
No soy una persona sutil. Más bien soy torpe. O mejor dicho, bruto. Y con aderezo de pendejo.
La anterior oda a la autoestima viene a colación porque el lunes por la tarde recibí la noticia de que viajaría a Pachuca para hacer una sesión de fotos con el "Chaco" Giménez, un futbolista que metió tres goles el domingo pasado. Y para darle un twist interesante a la entrevista, a alguien se le ocurrió disfrazarlo de mago... con todo y conejo.
Ajá. Un conejo de verdad. Entonces, alrededor de las 14:30 hrs. llegó a la redacción Angelito Guevara con una caja como de cajita feliz, pero con mascota incluida. Al abrirla, encontré un tierno conejito, casi aterrorizado con el claustro que padecía, con piel blanca y ojos rojos dignos de maquillaje del Exorcista.
La primera reacción generalizada fue el tipiquísimo "aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay, qué liiiiiiiiiiiiiiiindoooooooooo". Pero una vez digerida la ternura, todos se olvidaron de que el conejo en verdad estaba vivo y que había que trasladarlo sano y salvo hasta Pachuca. Y ahí, justo ahí, apareció el inefable Inphi con sus brotes de conscienzudo para hacerme sentir como el Ecoloco combinado con el Destroyer.
"¿Ya le dieron de comer? ¿Y agua? ¿Y se lo van a llevar en la caja? ¿Cómo? A mí se me murió uno así eh..." Carajo. Sólo le faltaba exigir vales de despensa e Infonavit para el mentado conejo, a quien debido a mi coraje interno, tuve que llamar Tonto. Conejo Tonto.
Total que me salgo al jardincito de la plaza de enfrente mientras salía Guevara, y aquí es donde reconozco mi nula habilidad. Quien me conoce debe saber que soy especialista en tropiezos, caídas, derrames líquidos, chichones causados por falta de medición con los techos, quemaduras y golpecitos en codos y rodillas (¿ya saben cuáles?). Tonto es una bola de pelos que cabe en la mitad de mi mano, así que mucho control sobre él... no tenía.
Zarpamos a Pachuca y Tonto se hacía bolita en el piso del coche. Ya había tenido la experiencia de ver morir a un gallo en mi casa (sí, un gallo), así como la pena de tenerle que explicar a mi carnal de 9 años que un gallo en un jardín de casa se tenía que morir tarde o temprano. Dichos fantasmas aparecieron en el Avispón, y Guevara como si nada. "Es su naturaleza", decía el fotógrafo. Sí como no guey.
Para fortuna de todos, Tonto llegó vivísimo a la casa del "Chaco" y se comportó a la altura de las circunstancias. Chequen la edición del martes 27 de Cancha, y verán que hasta se dio el lujo de posar para la lente de Angelito. Como gran final, nuestro macabro plan incluía la fuga dejando a Tonto en menos de los niños del "Chaco" para que lo disfrutaran de lo lindo. No contábamos con la astucia de su esposa, que en pocas palabras le dijo al delantero: "Se queda el conejito o te quedas tú". Ni hablar.
Voy al Sanborn's a mandar mis notas, y ahí otra vez apareció Inphi y su pinche espíritu de Greenpeace. ¿Cómo está el conejo, ya le diste de comer? A ver cabrón, o mando tus notas o alimento conejos. Me aprovecho de la mesera y le pido un vaso de lechuga, de ésa que le ponen a las flautas. Ya de regreso, Tonto se durmió, no sin antes cagar mi coche. Llegamos a México y aún no sabíamos qué carambas hacer con él. Me dice Angelito, "en mi casa es el conejo o yo". Ay sí guey, ya es moda ¿no?.
A final de cuentas Tonto llegó al Purgatorio y pernoctó en mi regadera. Rodrigo, un amante hipócrita de los animales, me pregunta: "¿Qué es eso?". Me recordó a los pendejos pendejos. Es un ornitorrinco con alas, burro, pues qué va a ser.
Y al otro día, el acabose. Ví la publicación y Tonto me mató al lucir erguido dentro del sombrero del "Chaco". Eso, y que se contrató una abogada ambientalista que tiene influencias sobre mí, pues... fue una dupla mortal. De manera multilateral, decidí adoptar a Tonto. Y de paso, cambiarle de nombre. Ahora es Chaco antes Tonto. Válgame Dios, yo con mascota. Una vez más, que Dios nos agarre confesados.
Para Christian Giménez y la maldita hora en que decidió anotar tres veces.