El 'Perro' Bermúdez debe estar rankeado entre los cinco mexicanos más saludados de la historia. En los otros puestos (su)pongo al Cura Hidalgo (mira que empezar el desmadre de Independencia...), Juan Gabriel, Cuauhtémoc (el emperador, no Blanco), Alex Lora y aunque me duela, AMLO (tres saludos por una despensa).
Porque si la gente disfruta saludar, fotografiar y ser autografiados por sus ídolos, con el Perro sucede algo más. Yo no sé que tiene, pero como que es cool saludar el Perro. Y el Perro se deja querer. En algunas coberturas a las que he ido, me ha tocado ver cómo el Perro tiene imán con la gente que se le abalanza de inmediato. Pareciera que todos le pueden arrebatar un poquito de su codiciada fama con sólo tocarlo. Tal vez es el look de genio de Aladino cruzado con Hulk Hogan rapado, tal vez es el tono de voz digno de comercial de Marlboro, tal vez son los 6,098 apodos que ha puesto a futbolistas (el 87% por ciento de ellos, completamente tontos y simplones... de ahí que tengan pegue), tal vez todo lo anterior junto.
Mi relación con el Perro es de escasa a nula. La primera vez que lo vi fui a finales de los 90 en el baño del Buddah Bar, donde estaba acompañado de dos frondosas damiselas. Luego hemos coincidido alguna vez en asignaturas periodísticas, pero dudo que de mí se acuerde en particular. En cuanto a su chamba, en primera instancia siempre digo que es insoportable, pero inevitablemente termino cagándome de risa y en el peor de los casos, imitándolo. Alguna vez en la Universidad nos preguntaron cuál era la habilidad u.n.i.c.a. que teníamos, o bien, qué era lo que podíamos hacer mejor que nadie. No me acuerdo qué dije, pero hoy presumiría mi capacidad de imitar voces. No es innato, necesito practicarlo, pero con el tiempo logro mimetizarlas (después de horas de ejercicios estúpidos en mi cuarto). Y el Perro es una de mis favoritas.
Hoy, acoto, viví una de esas horas de comida en las que me reí más de lo que comí (y eso es mucho decir con dos flautas, dos quecas, dos de carnitas y un chesco). Varios temas se asomaron en la agenda pendiente con Inphi, y cuando nos ataca la simpleza, no nos suelta (varios de ustedes estaban incluidos, así que ni pregunten). Pues ya de camino al peri(ódico, no férico), en un rápido vistazo al retrovisor como a 80 metros de distancia, Inphi detectó la presencia del enemigo. Guey, aistá el Perro. No mames (siempre suelo decir eso cuando alguien detecta la presencia de un famoso o de un enemigo). No mames, sí es el Perro. A ver, frénate.
Resulta que efectivamente, montado en un Jaguar X3100FUFUFU, aistaba el Perro. Y a mí que me fascina saludar a los famosos... ¡imagínense saludar al Perro! Una vez que nos constatamos de su autenticidad (casi nos muerde), entablé la siguiente conversación de coche a coche:
- ¡Perro!
- ¿Qué pasó cómo estás?
- ¡Bien Perro!, saludos...
- Gusto en saludarte broder
- Sale, igual carnal...
Fin de la plática y que se arranca. Yo qué sé si se acordó de mí en alguna cobertura, o si me contestó por cortesía, o si me supuso uno de tantos y tantos individuos que siempre quieren tocarlo. El caso es que hoy, a las 16:02 hrs., me siento más cool después de saludarlo (sí, yo también).
Para poner punto y aparte. ¿Ya estuvo, no?
Porque si la gente disfruta saludar, fotografiar y ser autografiados por sus ídolos, con el Perro sucede algo más. Yo no sé que tiene, pero como que es cool saludar el Perro. Y el Perro se deja querer. En algunas coberturas a las que he ido, me ha tocado ver cómo el Perro tiene imán con la gente que se le abalanza de inmediato. Pareciera que todos le pueden arrebatar un poquito de su codiciada fama con sólo tocarlo. Tal vez es el look de genio de Aladino cruzado con Hulk Hogan rapado, tal vez es el tono de voz digno de comercial de Marlboro, tal vez son los 6,098 apodos que ha puesto a futbolistas (el 87% por ciento de ellos, completamente tontos y simplones... de ahí que tengan pegue), tal vez todo lo anterior junto.
Mi relación con el Perro es de escasa a nula. La primera vez que lo vi fui a finales de los 90 en el baño del Buddah Bar, donde estaba acompañado de dos frondosas damiselas. Luego hemos coincidido alguna vez en asignaturas periodísticas, pero dudo que de mí se acuerde en particular. En cuanto a su chamba, en primera instancia siempre digo que es insoportable, pero inevitablemente termino cagándome de risa y en el peor de los casos, imitándolo. Alguna vez en la Universidad nos preguntaron cuál era la habilidad u.n.i.c.a. que teníamos, o bien, qué era lo que podíamos hacer mejor que nadie. No me acuerdo qué dije, pero hoy presumiría mi capacidad de imitar voces. No es innato, necesito practicarlo, pero con el tiempo logro mimetizarlas (después de horas de ejercicios estúpidos en mi cuarto). Y el Perro es una de mis favoritas.
Hoy, acoto, viví una de esas horas de comida en las que me reí más de lo que comí (y eso es mucho decir con dos flautas, dos quecas, dos de carnitas y un chesco). Varios temas se asomaron en la agenda pendiente con Inphi, y cuando nos ataca la simpleza, no nos suelta (varios de ustedes estaban incluidos, así que ni pregunten). Pues ya de camino al peri(ódico, no férico), en un rápido vistazo al retrovisor como a 80 metros de distancia, Inphi detectó la presencia del enemigo. Guey, aistá el Perro. No mames (siempre suelo decir eso cuando alguien detecta la presencia de un famoso o de un enemigo). No mames, sí es el Perro. A ver, frénate.
Resulta que efectivamente, montado en un Jaguar X3100FUFUFU, aistaba el Perro. Y a mí que me fascina saludar a los famosos... ¡imagínense saludar al Perro! Una vez que nos constatamos de su autenticidad (casi nos muerde), entablé la siguiente conversación de coche a coche:
- ¡Perro!
- ¿Qué pasó cómo estás?
- ¡Bien Perro!, saludos...
- Gusto en saludarte broder
- Sale, igual carnal...
Fin de la plática y que se arranca. Yo qué sé si se acordó de mí en alguna cobertura, o si me contestó por cortesía, o si me supuso uno de tantos y tantos individuos que siempre quieren tocarlo. El caso es que hoy, a las 16:02 hrs., me siento más cool después de saludarlo (sí, yo también).
Para poner punto y aparte. ¿Ya estuvo, no?
9 comments:
El Chanfle tiene razón: en mucho tiempo no ha habido una hora de comida más cagada que la de hoy (¡y en lunes!). No sé si fueron los dos imanes que tengo adheridos de manera inexplicable en el techo de mi carro, pero hagan de cuenta que Mike y yo teníamos dos lagartijas en la entrepierna desde que nos fuimos a empacarle. Ya de regreso de los taqueshis "Los Güeros" (donde te dicen "éntrele jovenazo, de cuáles va a querer, hay quesadillas, flautas, tacos, maciza, buche, lengua, pastor, todo dietético, pura vitamina), las lagartijas seguían.
Ya lo del Perro es el momento catártico. el highlight de la semana (así de jodidos estamos). Desde que lo vimos por el retrovisor ya era carcajada y riesgo de embarrarme.
Y ya de tantas veces que éste lo ha imitado, hasta pienso que es el "Perro" al que le sale mal la voz. La neta hasta le ofrecí 100 chuchulucos si le gritaba de carro a carro "¡Suuuuya, suuuya!". No quiso.
Chanfle, que pena que presumas eso...
Sí me percaté que eran los Tacos de los Güeros desde que leí el menú que se chutó el buen Mike......
Pero a todo esto... par de nacos!!!, quién quiere saludar al perro??? solo ustedes me cae...
que mamaaaadora...
HMI
El perro es abominable pero que buen pedo que aspi se entretengan en lunes. Yo ni esa gracia en este día de gueva.
Saludos míos, buen amigo de Inphi.
Me los imagino perfecto diciendo estupideces toda la tarde y para rematar a Miguel asomando medio cuerpo por la ventana na más pa saludar al Perro con su cara de fan number 1.
Muchachos... son adorables
briseño: está muy cagado tu blog. LM
Naquisimo saludar a famosos.
Excelente tener sexo con famosos.
Hay excepciones: espero que nunca narres un encuentro del tercer tipo con el Perro.
Jajajajajaja... qué chistoso eres!!!!
Besos, e.
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