Friday, February 27, 2009

Salirse

No hay cosa que más me purgue que salirme de un estadio antes de que pite el árbitro, o de un concierto en el encore (las canciones que vienen después de que el grupo se mete, las luces se apagan, y todos gritan ¡otra! ¡otra!). Mucha gente lo hace, "para ahorrar tiempo". O sea, ¿cómo? Pagaste mucho dinero para regalar una parte del mismo... ¿para ahorrar tiempo? ¿para 'ganarles' a los otros en la salida? Efectivamente hay veces en que el status del evento no cambiará. Un 4-0 sólo se podrá convertir en 4-1, y para la altura del encore, ya decidiste si un concierto te gustó o no te gustó.

Sin embargo...

Salirse de un estadio antes de que pite el árbitro, o de un concierto en el encore... es de mamadores.

+ Es como ligarte a una chava, estar con ella toda la noche, hacerla reír, bailar con ella, echarte dos shots... para luego irte así nomás, sin despedirte de ella y sin su teléfono.

+ Es como dejar plantado al medio de contención, eludir a los dos centrales, sacar al portero, tener el arco abierto... y ni siquiera tirar a gol.

+ Es como ir a buffett... y no comer postres.

+ Es como aventarte toda una carrera... y salirte al noveno semestre nomás de huevos.

+ Es como chingarte 470 páginas de un libro de 520... y no leer las que te quedan por huevón.

+ Es como ir a Nueva York... y no ir a Central Park o subirte al Empire State.

+ Es como entregar anillo, armar una boda, pagar un banquete, invitar a medio mundo... y rajarse el mero día.

+ Es como subirse a una plataforma de 10 metros... para no aventarse el clavado.

+ Es como chingarse una Tutsi Pop... sin comerse el chicle.

+ Es como comer sopa... sin empinarse el plato para último chorrito.

+ Es como comprar un Cornetto... y no comerse la puntita de chocolate.

+ Salirse de un estadio antes de que pite el árbitro, o de un concierto en el encore... es como salirse.


Para los que no se salen.

Wednesday, February 25, 2009

Amor al (correte)arte

Cuando conoces una chava (y decides "ir bien"), te vas despacito, con cautela, con mucho cuidado de no regar el tepache (¿quién habrá regado el tepache tan feo que se quedó de frase?). Vas paso a paso, acechando conforme te van dando oportunidad. Llega un momento en que adquieres cierto nivel de confianza y te lanzas, pum. Y te dan chance. PERO. Pero... si la cagas, si le dices el nombre de otra chava, si te cachan en la movida, si te pasas de listo, o si simplemente caes de su gracia, para volver al nivel de confianza en el que estabas, tienes que volver a empezar desde cero. O casi...

Bueno, pues así me pasó en el tórrido romance que sostuve en el 2008 con el atletismo. Lo probé, le di sus primeros besitos formales (los anteriores habían sido parte de un inestable cachondeo), comencé a avanzar, mejoré mi forma, fui constante en las citas, le metí pesas al asunto, y hacia final de año ya andaba al puritito tiro.

Pero llegó un pinche desgarre de isquiotibial y fui p'atrás. Atrás, atrasote. De parar un ratotote. De volver a caminar, a trotar leve, probar hasta dónde podía. Y después de una fabulosa terapia en Sport City llamada MAT, volví a la banda para prepararme para la carrera del pasado domingo.

Digamos que me fue bien. Bien a secas. Del 50:15 que es mi mejor tiempo histórico, registré un 53:25 bastante digno. Pero lo importante es que la carrera estuvo bien chida, y el dolor de caballo no hizo que me parara a llorar como nena, tal como sucedió la vez pasada (literal).

Al llegar a la meta estaba tocando Nikki Clan, lo cual me recordó un post de Tamara en el que confundió a Reyli Barba con Nikki Clan (¿?). Yo quería tomarme una foto vaciladora con Nikki Clan, que en realidad no tiene a nadie que se llame Nikki, ni mucho menos son un Clan. Pero la reina que canta está bien reina, eso que ni qué. Eso sí, no hubo ni cómo diablos acercarme.

En cambio, de regreso al coche, me encontré con muchos letreros prohibitivos en un tramo muy corto. Primero, éste en Reforma, que decidí transgredir:


Luego éste, que también decidí violar:


Y finalmente éste, pinche letrero. Calladito calladito, pero bien alburero. Que me enojo y que le doy una sopa de su propia medicina:

Qué pendejadas, ¿verdá? Pero bueno, regresando a los términos amorosos con el atletismo, digamos que le puse un buen fajecín. Estoy seguro que muy pronto haremos base (no en Reforma, porque está prohibido), y si se descuida, para seguir en términos beisboleros: palo de cuatro esquinas.


Para Joaozinho y la Rodra, con quienes acudí a este magno evento.

Tuesday, February 24, 2009

300

Nunca vi 300. De hecho, cuando salió la película, me dio una hueva inmensa.



Sin embargo, después de ver Sin City y varias ondas comiquescas-novelagrafiquescas, como que ya se me antojó. ¿Está chida?

¿A qué viene esto? Pues a que U.N.I.C.O. cumple sus 300 posts. HDPLQNC.

En Shine a Light, los Rolling Stones se burlaban de que a cada rato les preguntaban si la gira en turno iba a ser su última. Y ellos siempre se burlaban del entrevistador con una respuesta similar a... 'Yeah... this one, and a hundred mooo...'.

Así que me autoentrevisto.

¿Is this gonna be yo' last pooost?

Yeah... this one, and 300 mooooo....!!!'


Para los lectores desde el mero mero inicio (¿habrá alguno?).

Monday, February 23, 2009

10 cosas intrascendentes... pero cagantes

1. Te arreglas para un día de trabajo común y corriente, como cualquier otro. Eliges una corbata, la verde con rayitas azules. ¿Por qué? Pues porque el huevo izquierdo te indicó que lo más indicado para ese día era ponerme esa pinche corbata verde con rayitas azules. Sólo te vas a lavar los dientes antes de irte de tu casa. Y plop: el Colgatazo justo en medio de la corbata verde con rayitas azules.
¿Pasa algo? No. ¿Te despedirán por eso? No. ¿Tenías una junta importantísima y te querías lucir? No. Pero a huevo te la tienes que cambiar. Intrascendente, pero cagante.

2. Hablas con una leidi, y quedan en ir a cenar el miércoles. Órale. Y eliges ponerte el killer clothing. Oséase, el outfit matador, el 'con éste seguro cae'. Te vistes desde temprano, impecable. A la hora de que estás listo, te habla la leidi. Oyeeee, ¿tienes problema en que te la cambie para mañana?
Ptaamaaaaadr... ¿Te va a cancelar? No. Ni siquieras tienes nada que hacer el jueves y hasta es mejor por horario. Pero ya te pusiste el killer clothing y lo sudaste. Aunque sea una hora. Y crees que no lucirás igual con cualquier otra cosa. Intrascendente, pero cagante.

3. Llegas al estadio para un Cruz Azul vs. San Luis. El estadio está a nada de parecer un funeral. Hay 25 mil 598 butacas vacías. Pero llegas con tus dos boletos y hay un fulano con su vieja. Abrazados. Abrazaditos. Justo en tu lugar. Le dices que se quite... y no quiere.
Hay 700 asientos vacíos a tu alrededor, y en cualquier se ve igual de bien. Igualmente vas a ver el partido. Sin embargo, a huevo quieres tus pinches asientos, por algo los compraste ahí. Intrascendente, pero cagante.

4. Periférico a las 5 de la tarde, sol inclemente a la altura de Picacho. A vuelta de rueda. Tú estás adormilado, en la pendeja porque le cambias al radio, y un guey se te mete. Y tú trinas de coraje, le mientas la madre, la abuela, la tía y las amigas.
¿Vas a llegar más rápido a tu destino? No. ¿Vas a perder algo por ir un pinchurriento lugar más atrás en el Periférico que él? No. En realidad, da lo mismo, los dos están metidos en el mismo tráfico asqueroso. Intrascendente, pero cagante.

5. Decides que hoy es miércoles de peliculitas en casa. Y vas al Blockbuster (por cierto, ¿quién va al BB en estos días. Los tiene contados). El punto es que optas por ir por una película "viejita", de catálogo. Digamos... 'Quisiera ser grande', de Tom Hanks. Esa que pasan en el 5 a cada rato. Llegas a la caja, la abren, y ¡Plop! La película no está. El empleado te dice: "pss, la tenemos rentada jovennn".
Puedes rentar cualquier de los otros 10 mil títulos disponibles. Puedes rentar 'Quisiera ser grande' otro día. El mundo no se va a caer si no ves 'Quisiera ser grande' (con Tom Hanks) ese miserable día de hueva. Evidentemente, no. Intrascendente, pero cagante.

6. Llevas 7 años en una empresa, digamos, un periódico. Y 6 de esos 7 años le has gustado a una vieja, mmm, digamos... poco atractiva. Fea, vaya. Tú ni la pelas, no la volteas a ver, ni la fumas. Y ella muere por ti, y lo sabes por mucha gente. Pero un buen día, ella decide que tú ya no le gustas. Así, nomás, de huevos. ¿Por qué? Pues porque ya no. Y tú te enteras.
¿Ibas a llegarle? No. ¿Te ibas a aplicar? Tampoco. ¿Te la ibas a intentar llevar al río a la menor oportunidad? ¡Menos! Pero tu orgullo está herido. Intrascendente pero cagante.

7. Viene el concierto de tu grupo favorito. Es entrada general, no numerado. Y decides ir a formarte un día antes, desde las 5 de la tarde. Y en la fila, no hay nadie, en lo absoluto. Vas comiéndote un elote, y te lo acabas. Y qué hueva cargar con el olote (o sea, el hueso del elote), porque además se enfría y se chorrea la mayonesa. En lo que vas a tirarlo a la basura, llega un vivales, y se forma. Ya no eres el primero en la fila. Y el guey no quiere ceder en darte tu lugar que por despertarte más temprano te habías ganado.
¿Van a ver el concierto desde el mismo punto? Sí. Le puedes mentir igual a tus cuates de que fuiste el primero y no el segundo de la fila en el concierto de tus sueños. No hay pedo, es lo mismo. Sin embargo... Intrascendente, pero cagante.

8. Tu hermano se pone tus calcetines, la prenda menos importante en la historia de la moda. Indeseable, casi. Pero son tus calcetines favoritos. Y los trae puestos. ¿Se van a desmoronar? No. Tu hermano no tiene pies tóxicos, ni los calcetines pierden forma. Pero tú dices que te los deforma, cómo de que no. Intrascendente, pero cagante.

9. Vas en el coche, en Avenida Universidad, y un guey se te mete. Tú no lo dejas, Él te silba, tú le silbas. Parece que queda atrás, pero se te empareja. Y hacen eye-contact, y el guey te conecta divino una mentada de madre. Directito y a los ojos. Chin-ga-tu-ma-dre. Quedas petrificado. Y tú te ardes. Pero cabrón...
No te van a quitar la licencia por esa mentada. Nadie te vio, nadie se burló de tí. Nooo. Intrascendente, pero cagante.

10. Estás pleno date con una mujer que te importa cabrón. "Vas en serio", como dicen. Van caminando en un centro comercial, y de repente, te tropiezas. Ella te ve, y sonríe. No se ríe, sólo sonríe. No te caes, ni te tambaleas, ni nada. Nada más te zangoloteas horrible. Tampoco te despeinas. Pero pts... como que... grrrr, es que... aaaaaaaaagh...

INTRASCENDENTE, PERO CAGANTE.


En coautoría con Inphidelius. Para él, pues.

El dúo dinámico

¿No les digo? Estar en La Casa de la Bugambilia ha sido como meterme en el ducto general de los recuerdos. Por diferentes motivos, las memorias han florecido una tras otra para germinar nuevas ramificaciones de vivencias que sólo me provocan orgasmos neuronales.

Ahora pasó lo siguiente: abrí el clóset donde tengo mis cosas, y en una repisa inferior encontré dos joyas de los 80, dos estandartes de quienes fuimos niños clasemedieros en esa década:

Con ustedes, el Fabuloso Fred:


Recuerdo que había chingomil modalidades disponibles este aparato, y también que yo nomás le daba a la Memoria, que era apretar en orden progresivo los botones que te iba indicado el FF (es que era muy chiquito. O muy bruto). Acabo de consultar el teclado del juguetín, y también tenía: Órgano (o sea, se convertía en pianito), Atrápalo! (así, con un signo de admiración), Colores, Maq. musical, Ruleta, Velocidad, Baseball, Invasor, Submarino, Repite +1 y Clave Secreta. De todos esos, sigo acordándome sólo del de Memoria.

Yo jugaba aquí con Toño y su FF. Años después me compraron el mío y jugaba solo, pero no era tan chido ya. Había pasado de moda.

También me encontré el 2-XL:


Según dice un freak en un video de YouTube, salió al mercado de EU en 1978. Si yo lo jugaba de chavito, entonces hablamos de que al menos lo conocí en 1984, y era la novedá. Era realmente fascinante. Yo creo que, con el éxito de StarWars, se plantearon construir un R2-D2 masivo y le dieron justo al clavo.

Le ponías un casetito y te hacía preguntas que había que contestar cierto o falso. Y ya, ése era todo el chiste. Ahora, según el comercial gringo, poco le faltaba para lavar y planchar, llevar a los niños a la escuela y corregirles la tarea. Tampoco...



En los links de dicho comercial, había otras joyas como los primeros comerciales de Nintendo, con los cartuchos de los primeros Mario, Donkey Kong y Pacman, así como el Intellevision, que era como un Nintendo alternativo. Pero según yo, era más para adultos.

Oh nostalgía mía. El Fabuloso Fred y el 2-XL, maravillas de nuestros tiempos, destinadas a sobrevivir en los clósets y en YouTube. Ahora entiendo a Cri Cri cuando escribió sobre la Muñeca Fea y esas canciones horripilantes. 

Espero que el Wii no esté leyendo esto. Pero que ni se ría, que a todos nos llega...


Para quienes alguna vez tuvieron una de estas dos maravillas.

Friday, February 20, 2009

Tonight

Años pasaron para que saliera el nuevo disco de Franz Ferdinand, que según le dijeron a The Guardian, comenzó con la mismísima Outsiders, última rola del You Could Have it So Much Better.

Así, llegó Tonight. Y está bien bueno.

Ya se me cuecen las habas para que vuelvan los escoceses a México, para que en vez de ir al segundo piso del Auditorio vaya a las primeras filas y me desgañite y me desgarre el isquiotibial otra vez bailando Doyouwanna...

Si no tienen nada que hacer Tonight es la opción.


Para los curiosos: Franz Ferdinand es una excelente respuesta por si alguien se pregunta, ¿qué música pongo mientras me echo un guayabo?

Thursday, February 19, 2009

El regalo (no) prometido

La relación entre mi padre y yo comprende, básicamente, tres grandes periodos.

El primero (la novedad), en el que me inculca la lectura, hace que me interese la cultura, y teje con mi mamá un ambiente adecuado de cordialidad y placer. Luego el segundo (el caos), donde vienen los problemas económicos, las broncas con mi jefa, el nacimiento de mi hermano, y finalmente la separación definitiva de mi má. Y finalmente el tercero y debo decir vigente (la apatía), en que a veces se aparece, a veces no, a veces llama, a veces no, a veces se enorgullece, a veces tiene delirios de persecución… pero siempre, siempre es inestable.

Sin embargo, dentro de todo este embrollo, hay algo que siempre le tendré que agradecer a mi papá: que me haya sabido transmitir la afición por el futbol. 

Por cierto, me da sarna cuando escucho a alguna mujer trinar casi casi en automático después de que digo que a mis hijos les inculcaré lo más posible la cultura del futbol. Reaccionan como si estuviera diciendo que les fuera a inyectar heroína desde los 2 meses. Conmigo sucedió, y hoy ese pequeño gran detalle me da de comer.

Y es que además, los recuerdos más bonitos de mi infancia están relacionados con futbol. Todos, sin excepción alguna: las cascaritas con Toño en la cochera de la Casa de la Bugambilia, las fusiladas con mis primos Omar y Emilio Said en la casa de Pitágoras después de ver por enésima ocasión Karate Kid, las horas y horas que le invertíamos a meter un pinchurriento gol en el videojuego Goal del primer Nintendo, los encuentros en el recreo de la escuela jugando con un Frutsi relleno de Sanitas mojadas…

Claro está, las idas al Azteca junto con mis primos en el LeBaron que hablaba (Una-puerta-está-abierta). Nos íbamos por todo Periférico, con mi papá al volante, para ver los partidos del Cruz Azul en sábado, mismos que tenían entradas paupérrimas. Leíamos las alineaciones en el Esto, corríamos por toda la explanada y bajábamos las escaleras hasta llegar a la puerta 7, cuyo túnel estaba (está) de bajadita y te hacía correr más rápido.

El primer golpe visual después del túnel era el verde del pasto. Era un verde intenso, distinto. Hoy, ver de golpe el pasto del Azteca me sigue provocando la misma sensación alucinante. Recuerdo que de chavito costaba distinguir en la portería del otro lado si había caído gol o no. Sinceramente poníamos poca atención al juego en sí. Lo vacilador del asunto eran los retos y diversiones alrededor del partido mismo, como adivinar los titulares, o gritarle a Pedro Duana, al ‘Pato’ Hernández, o a Porfirio Jiménez cuando iban a cobrar un tiro de esquina y esperar a que en medio del partido nos escucharan y saludaran. O bien, cuando se metían al vestidor para el medio tiempo. Casi nunca funcionaba.

De salida, era escuchar las entrevistas en el radio para luego imitarlas con voces chistosotas. De regreso en el Periférico, había que sacar la banderola por la ventana y auxiliar al de la responsabilidad porque al acelerar se podía quebrar el palo. La parada en McDonald’s de Periférico Sur era de rigor. Siempre por el Automac, siempre quitándole los pepinillos a la hamburguesa sin queso que dejaba a un poquito más de la mitad.

Y para cerrar, corear ‘Toda la Vida’, cantada por Franco. Tres o cuatro veces, las que se pudieran.

Todos estos rituales comenzaron un 6 de mayo de 1984, cuando yo tenía 2 años 3 meses. Y el domingo pasado, mi papá me regaló el ESTO que ha conservado 25 años, en el que se publicó esa foto de equipo que hoy nadie publica, y que es prueba fehaciente de aquella efeméride.



Abajo, de izq. a der. : Nacho Flores, Gerardo Lugo padre, Sergio Rubio, Atilio Ramírez, Carlos Eloir Peruci.
Arriba, de izq. a der. : Gustavo Vargas, Marco Mendizábal, Miguel Angel Briseño, Armando Romero, una madrina, Edgardo Fuentes, Marco Trejo y Carlos Salvador Novoa.


Para MBB.

Sunday, February 15, 2009

Mi sobrino Santi

La ley de la vida dice que los fuertes mandan sobre los débiles. Esto casi siempre se traduce en que los grandes mandan sobre los jóvenes, ya sea por fuerza o sabiduría. Por lo mismo, los niños en las familias están destinados a chingarse ante los deseos y las voluntades de quienes los procrearon, o bien, de quienes tienen cierta autoridad sobre ellos.

Ante tal premisa, existe una costumbre, una especie de ley no escrita entre las familias de todo el mundo (las mexicanas suelen ejecutarla con todo rigor): los adultos pondrán a los niños a imitar a tal o cual personaje, o a performear tal o cual gracia ante un público normalmente familiar, que, sin importar si el número es bueno o malo, lo festejará el teatrito al chamaco en cuestión (Estas anécdotas avergonzarán en años posteriores al ejecutante. O servirán como material posteable).

Cabe destacar que ante esta costumbre, lo u.n.i.c.o. que no importa es si el escuincle desea hacer su gracia. Si sí, pues sirve de fogueo para su futuro. Si no, normalmente causa daños irreversibles en la personalidad del chilpayate (creo que nunca antes se había escrito la palabra 'chilpayate'), y se manifiesta en traumas, rencores y resentimientos.

Como yo tenía la gracia de un elefante de la India septentrional (no sé si haya India septentrional, pero este es mi puto post, así que se joden) para bailar, brincar, cantar o realizar cualquier destreza artística, mis "chistes" consistían en declamar las capitales del mundo, identificar las banderas de las naciones, o en cierto target muy particular, enlistar las alineaciones de los equipos del futbol mexicano.

Yo siempre he dicho que sin importar si me caso, me caso y me divorcio, me arrejunto, pimpeo, o sigo soltero por el resto de mi vida, tengo perfectamente claro que quiero tener un hijo. Pero mientras eso sucede, la mejor manera de entrenarse... es vacilar con los sobrinos.

Y aquí entra en escena mi sobrino Santiago.

Vástago de mi primo el Doctor Barrios y mi prima Lolita (no la de Kubrick), Santi se ha desarrollado con un espíritu inmensamente alegre y cotorro. Se ríe hasta porque le sirven chocomilk. Y al verlo utilizar mi Mac, entiendo a mi abuelo cuando se sorprendía al verme usar los controles del Nintendo, mientras yo decía 'pss si está refácil'.

Ahora bien, con Santi he descubierto un cambio radical en la costumbre de inculcar imitaciones artísticas en las nuevas generaciones. Yo recuerdo que mi prima Giovana bailaba Timbiriche y mi hermano contaba chistes pelados. Muy old fashioned.

Los niños de hoy... los niños de hoy imitan a los héroes de YouTube.

Entonces, tras verlo varias veces, decidí plasmar en imágenes este remix de Santi interpretando al Dios Eolo, y el hijo del papá de la Canaca. Disculpen ustedes los cambios de divisas en ciertas oraciones, la improvisación y el intempestivo cambio de personaje. A los artistas, señores y señoras, no se les cuestiona.



Para el Doctor Barrios y Lolita, en estos días difíciles. Y para Santi, que en unos años verá este video y se cagará de risa. O bien, me mentará la madre.

Saturday, February 14, 2009

Pinche trompetista

Sábado 8:25 am. Diálogo entre mi subconsciente y mi consciente (o como sea que se llamen):

Subconsciente: Yavieneama.. necieeeendo, yalaluuuz deldiaaaa nos dioooo.... Lé... van... tatede... mañana...
Consciente: No no, ni madres. No tendría por qué chingaos estarme levantando. ¿Qué pinche hora es? No maaaaams, son las 8 y media...
S: Miraqueeee yamaaaaaanecioo....
C: Pta madre... qué chingaos...

Es 14 de febrero y sobran las mentadas para la quesque festividad mamucona de San Valentín. Volver a quejarme sería refritearme. Pero... es que el pinche día nomás no me pasa, por más que lo intento.

El viernes me dormí a las 4 am. O sea, no fue el pinche desvelón de mi vida, pero habiéndote dormido a esa hora está penadísimo despertarse 8:30. Y un PINCHE trompetista, sí, PINCHE trompetista, se encargó de tocar las putas Mañanitas al pie de mi ventana. Tres veces. Tres. Y arrancando desde el Yavieeeeeeeneamaa.....

¿Por qué? ¿Por quéeeeeeeee?

Decidí entrevistarlo:



Pinche día del amor y la amistá. No, mejor dicho, el día pinche del amor y la amistá. O algo así.

Mejor les digo, yo estoy enamorado. Profundamente.



Gracias Sports Illustrated. Gracias, muchas gracias.


Para los que sí celebran San Valentín. Allá ustedes.

Thursday, February 12, 2009

Michael Jordan y otros nombres francamente espantosos

Durante una larga etapa de mis años de prepo, los forwards (foguars) fueron una parte importante de mi vida (creo que para todos). Primero fue el fenómeno éste de 'mándaselo a 10 gueyes y dale una vuelta a la manzana y tu sueño se hará realidad', y luego vinieron fotos muy cagadas, y después, ya más evolucionado el asunto, videos y demás chingaderas.

Por supuesto, llega el momento en que los foguards te tienen hasta el copete y te dan una hueva tremenda. Pero ayer me llegó uno de Nabili Vanilli, por casualidad lo abrí, y me pude cagar de la risa un ratotote. Se llamaba algo así como... "¿No te gusta tu nombre? ¡No te quejes!"

Sin mayor preámbulo:







Por si no les abre la imagen (en orden de aparición):

Elton Jhon Herrera Orozco
Bruce Lee Antonio Félix Cabrera
Colorao Castillo Reynoso
Amarillo Polanco Florián
Pelao de la Rosa Ramírez
Anafe Sánchez Rojas
Nuevecita Colón Santana
Peligroso Suero Noboa
Toshiba Fidelina Gómez Peralta
Teamo Amador Montero
Papasito Luis Yois
Chicle Faustino Faesta Fostén
Popolón Rosario Fortuna
Wachi Ledesma Pérez
Barney Francfor Francis Samuel
Juan Pablo Duarte Pérez Baez
Winston Churchill de la Cruz Mercedes
Anal Rafael Amparo Tejeda
Singuenthon González Valera
Mazda Altagracia Ramírez Pujols
Chocha Colón García
Guebin Rondón de la Cruz
Cuca Altagracia Feliz Segura
Virus Margarita Hernández Madera
Chinchin de Oleo Javier 
Michael Jordan Abreu Peña

Jaaaaaaaaaajajajajaja....

Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaajajjaja...

Chistes que aplicables para estos gueyes:

- Oye, te amo. ¿Mande?
- ¡No se vale Chicle! Ay por quéeee, yo quiero jugar...
- Ay sí tú, quién te crees... Michael Jordan... Ay no maa... ¡En serio!
- ¿Cómo quieres hacerlo, Anal? No, a mí no me gustan esas cosas.
- Nombre por favor. Winston Churchill... Jaaaaaaaaaajajajajaja (ahí no hay chiste pero es que no mames, ¡Winston Churchill! jajajajaja).

Y todos los que gusten agregar.


Para Nabil, y su oportuno correo.

Wednesday, February 11, 2009

Las piedras rodantes

Nunca he sido fan de los Rolling Stones. No sé por qué, sólo sé que no lo soy. O no lo era hasta hoy.

Fui a ver Shine a Light. Hay quien dice que es un "documental" sobre los Rolling Stones, pero tiene de documental lo que yo de supersticioso (o sea, poquito). Se trata nada más de un concierto magníficamente filmado por Martin Scorsese en el Beacon Theater. Y está de poca madre.

Insisto, es esta la opinión de un no-fan, tal vez Nacho Arreguín o alguien acá muy clavado diga 'no maaaa, está rechafa y piterísimo'. Sin embargo, creo no necesitas ser un ultra fan de un grupo para saber si viste un buen concierto o no. Además, las intervenciones de Jack White, Buddy Guy y Christina Aguilera está deliciosa. Digo, están deliciosas.

Y Martin... Martin es un campeón. Porque además de la dinámica del evento, intercala unas imágenes increíbles de la historia de la banda. El resultado, un producto disfrutable para fans, e ideal para captar nuevo mercado como su servilleta.

Mis canciones favoritas del concierto: She was hot y Connection, interpretada por Keith Richards (hay quien no detecta el color distinto del texto normal con el de links, así que para los distraídos: denle a los nombres de las canciones para ir a YouTube).

Así que si les son indiferentes los Stones, vayan vayan vayan y dejen de decir semejante patraña.


Para aflojar el espíritu un rato.

Tuesday, February 10, 2009

Teté (1971-2009)


Una mañana de sábado, Teté estaba en su habitación, y en la tele pusieron Jurassic Park. Automáticamente comenzamos a reconstruir aquella salida al cine por la tarde a los multis que estaban frente a los Viveros (hoy es un Office Max). Ella lo recordaba un poquito mejor que yo. Esa fue la vez que nos presentó a Raúl. Después de la película, nos fuimos a "El Atorón", el primer restaurante famoso por su comatodoloquepueda por 50 varos. Después de semejante aventura, regresé fascinado.

Teté y yo coincidimos en que no puedes toparte con Jurassic Park en la tele, y no terminar de verla... aunque ya te la hayas chutado 47 veces. Antes, me había contado cómo se ganó la confianza de sus jefes en el trabajo, y cómo empezó a viajar por todo el mundo cazando costos, tomando fotos y adquiriendo nuevas aficiones hindúes. Su gusto por viajar era sólo una más de las coincidencias que me unían a ella: era la prima más grande de los Briseño (yo de los Said). Era hermana mayor. Se salió de su casa para rentar a los 24. Se quemó la pestaña estudiando y trabajando sin gran recompensa inmediata (ella en la aduana, yo en el periódico).

Ambos nacimos bajo el signo de acuario. Y compartíamos la simpleza, manifestada por una risa boba. La suya era inconfundible. Se dividía en dos. La preeliminar (ajajajoajaoajoaajoa), y la explosiva (huajajajahauajajaja). Esa risa nunca se extinguió, ni siquiera en los momentos más críticos del ataque del tigre que se la devoró el lunes por la mañana.

Todos los que la adoramos, recordaremos a Teté porque hizo muchas cosas por nosotros a lo largo de nuestras vidas. Pero, por lo complicada que fue su recta final, su sello perpetuo será el de la lucha por ser feliz sin importar lo lodoso del camino. Fue una gladiadora con manos delicadas y voluntad de acero. 

La dupla que formó con Raúl a lo largo de 20 años fue fenomenal. Por más que intento, no tengo en mente a otra pareja tan pareja como la de ellos. Se balancearon. Teté le enseñó a sellar su pasaporte, y él las bondades alimenticias de la garnacha. Raúl descubrió que las pecas hechizan, y Teté que las risas enamoran. De lo trascendental a lo baboso, Raúl y Teté forjaron una alianza envidiable, más allá del vínculo hombre-mujer: la mágica unión amigo-amiga.

Mi prima vivía de la chorcha y para la chorcha. Recuerdo que la famosa anécdota de "La Niña del Pretexto" fue originada por ella. A aquella mujer le llegué en segundo de secundaria, pero me arrepentí (qué raro), y luego me pasé dos semanas de vacaciones de Semana Santa tratando de ingeniarme cómo cortarla (les digo, no es nuevo esto de mi afán por las desataduras). Teté empezó a debraiar con que le inventara que no hablaba español, o que le confesara que iba pa'sacerdote. Acto seguido, todos mis primos le siguieron el cuento.

La alberca de flores en la que nadó ayer su féretro es sólo una pequeña muestra de lo que la quisieron quienes alguna vez la conocieron. Cientos de personas acudieron a su funeral para comenzar a recordarla como era, justo como se encontraba en esa foto gigantesca con el Taj Mahal como fondo: absolutamente bella, sonriente, mística y con el alma engrandecida. 

Después de pasar un purgatorio en vida, Teté compró el life-long-ticket al paraíso. Si todo en lo creo es verdad, ella estará en paz, descansando al fin y leyendo estas líneas. A Teté será imposible olvidarla, y cada vez que nos la topemos con algún legado que dejó en la Tierra, nos detendremos a acariciarla aunque sea con la memoria.

Y no podremos dejar de verla. Igual que a Jurassic Park.


Para Raúl, con toda mi admiración.

Sunday, February 08, 2009

Domar al tigre

Hay personas que viven al filo de la navaja por voluntad propia. Gente que se la rifa nomás por adicción, por gusto, por hobbie. Y por lo que dicen, se la pasan poca madre. No sustituyen por nada del mundo la adrenalina que les hace rondar peligros de todo tipo, mientras los demás dicen, "ay, pero qué ganas...".

Por otro lado, hay otras personas que viven al filo de la navaja porque el destino, o Dios, o la fuerza suprema, o simplemente la vida los puso ahí. Gente que se la rifa porque el tigre se les plantó en frente, y ahora no se van a quitar hasta domarlo... o bien, hasta que el tigre termine por devorarlos. Pero con estas personas, queda claro que por fuerza, lucha y voluntad, no quedará.

A este segundo grupo de personas, se les admira, respeta y quiere. Y se les apoya hasta el último minuto. Aunque tengan al tigre respirándoles en la nuca.


Para Teté, y su incansable batalla por seguir adelante.

Wednesday, February 04, 2009

Sara (¿¿¿¿-2009)

Ayer me estacioné en la cuadra del Purgatorio porque fui al club a tomar mi primera clase de árabe. De regreso, planeé pasar a saludar a la tía Sara, dueña de la Fortaleza, el edificio donde estaba mi antiguo departamento. Desde lejos, su penthouse se veía extremadamente oscuro y tenebroso. Lo que nunca.

Toqué y toqué… y Sara no contestó. No había portero desde que corrió a Flocelo. Marqué su teléfono y tampoco. A los cinco minutos llegó un Grand Marquis con Elvirita, mi ex vecina. No me reconoció.

“¿Eres el ratero?”, me preguntó (Cuando Sara corrió a Flocelo, un tipo honesto y trabajador, lo acusó de robarle una joyas). No, Elvirita, soy Miguel Angel, tu vecino. “Aaaaah ya me acordé, cómo olvidarme de ti, perdóname, estoy atarantada porque murió mi hermana Sara. Venimos de dejar sus cenizas”.

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Cuando decidí salirme de Eugenia, no encontraba una renta decente. Todas por la Del Valle y Narvarte excedían mi límite de 5 mil pesos. Corrí la voz para que alguien me avisara de una ganga. Un día, mi tía Amira, hermana de mi abuela, me habló para decirme que tenía una amiga con un edificio, y que podía negociar con ella que me rentara un departamento a un buen precio. Sacó la cita, y “Mima” me dio una instrucción clara: “Déjame negociar”.

Nos abrió un conserje. Después me enteré que Sara le apodaba Weaverman… por pinche huevón (tenía toda la razón y era un gran apodo). Pidió el elevador, porque para subir al PH tenían que mandar el elevador (amo ese detalle de opulencia en los edificios) desde el piso deseado.

Cuando se abrió la puerta, ahí estaba Sara. Sarita. Chaparrita, gordita, más paisana que el kepe bola. “¿Quién es ese galán?”, fue lo primero que dijo. “Oh, estate que es mi sobrino”, replicó mi tía Amira. “Y a mí qué chingados me importa”, le regresó Sara

Como lo u.n.i.c.o. que me interesaba era que me dejara baras un departamento. Apliqué el viejo truco de la cercanía. “¡Tíaaaa!”. “Ay mi amor, claro que soy tu tía”. Desde ahí dije, ya chingué. 

Mima es una negociadora implacable y me consiguió justo el precio que quería. A Sara lo que le interesaba era contarnos sus historias. Fascinantes. Resulta que ella fue productora de cine en tiempos del “Indio”, Infante, Negrete, y demás pléyade de estrellas. Sara Matuk. Según nos contó, la única mujer en el negocio, y nadie se le resistía para hacer bisne. Algo así como la Dama de Hierro del cine mexicano. Se arrancó diciéndonos que Luis Buñuel fue testigo en su boda con un doctor muy honesto y trabajador, mexicano. Pablo Marín. Que llegó Buñuel y le dijo, “ay Sarita, qué bien te ves a tus 23”. Y que aquella le decía “Luisito, tengo 33”. “¡Caramba, pues qué bien cuidada estás!”.

Esa fue la primera de 348 veces que escuché la anécdota de Buñuel.

En resumen, le dije que mi hermano y yo llegábamos para adquirir independencia, y que la íbamos a respetar mucho. Ella, desde el principio, nos trató poca madre y nos dijo que nos iba a consentir (a su manera). Lo hizo. Aseguró que le íbamos a dar vida al edificio, que en ese momento sólo tenía ocupado los dos departamentos de sus hermanas, y uno más por una familia que llevaba los siglos. Tras nuestra llegada, rentó todos los departamentos.

Nos dejó el u.n.i.c.o. lugar fijo de estacionamiento del edifico para que nadie nos molestara. Ni ella, vaya. Su Cutlass rojo y su Sable gris tenían que ser movidos por el Weaver para que no nos molestaran. Cuando corrió al Weaver por Weaver, Flocelo (sí, Flocelo) se encargó de esa tarea.

Cada mes tenía que subir con mi renta y con un recibo para que me firmara de aceptado. Ella desde el día 1 (3 de marzo de 2007) me dijo que me daría un contrato para que lo firmara y así ella estuviera segura (nunca lo hizo). 

Cada vez que subía, se encargaba de contarme la anécdota de Buñuel, y una que otra nueva. Que tocaba la guitarra, que bailaba tablao. Que llegó virgen al matrimonio. Que no pudo tener hijos biológicos y que tuvo que ir a San Antonio para adoptar a Pablito. Que Pablito estudió a Harvard y que trabajó en la Ford para “relaciones estratégicas”, y que la Nissan se lo llevó por chingón.

Conforme pasaban las rentas, fui dándome cuenta de que era completamente infeliz. Hablaba maravillas de su hijo y de su nieta, como si se llevara con ellos. Luego supe que se peleó durísimo con él porque se casó con una chica que no era de su agrado, y a la que Sara le hizo groserías que provocaron que jamás volviera a ver a su nieta. De a tiro por viaje me presumía las mismas fotos de la nena.

También me enteré después que estaba peleada con sus hermanas. El motivo lo ignoro. Igualmente, siempre mentaba madres porque su sobrino le quitó la herencia de su hermano Halim. Y de tal o cual vecino por tal o cual pendejada.

O sea, estaba peleada con todos. Y sólo a nosotros nos quería.

Cuando murió mi abuelo fue muy imprudente en la misa, pues en vez de ofrecer condolencias o lo que sea, se empezó quejar de que le dolían los ojos. Me dieron ganas de… bueno, me enojó mucho.

Un día le avisé que mi hermano ya no viviría en el departamento. Y, coincidencia o no, comenzó a sentirse más triste. Ya no se arreglaba para nada, ni salía tampoco. Peleada con su hijo, sus hermanas, su portero y el mundo entero, Sara no tenía para dónde hacerse. Me pidió que le imprimiera el texto de mi abuelo, y que se lo dedicara. Lo hice. Yo creo que fue su manera de decirme que cuando muriera quería el suyo.

Desde que viví solo, ella sólo se fue en picada. Un día me dijo que desayunó bien (unas campechanas). Me prestó el libro de Thoreau de entre cientos y cientos que le había dejado su esposo.

El día que le dije que me iba me tuve que armar de mucho valor. Sabía que iba a llorar, pero yo no podía doblar, debía seguir bromeando con ella, siendo franco, siendo sincero y escuchándola, como siempre lo hice. Era el único que lo hacía. Me pidió que no me fuera del edificio, que me dejaba quedarme sin pagar renta, que era como su hijo y que me quería como tal. Yo le creía, y me dolía dejarla, pero no podía quedarme ya.

Le di muchos besos y le dije que nunca podría agradecerle lo mucho que me ayudó al alojarme en el Purgatorio con tal precio y todos mis privilegios. Bajé por el elevador y no regresé. Nunca hablé más con ella.

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Entre los que estaban en el edificio cuando llegué, me explicaron que murió en su cama, y que la encontraron un día después de muerta, probablemente por un derrame cerebral.

Esa es la razón biológica. Pero ella no se murió de eso. Se murió de tristeza, de depresión, de soledad. Se murió borracha de melancolía sin tomar una gota de alcohol, porque la friega derivada de la muerte de su esposo, siete años atrás, le dejó una cruda incurable. Nunca se pudo reponer. Nunca quiso reponerse.

La conocí malhumorada (nunca conmigo), malhablada, y mal arreglada. Pero me hubiera gustado conocerla antes, con su esposo viviendo. O muy de joven, cuando era productora. Debió ser una campeona, me queda claro.

Nunca me ha cabido la menor duda de que soy un tipo afortunado, afortunadísimo. Dios me manda la gente exacta para ayudarme cuando y como lo necesito. Lo hizo con mi abuelo, y lo hizo nuevamente con Sara. Cómo negar la evidencia de que me la mandaron desde arriba, si se murió el 2 de febrero de 2009.

Se murió en mi cumpleaños.


Para Sarita, que hoy estará en el cielo, finalmente con su esposo al que extrañó tanto.

Tuesday, February 03, 2009

Acapulco como tradición

Listo, ya vine.

Por segundo año consecutivo me fui para los Acapulcos a festejar mis cumpleaños, y que se me hace que ya lo instituiré como tradición. Algo tiene ese lugar. Es el destino para el chilango, creado por el chilango. O sea, es como una sucursal de la Ciudá, pero con playa. Igual es caro, igual es chido, igual te tienes que cuidar para que no te transen, igual es sucio, y básicamente ves a la gente que acostumbras ver en el DF, pero con menos ropa.

Esta vez fue una invitación a cargo de mis primos Farid y David, la versión moderna, fresa y peluda de Los Dinamita. Unos amores de muchachos. Son tan lindos, que se preocuparon de prepararme un pastel para el día de mi cumpleaños. Qué repostería de mi tía ni que ocho cuartos. El pastel "Dolores" de mis primos es lo de hoy.

(Noten el detalle de la velita "Flama", que en su nueva modalidad duran 10 segundos, ¡2 segundos más de diversión y para que cantes Las Mañanitas a gusto..! Aunque tampoco tan lento porque el cerillo se apaga).

Acapulco es lo mismo de siempre, pero también evoluciona. En esta ocasión descubrimos que este asunto de "Vivir Mejor" ya se extendió incluso a los lugares donde la gente crudea de lo lindo. Sí, sí, ahora en Revolcadero ya no sólo te manejan elparachutelabananalamotoacuática, sino que de repente escuchas la promoción: "¡Presión arteriaaaal, se mide la presión arteriaaaal!"...

Ah chingá. 

Una señora con filipina (qué término, Dios mío) se va paseando de carpa en carpa para ver a quién le remuerde la consciencia y decide poner fin a sus días de briago para darle paso a una vida saludable. Carlitos lo intentó:

Diálogo antes de esta foto:

Carlitos: Señora, ¿me mide la presión arterial?
Señora con filipina: Sí hijo, a ver, deja tu cigarro.
C: No.
SCF: ¿No?
C: Bueno, a ver... deténganmelo.

Y así, está bien cotorro. Pero nada tan cotorro como lo que pude ver cuando entré a un Oxxo a comprar el Coppertone. Miren nada más la devoción de un pueblo para con su hijo pródigo, que curiosamente, festejó su aniversario un día antes que yo. Esta es la sección de espectáculos del Sol de Acapulco:

Roberto Palazuelos, Acapulco se rinde a tus pies.


Pus cómo no, ese muchacho es una estrella. Él invierte en Tulum, muy lejos de Acapulco. Mientras, acá lo adoran (Cualquier parecido entre mi color de los próximos días, y el del "Diamante Negro", es pura coincidencia).

En fin. Otra vez me la pasé poca madre en mi cumpleaños. Hoy faltan 364 días para el que sigue. Ya me quiero ir.


Para todas las personas que me felicitaron en persona, vía telefónica, mensajito de texto, mensaje de voz, comentario en u.n.i.c.o. y comentario en Facebook. Gracias, hartas gracias. Y en especial a Ximena por la invitación al tiatro.