcaminos? Increíblemene, en una noche de ocio en YouTube, encontré la respuesta oficial. Lectores de u.n.i.c.o., yo no sé si ya lo vieron, o si no se sorprenderán (porque yo sí). Con ustedes, el gran final del Coyote y el Correcaminos:



A mí me pareció una obra maestra. ¿Y luego que lo atrapas? ¿Qué?

¿Te casas?

Jajajaja... naaaah.

¿O sí?


Para los que saben lo que quieren. Benditos ustedes.

Monday, January 19, 2009

Asté

Hace mucho, pero muuucho tiempo, llegó a la casa de mis abuelos una muchacha de 17 años llamada Virginia. Medía como 1.30, estaba delgadita y no sabía leer ni escribir. Comenzó a trabajar en el "servicio" del hogar cuando mi mamá tenía 15 y mis tíos 13 y 11. Una hormiga era huevona a su lado. Pronto le agarró el modo a mis abuelos, ellos le tomaron confianza, y se integró pronto al núcleo familiar. Ya decían que "era como de la familia".

Un día, a Virgencita (o "Chaparra", o "Chavis") la visitó un fulano y la invitó a pasear. Y pus que se la empieza a llevar al baile (literal). Un día que me los pescan toqueteándose sobre Avenida Eugenia "cuando todavía tenía camellón" (un premio al lector que mande una foto de Eugenia con camellón). Mi abuelo tuvo que ir a sacarla de la Delegación. En esos días, Virgencita le sale a mi abuelo con su domingo 7. Y el fulano, ni sus luces. Afif, con toda su vocación de ayuda, le dice que no hay tos y la anima a que venga la creatura.

Eso de que era "como de la familia" dejó de ser un eufemismo. Verónica, la niña, fue educada bajo la premisa de que mis abuelos eran sus padrinos (lo eran), y mis tíos y mamá sus hermanos. Pasaron los años y un día a Verónica un fulano la invitó a pasear. Y pus que se la empieza a llevar al baile (literal). Un día que me los pescan... sí sí, la historia se repite. Verónica no tuvo una, ni dos, sino tres retoños. Y sí, por un laaargo lapso también vivieron en la casa.

En ese inter, Virgencita atestiguó las bodas de mi madre y sus hermanos, muertes familiares, mi nacimiento, el de mi hermano y el resto de mis primos, bonanzas y crisis económicas, gritos, sombrerazos, cachetadas y abrazos, novias, amigos, comidas, borracheras y mucho más. Siempre en primera fila. Siempre rifándose con lealtad a mis abuelos.

Ella se dice mi abuela. A ella le debo mi gordura de bebé (¿?), baños de sol en una alberca de Odisea Burbujas, haber aprendido a jugar fusbol, vasquesbol, varias lecciones de pelar tomates, comer chicharrones del mercado hasta vomitar, guerritas de agua (cuando había) y que hoy sea (dejen alivio la garraspera) sea yo "un hombre de bien".

Cuarenta años después de su llegada, Virgencita mide 1.30, lo u.n.i.c.o. que mantiene delgada es su trenza de Paco Palencia, lee y escribe (el súper, su nombre y las cuentas del Avón), y tiene un peculiar modo de hablar. Reproduzco:

Persona al otro lado del teléfono: ¿Me extrañas Virgencita?
Virgencita: "Yo sí la extraño asté, pero asté no me extraña asté".

Ella comprime las palabras, en una muy prudente economía del lenguaje: ¿Cómo te fue? o ¿Cómo les fue? pasa a ser "¿Cómo fue?"; que te vaya bien o que les vaya bien pasa a ser "Vaya bien"; zanahoria pasa a ser "zanoria" y también easy off pasa a ser isió.

El asté se cuece aparte. No es que gaste palabras, sino que ahí hace doble énfasis. Como las comillas, vaya.

Virgencita duerme en el cuarto de servicio por pura costumbre. Mi abuela proclama que es una hermana más. Se va con ella a su pueblo (la tres veces bella Santa María Ajaloapan), comen barbacoa, cortan tunas, descansan, van al lago y se divierten como enanas. A mí me lava la ropa, me cocina con harta grasa y me consiente en mis pendejadas. Y a mi hermano le pega con una pala "cuando se porta mal", y lo despierta cuando se queda dormido por crudote y borrachote.

Y a mi abuelo, su padrino, lo extraña y lo honra a cada rato. Pues cómo no, si entre otras cosas, diario se encargaba de hacerle esa magnífica pregunta que todavía oigo en el cuarto de mis abuelos.

¿Y asté qué cenar asté?


Para la verdadera mandona de esa casa.

Saturday, January 17, 2009

Quítate los pantalones

Caray, caray, caray. Leo una y otra vez las notas y las declaraciones acerca de la prohibición de besarse en las calles de Guanajuato, y me cago de la risa. No puede ser, pinches panistas de hueso colorado. ¿Lo harán a propósito? ¿Como para qué? Y luego a mí... chale. Si en verdad Guanajuatizaran México y esta propuesta de ley se convirtiera en ley y luego se extendiera a toda la República, caray, caray, caray, pues yo tendría muchos problemas.

¿Qué tal si hicieran un torito para besuqueadores? Y que fuera mixto. ¡Yeeeeah! A eso yo le llamaría un proceso para revertir una ley by the hippie way (peace and love, harto love).

Comento esto porque mientras en Guanajuato censuran a los besucones, en Nueva York están recagados y el pasado 12 de enero alargaron un evento que ya se convirtió en toda una tradición: el "No Pants Ride", que no es otra cosa más que una gran pendejada. Lo inventó un guey llamado Charlie Todd viajando en el metro sin pantalones, y se grabó con una cámara oculta en una bolsa. Estuvo tan cagado que el "No Pants Ride" agarró ondita, el asunto creció, y cada vez más gente se le unió en la pendejada, cuya única misión es hacer reír a los demás.

Ahora, Charlie Todd es el líder de Improv Everywhere, un grupo que "causa caos y alegría en la ciudad".

Así, el pasado 12 de enero, 1,200 personas se juntaron para hacer esto:



¡Viva el "No Pants Ride"! Para más de la historia, dar click aquí.

¿Y si nos les unimos acá en México para el próximo año? ¿El gobierno de izquierda que atiende nuestra ciudad nos lo permitirá, o sólo Tunick porque es rico y famoso? ¿O tal vez será que para entonces ya también se habrá Guanajuatizado el DF?

Nos hablamos en enero próximo.


Para quienes han mostrado su piel en público más allá de sus brazos y sus piernas.

Thursday, January 15, 2009

Mi memoria

Estoy preocupado por mi memoria.

Cada vez se me olvidan las cosas con mayor facilidad. Detalles perfectamente recordables ya no se quedan en mi mente como antes, como nombres de actores, partes del cuerpo, capitales del mundo. Me preocupa por dos cosas: una, mi memoria me ha ayudado muchísimo para conseguir tantas cosas que tengo ahorita. Y dos, me está causando harta angustia.

Dicen por ahí que es falta de concentración. Ps igual y sí. Espero que sea cualquier cosa menos la edad, porque de plano que ahí sí no hay remedio. Otros sugieren ejercitarla. En nada ayudan los teléfonos y demás cosas que están hechos precisamente para sustituir la memoria. ¿Y si se borran? Chale. Más angustia.

El tipo de memoria que me preocupa es la de mediano plazo, que a final de cuentas es la que más archivos tiene. La de largo plazo está bien, y la de corto plazo casi no la uso. Sin embargo, casi todo está en el mediano plazo, la de largo es más bien una memoria emocional que definitivamente domino todavía.

Por ejemplo, recuerdo que la primera chava que me bailó un privado en un teibol se llamaba Kimberly. Bueno, así se llamaba hasta que nos dio en una servilleta su teléfono para que le llamáramos. Desde ese momento, supimos que se llamaba Kinverly. Yo tenía 16 años, y el guarro de la entrada me dejó pasar porque me preguntó: "¿En qué año naciste?". En el 80. "Órale, pásale... sólo porque pensaste rápido".

El boleto de entrada a ese teibol lo pagó mi memoria. Tenía muy presente que los de 18 que jugaban basket en el club eran del 80. Ya ven, sin mi memoria no hubiera entrado a ese teibol para conocer a Kinverly. ¿Se imaginan todos esas cosas que me podría perder hoy en día, 10 años después, a mis 26??

Por eso, con mayor razón, debo cargar papel y pluma, o al menos una grabadora. No, mejor pluma y papel. ¿Y si se borra la grabadora? Con la pluma y papel podré hacer lo que hizo Haruki Murakami: el libro que acabo de terminar de leer, mi primero del 2009, "What I talk about when I talk about running". Es una memoir de sus feelings cuando corre. Resulta que al guey también se le ocurren sus mejores ideas mientras corre. Pus cómo no, si es un deleite. Aunque ahí sí hay que confiar en la memoria para que las ideas que se te ocurren no se te olviden. Porque papel y pluma mientras corres... naaaah.

¿Qué hago? ¿Qué me tomo para la memoria? ¿Acaso es irremediable? No lo creo.

Mientras, esperemos que no se me ocurra nada brillante mientras mi memoria anda fallona. O que si sucede, haya una pluma y papel cerca para anotarla. Y así me pueda hacer rico rico al inventarla. Perdón, imbentarla.


Para el Arqui, que me trajo ese bonito libro del Niu York.

Monday, January 12, 2009

Unos chupetones

Aaaaah, el chupetón. Tan presumible como ocultable. El arma blanda del amor.

Resulta que, como bien les comenté en el post anterior, mi carnal acudió este lunes a su primer día en la Ibero. Un día antes, fue por mi coche para llevárselo. Y enorme fue mi sorpresa al ver que traía colosal manchón en el hemisferio norte de su cuello, en el costado derecho. Se voltea y sí, ¿por qué no? ¡también traía otro en el lado izquierdo! Más redondo, más morado, más perfecto. Ay pinche Sub.

ChII: ¿Qué pedo cabrón? ¿qué te pasoooó?
Sub: Pus nada, unos moretones.
ChII: No chingues, ¿quién te los hizo?
Sub: Pus mi vieja, dice que para que les quede claro a las de la Ibero que tengo novia...
ChII: (Risas) (Risas) (Risas)

Tómala papá, el viejo truco del chupetón. O sea, aplicó la de Paulina Rubio: "Mío mío, ese hombre es mío". Cual perro defendió su territorio sentimental, del chupetón para acá me corresponde. Entonces, mi hermano fue a su primer día de clases en la universidad y, por supuesto, tooooodos y tooooodas le preguntaron que qué pedo.

La pregunta, lectores de u.n.i.c.o., es: ¿Se manchó o se vale?


Para los que alguna vez han sufrido para ocultar un chupetón... cuando en verdad lo quisieran presumir.

Sunday, January 11, 2009

Más de 3 mil días después

Entré a la Ibero el 8 de agosto del 2000. Eso fue hace más de 8 años. Entre tu número de cuenta y el mío hay más de 50 mil cabrones. Son 17 semestres de diferencia. Miles y miles de abonos de estacionamiento vendidos desde el 8/8/00, mismo cantidad de corajes por falta de lugar. Decenas de salones se construyeron, muchos profesores han salido, nuevas carreras se han incorporado, los precios han subido. Mucho. En Otoño 2000, entrar por un día así nomás, sin abono, costaba 10 pesos. Hoy, 35.

O sea, entre mi primer día de universidad y el tuyo, hay un chingo de diferencias.

Sin embargo, las más significativas no radican en la escuela, sino en el Briseño que se presenta. Carajo, yo era un auténtico teto. Sí, sí, muy inteligente, muy enterado, muy listito... pero lo cortés no quita lo teto. Ese lunes llegué con pantalón baggy y cinturón de vestir (no tenía otro), calcetín café, zapato-tenis del mismo color, y playera azul manga clara, cuello en v. Fajado, hazme el favor (Al siguiente lunes, repetí el look, pero ya con la playera por fuera). Elda y Toño iban conmigo, salimos 8:11 de La Casa de la Bugambilia en el Stratus Verde. Llegamos a tiempo y nos sentamos un rato en la escalera antes de entrar a Teoría de la Comunicación I con Gómez Mont. Ese día también conocí a Anaid, Yad y Fausto. Narré un gol a petición de Gómez Mont, en uno de los peores gritos de mi vida. En ese tiempo todavía era mi prioridad ser cronista de futbol. Por tele, me refiero. No hablé con mucha gente, y me regresé a las 3 con mis primos para finalizar una jornada más que intrascendente.

Maestro, tú entrarás en un escenario totalmente distinto. Tienes 20 años, dos más que yo entonces. Eso quiere decir que serás "de los grandes" de tu salón, lo cual es una gran ventaja. No seas ojete y no te aproveches (mucho) de ella. Más allá de la edad, has recorrido más vida que todos ellos, te lo aseguro. En la vestimenta, tienes mucha, pero muuucha más noción que aquel yo. Nada más llegar sin cinturón de vestir te da 100 puntos más que a mí. La ausencia de acné, otros 100. Llegarás con tu prima, pero ella no te guía, sino tú a ella. Y además, conoces a media escuela nomás por el bonus social.

En resumen, el handicap de contexto a tu favor es enorme, gigantesco. En potencia, tienes todo para sentirte muy a gusto. Y ése, mi estimado, es el verdadero problema al que te vas a enfrentar.

La tentación de la Ibero es que es una universidad disfrazada de centro social. No al revés, como muchos piensan. Es una gran escuela, pero tienes que descubrirlo, hay que quitarle la cáscara. Por afuera están los jardines, la explanada, los ladrillos, los amigos, los "amigos", las faldas, las falditas, las falditititas, el ambiente, el olor a fresita que inunda el salón a las 7 de la mañana (gracias Dios, gracias por eso en particular), la ficha en horas ahorcadas, la cafe, echarte en el pasto nomás a ver pasar gente, las risas, las miradas, el olor a durazno que inunda el salón a las 7 de la mañana (el otro era los lunes, éste es del martes), las cascaritas, las pláticas, el jueguito ése que nunca supe cómo se llamaba (el de la bolita de tela rellena de arroz, como hippiesón)... ah, y el olor a fresita que inunda el salón a las 7 de la mañana (del miércoles, es que también toca).

Aquí la cáscara no se tira, al contrario, se come todita. Y sabe muy rico. Tan rico que no querrás comerte lo de adentro. Pero eso de adentro es lo más nutritivo. Lo otro te sirve, sin duda, pero sólo para que tu piel brille y para evitar la caspa. Lo de fondo te sirve para respirar. Sin lo de adentro no vas a respirar en unos años, te lo juro. Lo de adentro no sabe tan chido, es un sabor un tanto rarón... pero cuando le agarras el gusto, es fascinante: las clases, la sabiduría encerrada en los maestros (a veces oculta), los debates, las tareas, las desveladas (que por primera vez no serán por ir a un antro), investigar para tus trabajos, quebrarte la cabeza para escribir (aunque no lo creas, tienes un talento ahí que te podría llevar por un camino que no imaginas), y un producto al que le tienes pavor pero sólo por desconocerlo, el libro.

Va el tip: cuando sientas que estás comiendo más cáscara que de lo de adentro, algo estás haciendo mal. No dejes que te gane la tentación. Te puedes comer la cáscara, siempre y cuando te comas lo de adentro.

Guey, si sigues esa máxima, podrás disfrutar el paraíso al que vas a entrar, y salir de gane. Hazme caso. Disfrútalo, disfrútalo con todo. Han pasado 3,079 días desde que yo entré, y la Ibero ya merece otro del clan B. en sus filas. Éste será muy distinto.

Aunque la verdad, en el fondo, será exactamente lo mismo.


Para mi carnal, pues desde hace unos meses y después de muchos años de intentarlo, ya nos llevamos como tal.

Friday, January 09, 2009

Advertencia sobre Seven Pounds

Véanla. Por favor, sólo véanla.

Y se limpian los mocos con la playera, como yo.

Si Seven Pounds (o Siete Almas) no les gusta, no los conmueve o les parece irrelevante, yo les pago su boleto. Neto.


Para Will Smith. El tipo keeps getting jiggy with it.

Tuesday, January 06, 2009

El destape de Campanita

Algo llamó poderosamente mi atención del periódico esta mañana. El póster de la película de Campanita:



La neta, lo primero que se me ocurre decir es: "Señorita, me da dos privados para bailar con la de Azul, ¿cómo se llama? ¿Lluvia? Bueno, dos con Lluvia. Y dígale que venga porque le quiero invitar una copa".

Chale. Saben qué es lo peor, que yo dudo mucho que haya pensado esto porque tenga una mente llena de cochambre. Bueno, la tengo, pero no es por eso. Pero creo firmemente que, intencionalmente, Disney le ha dado ese brochazo de zorrez a ese gran personaje suyo que es Campanita. Miren:

De las heroínas de las películas del emporio, Campanita es la única no-dejada. O sea, acá se pone sus moños con Wendy cuando le andan bajando a Peter Pan, y le jala el pelo, y no sé qué más. Se pone bien, pero bien punk. Su look, de antemano, tiene más escotes que cualquier otra princesa. De hecho, yo digo que se inspiraron en Olga Breeskin.

¿A poco no?

Ya ni qué decir en Hook o en la nueva versión remasterizada en persona (por cierto, chafíiiisima) de Peter Pan, ahí sí ya de plano se las da como de villana de Muchachitas.

El caso es que este personaje (que bien pudo salir de la mente de Luis de Llano) rompe completamente el molde de "Las Princesas", ese consorcio femenino que se convirtió en el renacimiento mercantil de Disney. A alguien un día se le ocurrió juntar a todas las mamis que ya tenían para ponerles la etiqueta de "Las Princesas" y así atiborrar las tiendas de productos referentes a Blancanieves, Cenicienta, Aurora, Ariel, Yasmín y otras, para vendérselos a las niñitas y aprovecharse de su pureza para hacer un gran negocio. Qué digo negocio, ¡negociazo!

¿Quién no conoce a una primita, o hija de amigo o lo que sea que no se haya disfrazado de "Princesa" para ir a una fiesta, o incluso para dominguear? Están por todos lados.

A lo que voy es que con Campanita están atacando un nuevo target. Yo no dudo que con el hambre de vender que tienen, pronto saquen un nuevo bando que rivalizará con "Las Princesas". Se llamará: "Las Perras", o "The Bitches", para ser más precisos (Dios mío qué pena con Mickey, ojalá no me esté leyendo).

¡Qué ideón! Ahora, los nenas que no se identifiquen con "Las Princesas", o bien, las que sean rechazadas de los grupos escolares populares, podrán arrejuntarse y formar su clan de "Bitches" (Yasmín de Aladino tendría una profunda crisis de pertenencia). Y así, desde chiquitas se enorgullecerían de ser cabronas, ya, bien quitadas de la pena. Digo, si ya está legitimizado por Disney, lo demás sale sobrando.

¡Cuántos accesorios! Los mini-vestidos, los perfumes de teibol, los juguetes que no son juguetes normales, en fin, ¡¡toda una gama de productos y en distintos colores y sabores!!

¿No es esto una gran idea? Ya saben. Si lo ven después por ahí, lo vieron primero en u.n.i.c.o.

Y saben qué, de todas las féminas de Disney... yo voy Campanita. ¡Vivan las Bitches!


Para quien le quede el saco. Por mí que se lo pongan.

Monday, January 05, 2009

Un poco de sabiduría para el 2009

Ya se convirtió en una costumbre pasar el Año Nuevo lejos de casa. En playa, de preferencia. Y esta vez, para agarrar ese color rojo jaiba como dice Fa, tuve chance de ir a Cancún con mi carnal HMI. El motor: romper la tendencia depresiva que le produce cumplir años el 31 de diciembre, y que todo el mundo le mande mensajitos que dicen Feliz Año Nuevo en vez de Feliz Cumpleaños (ps es que quién lo manda a ser tan inoportuno carambas).

Al calor del Caribe, el tueste dio chance a la reflexión, ésa que nunca es suficiente. Un par de días después, ya digeridas las premisas (y el alcohol), me aventuro a postear el primero del 2009 con base en otra tradición también anual.

Es bien sabido hasta la saciedad que el autor de este su blog es fanrecontrafan de la Esquire (la gringa, porque ahora pululan Esquire’s locales por todo el mundo, y como que no terminan de cuajar). Y en diciembre publican el “Meaning of Life” issue, en el que retacan sus páginas de esta gustadísima sección llamada “What I’ve Learned”, en el que diversas personalidades exponen su aprendizaje de la vida redactado en primera persona.

Pues en un rato de claridad mental, pensé que sería bueno renovar mi propio “What I’ve Learned”, que no es más que una serie de viñetas que para mí dicen mucho, y que espero que alguien le sirvan de algo.

Sin más, aquí va:

- Si alguien siempre siempre te dice que estás bien, te adula, te felicita y te admira… aléjate, no es tu amigo. Mismo caso si alguien siempre siempre te dice que estás mal, te critica, te golpea y te desprecia.

- Las personas más felices del mundo son los creadores. No hay sentimiento más satisfactor que el de crear algo: una canción, un libro, una historia, un buen post.

- Entendí bien cada conexión planteada en All the president’s men hasta la tercera vez que la vi. O bueno… eso creo.

- En el preciso instante en que se te ocurre una buena idea, escríbela, grábala, plásmala de alguna forma. Es probable que no regrese. Por eso, siempre es importante traer pluma y papel a la mano. O, en su caso, un iPhone.

- Sólo el 20 por ciento de las grandes ideas que uno tiene son ejecutadas. 

- Saber besar es tan importante como saber hablar en público, o saber elegir a tus amigos. Es la llave del cielo.

- Si le dices siempre la verdad a una mujer, tal vez te perdone, tal vez no. Si le dices una mentira y te descubre, jamás te perdonará. Tú decides.

- Una mujer despechada jamás, pero JAMÁS te perdonará. Y si crees que tú eres especial y que a ti sí te perdonó, no es cierto, te equivocas. Es sólo una pantalla para acercarse y cobrársela. No recuerdo exactamente quién me lo dijo, y es muy cierto: no cabe tanta furia en el infierno como en una mujer despechada.

- Cuando quiero comprar ropa elegante, la mejor acompañante es mi abuela. Vivió con mi abuelo 52 años.

- Es cierto eso que dicen con respecto a que uno olvida las cosas malas de una persona cuando muere. Tiene lógica, morir ya es suficiente castigo, ¿no?

- Los hombres somos muy pendejos. Entre otras cosas, porque cuando necesitamos consejos sobre mujeres, recurrimos a otro hombre.

- Es bueno… no, perdón, es necesario tener amigas mujeres. Pero amigas amigas. Una o dos, máximo. Si tienes tres o más, probablemente seas gay.

- El otro día HMI me dijo: “tú cárgalo a mi tarjeta y luego me lo pagas. Total, no te voy a dejar de ver en los siguientes… 60 años”. Caray, eso es prospectiva de amistad.

- Uno siempre sabe cuando alguien muere por ti. No te aproveches de esa situación. Algún día tú morirás por alguien.

Fin de mi "What I've learned".

Ahora, unas Bonus Quotes (Extraídos del Esquire de Diciembre):

“History is just death’s fancy signature”
Tom Junod

“We’ve come this far, lets not ruin it by thinking” (qué grande es ésta)
Clint Eastwood

“’You’re great man’. ‘Oh dude, you were so great’. ‘You’re the man’. Youll hear it all, and that’s fine. But if you start to believe it, that’s a dangerous thing”
Woody Harrelson

“You practice and you get better. It’s very simple”
Philip Glass

“It takes just as much strenght to handle the good things that happen to you as the bad”
Evander Holyfield

“It starts with Pete saying to me, Hey did you ever masturbate and you got your eyes closed and all of a sudden you cant find it?”
Bobby Farrelly

“The best way to introduce you to a new city is to go jogging”
Steve Zahn

“If you’re wondering whether your tie is too long or too short, retie”.
James, lector de Tokio


Para el grueso de los lectores de u.n.i.c.o. a los que puedo considerar, en mayor o menor medida, mis amigos.