Sunday, May 29, 2011

Esto de seguir a los buenos

Twitter ha logrado algo espeluznante.

Ya ni siquiera necesitas ser un completo baboso para recibir reconocimiento social: ahora, basta con ser medio baboso intentando ser alguien más, un suplantador de Lady Gaga, Laura Bozzo o Anahí, y te puedes conseguir una numerosa manada que te siga hasta el último aliento.

Por eso, cuando me dice mi compadre que Chespirito tiene Twitter lo descertifico de inmediato con el iso 9000 bromas pesaditas y dejo el tip para la mañana siguiente, cuando descubro que Roberto Gómez Bolaños abrió su cuenta en la galaxia y que en menos de un día se armó con 50 mil seguidores a sus 82 años.

Algo tiene Twitter que me hace quererlo a pesar de ser el presunto culpable de la desnutrición de muchos de los blogs que más me gustan. Es que me da la sensación de escuchar, aunque sea a veces sin derecho a réplica, a personas brillantes en su auténtico jugo.

Y qué delicia que ahora podré también escuchar a Chespirito. Su fenómeno es U.N.I.C.O. en la historia de México. Criticado por crear una comedia banal, de retrasados mentales, dicen, nada para extrañarse en un país en el que tener éxito es pecado capital.

Roberto Gómez Bolaños es un tipo con una habilidad invaluable para confexionar personajes de nuestra sociedad. El tipo interpretó los estereotipos mexicanos y los puso a la disposición de cualquier compatriota, por estúpido que éste sea, para que nos riéramos sin complicaciones ni complejos. Ése es su gran mérito.

Así, tenemos que inventó a un héroe al que la gente venera en un sinfín de episodios cotidianos a pesar de ser un cobarde para enfrentar a la delincuencia, un demagogo que se equivoca en sus frases, y que para colmo está disfrazado de rojo con el Ché en la playera. Perdón, con la Ché en la playera. Es la crítica a cualquier político de izquierda de nuestros días.

El juez de los Caquitos es el típico burócrata que se lava los manos entambando a todos. El nombre de su policía es una joya: Refugio Pasguato. Kiko es el primer mirrrey de la historia. La Bruja es la primer doña de Polanco emperifollada, a pesar de vivir en una vecindad. Ñoño es el presagio de los problemas de obesidad infantil en el país. ¿A poco no eso de ‘Síganme los buenos’ es el primer follow friday? Y los Chiflados son los primeros ciudadanos de una urbe virtual en la que todos decimos sandeces sin sentido.

Pero el mejor de sus personajes no salió en su programa semanal. Es un aguador del América, creado para una película en 1978, que no podía ser más bruto porque hubiera sido ilegal. Ilusionado porque su esposa está embarazado, El Chanfle imagina que su chavo será estrella de futbol, y que entra de cambio para anotar goles impensables (aún no nacía Messi). Al final, El Chanfle no tiene un hijo, sino una hija que ve nacer en el vestidor del Estadio Azteca, en medio del clásico entre América y Atlético Español.

A mediados de los 80, yo vivía en Matías Romero y Gabriel Mancera, justo en frente de un videoclub con una oferta fílmica más limitada que la tolerancia de Mourinho. Cada sábado, cruzaba la calle para rentar dos películas de cajón: una distinta por semana y, de rigor, la secuela El Chanfle II, la comedia de errores más idiota de la historia, plagada de juegos de palabras que me hacían (hacen) reír como imbécil.

Tanto la vi que me aprendí los parlamentos de memoria (a las pruebas me remito). Mis primos me comenzaron a decir “Chanfle” a manera de burla por esa obsesión, y yo lo adopté como apodo. Dato curioso: El Chanfle II se estrenó en 1982, año de mi nacimiento.

Jamás he cruzado palabra con Chespirito, y cada vez que se dispara el rumor de su muerte me lamento de no haberlo entrevistado, o mínimo charlado con él sobre mi admiración. Antes de que acabe este año buscaré el encuentro y lo plasmaré por acá. Le explicaré mi admiración, y le agradeceré haber hecho mi niñez más llevadera en los tiempos más difíciles. Le preguntaré sus secretos, y me tomaré una foto con él haciendo el gag del Chanfle.

ºManos atrás y adelante, suben el pantalónº ºManos a los lados, suben el pantalónº

Mientras, ya lo sigo en Twitter, que será ideal para un tipo que creó al menos 10 frases que habitan en el inconsciente colectivo del mexicano, todas en menos de 140 caracteres. Chespirito es ideal para Twitter. Seguro habrá quien lo imite, y no dudo que pronto lo involucren en uno de esos escandalitos lamentables por una frase malinterpretada o sacada de contexto. El remedio está en una de sus referencias más gloriosas:

No hagas caso Beto, lo mismo decían de mi tío Berenjeno.